Otro punto de vista del
Ayuntamiento de Alicante, nunca mejor dicho. A menudo cuando retratamos su
fachada, lo hacemos casi siempre en la perspectiva de fotografiar el escudo de
la ciudad, la torre del reloj y el castillo Santa Bárbara al fondo de la foto.
Así, nos olvidamos de la imagen contraria, que también tiene su encanto, fotografiando
al Ayuntamiento con las dos torres.
Al mirar al Ayuntamiento, me
viene a la memoria su planificación, proyecto y ejecución de obra para su
construcción. ¿Le pica la curiosidad? Acompáñeme en este breve recorrido de la
historia de este emblemático edificio y alguna de sus curiosidades.
El edificio es un palacio de
estilo barroco del s. XVIII. Vicente Soler redactó el proyecto en 1699. Las
obras se iniciaron y concluyeron entre 1701 y 1780, nada menos. Tiene dos
torres a los extremos y tres plantas que se rematan con una balaustrada. Destacan
las columnas salomónicas de su puerta principal. Estas son lo más barroco del
edificio en el que no hay exceso en la decoración, con un equilibrio en los componentes
arquitectónicos de su fachada que recuerdan al neoclasicismo.
El Ayuntamiento se encuentra en
uno de los lados de su plaza porticada interrumpida por una carretera que la
cruza cerca de su fachada principal. Bien podría cortarse al tráfico y la plaza
sólo tendría el paso de los peatones (y vehículos de emergencia en su caso).
Ganaría el entorno y el peatón. Dos arcos se abren en la fachada y la
atraviesan dos túneles bajo sus torres, uno da a la calle Mayor, el otro a la
coqueta plaza de Santa Faz (llamada antiguamente plaza de la Fruta). La fachada
trasera es segundaria.
En el primer piso se resalta la horizontalidad
con un balcón corrido y la distribución de huecos en una fachada que mide 49
metros de longitud.
Multitud de curiosidades
guardan sus muros. Seguidamente le cuento algunos de ellas. Hay un gran zaguán en
la planta baja de la entrada principal desde donde parte la escalera que asciende
a los pisos superiores. En el pilar donde se inicia la barandilla de esta
escalera está la “cota cero”, punto de referencia con el que se midió la altura
sobre el nivel del mar para toda España. Junto a la barandilla de la escalera,
antes de subirla, hay una esbelta y dorada escultura de San Juan Bautista realizada
por Salvador Dalí, genial artista surrealista.
En la escalera, antes de
llegar al primer piso, hay un enorme mural que el afamado pintor alicantino Gastón
Castelló realizó en 1947 en el que reproduce tres señas de identidad de Alicante.
Vea. Es un tríptico con tres imágenes de contenido distinto, pintado con
colores cálidos y figuras estilizadas propias del particular estilo de Castelló.
El del centro y principal recoge la construcción de este edificio. En una de
sus escenas, se ve cómo un cantero esculpe una de las columnas salomónicas de
la puerta principal. En la escena principal vemos que la torre del reloj ya
está construida y está en construcción la otra desde sus precarios andamios. Vemos
cómo unos trabajan y otros miran, ¿le suena? En el lienzo del lado izquierdo (viendo
el tríptico de frente) vemos una imagen costumbrista de la huerta que tuvo
Alicante y sus protagonistas, destacando las tierras de interior de esta ciudad
costera. Un agricultor azada al hombro, y dos mujeres, una con un cántaro sobre
su cabeza, la otra portando frutos de la tierra. Un almendro en flor y, al fondo,
el Puig Campana. En el del lado derecho, se ve el Raval Roig, que fue barrio de
pescadores. Sus artes de pesca, sus capturas de peces, … Un hombre con un remo
junto a su barca, una mujer cosiendo sus redes, un chico mira atento aprendiendo
el oficio. La playa del Postiguet y el mar, donde un velero de altos mástiles,
las velas hinchadas por el viento, inicia su travesía allende los mares.
De las plantas superiores,
destaca el primer piso. Una gran recepción da entrada a las diferentes
dependencias. En el hay una maqueta con el proyecto del Palacio de Congresos que
se quiso construir en el barrio de la Sangueta. Un proyecto de los muchos que
ha tenido la ciudad desde hace varias décadas. Ahora gana adeptos ubicarlo en
el puerto de Alicante, un ambicioso proyecto para la ciudad.
Es muy llamativo el salón
donde están los cuadros que representan a los alcaldes de la ciudad, sencillo
homenaje por su labor al servicio del ciudadano alicantino. Destaca entre todo,
el Salón Azul, que fue Cámara Real durante la visita que la reina Isabel II
hizo a Alicante con motivo de la inauguración de la línea férrea Alicante –
Madrid el 25 de mayo de 1958, de las primeras que tuvo España. Desde este se
accede a una pequeña capilla presidida por una imagen de la Inmaculada del escultor
Lucas Espinós. En ella se puede celebrar misa gracias a una bula pontificia de
Pio VI en 1775. Un poco más adelante, se accede al Salón de Plenos, donde los
representantes de la ciudad, alcalde y concejales, debaten sobre el acontecer
cotidiano de los alicantinos.
Durante la guerra civil
española, en 1937 se proyecta en el edificio un refugio antiaéreo de tipo losa
de hormigón (refugio nº 64). En los años 1988 a 1990 se recogió el Corpus de
Graffitii del Término Municipal de Alicante, documentándose los del edificio
del Ayuntamiento.
La plaza del Ayuntamiento es la representación viva de la ciudad. Por ella pasan a diario alicantinos y visitantes de toda condición, en ella se realizan todo tipo de actos sociales y populares organizados y espontáneos, es donde se instala y se quema la Hoguera Oficial de las fiestas mayores de la ciudad: las Hogueras de San Juan, y es un sitio ideal para un alto en el camino en uno de sus bancos o desde una de sus terrazas de bares y restaurantes. Sentado, el tiempo parece que se detiene un instante durante unos minutos de sosiego admirando uno de los edificios más emblemáticos de la capital alicantina.
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