viernes, 15 de marzo de 2019

U-Boot nazi en Alicante



Una de las mejores películas de submarinos de la II Guerra Mundial es la titulada “Das Boot. El Submarino” del Director Wolfgang Petersen, adaptación del libro “Das Boot” del escritor Lothar-Gunther Buchheim, en el que narra su experiencia como corresponsal de guerra en un submarino alemán. La película se estrenó con notable éxito en 1981 en Alemania y un año después en EEUU. Fue nominada a 6 Oscars, entre ellos el de mejor guión adaptado y el de mejor Director. Cuenta el periplo de la tripulación del submarino alemán U-96 al final de esa guerra ante el incierto devenir de la contienda, con un reportero y corresponsal de guerra a bordo que ve el acontecer cotidiano de este singular buque de guerra y de cómo funciona la camaradería entre la tripulación. La misión de este submarino es el bloqueo y hundimiento de buques aliados de guerra y mercantes que surcan el Atlántico para llevar suministros al Reino Unido, posteriormente han de cruzar el canal de Gibraltar para hacer misiones en el Mediterráneo. Recientemente se ha adaptado esa película a una serie de televisión, dirigido por Andress Prochaska, que se esta emitiendo a través del canal AMC. En esta ocasión la historia se desarrolla en tierra y en el mar con el submarino U-612, en ambientes totalmente distintos en donde la vida está siempre en juego y en manos de terceros. En ambos filmes el puerto base es el de La Rochelle.

Mirando esta serie de televisión me pregunto qué papel jugaron estos  buques de guerra en las costas mediterráneas, en nuestro entorno y en el puerto de Alicante, teniendo en cuenta que España era neutral en esa guerra y que los submarinos de la Alemania nazi surcaron y dejaron huella en nuestras costas. Y hay historias, vaya si las hay, algunas aún bajo un secretismo sospechoso de lo que pudo haber o sigue habiendo a bordo porque algunos de ellos están sumergidos en nuestras aguas.

Incluso antes de iniciarse la II Guerra Mundial la Marina alemana recorría las costas y puertos españoles. Así, el 3 de septiembre de 1936 llegó un buque de guerra alemán que atracó en el puerto de Alicante en plena Guerra Civil española. Necesitaban hacer unas “reparaciones”. Curiosos e indignados se acercaron al puerto y recibieron puño en alto a la tripulación que bajó a tierra. Hay fotos en blanco y negro que dan fe de este acontecimiento. En ellas se ve una bandera nazi a popa del chinchorro del buque recortándose sobre la multitud republicana que los recibió desde el embarcadero de la Reina. Desfilaron en formación hasta el Consulado alemán en Alicante. Muchas fueron las especulaciones del por qué de este desembarco. Para algunos fue una provocación que no llegó a mayores porque las autoridades locales lo impidieron. Los alemanes se aprovecharon del Pacto de no agresión aprobado por 27 Estados europeos en agosto de 1936. Se especuló que este buque iba acompañado de un submarino alemán que lo esperaba sumergido aguas adentro hasta que zarparán de nuevo a rumbo desconocido, como ese que dio amparo y cobertura al después frustrado rescate de José Antonio Primo de Rivera, preso en la prisión de Alicante, por falangistas venidos con ese fin principalmente de la Vega Baja del Segura. Este submarino se ocultó tras la isla de Tabarca en sus salidas nocturnas a la superficie para no ser visto desde la costa. Este episodio lo menciona el escritor Arturo Pérez Reverte en su novela “Falcó” relatando de forma novelada este capítulo de la memoria histórica de Alicante.

Hubo otros submarinos de la Marina alemana por la costa levantina durante la II Guerra Mundial con triste final por las toneladas torpedeadas y vidas humanas perdidas por ambos bandos. Algunos se quedaron para siempre en nuestras costas. El U-573 inició su travesía inaugural en 1941 hundiendo un buque de más de cinco mil toneladas. Patrullando el Mediterráneo entre la península Ibérica y Argel fue atacado el 29 de abril de 1942 con cargas de profundidad por un bombardero de la RAF, con base en Gibraltar, produciendo serios daños en el submarino por lo que puso rumbo a Cartagena para ser reparado. Pero lo que ocurrió es que fue retenido porque la Armada española estaba construyendo una flotilla de submarinos con sus mismas características y les venía muy bien tener uno en activo después de sus oportunas reparaciones. En agosto de 1942 la Armada española lo compró a la Reichmarks y le puso el nombre de G-7, posteriormente el de S-01 a partir de 1961. Por otro lado, el U-77 fue bombardeado por dos aviones ingleses de la RAF el 28 de marzo de 1943 y hundido a 9 millas de Calpe. Hubo 9 supervivientes rescatados por el barco pesquero de nombre Peñón de Ifach, de Calpe. Los demás supervivientes se ahogaron en las frías aguas de esta bahía. Se ha especulado mucho sobre lo que este submarino pudo llevar a bordo y quedar sumergido para siempre. Varias son las entidades que se han propuesto contar su historia. Buceadores de la Fundación Greenwich - dedicada a la investigación subacuática con fines científicos, históricos y culturales - encontraron a mediados de diciembre de 2011 este submarino sumergido después de varios intentos y fotografiaron su casco. Años después, Fernando Navarrete, realizador y consejero de RTVE, grabó en junio de 2018 imágenes de este pecio para un reportaje, esta vez con apoyo de un buque de la Armada española. Antes de hundirse el U-77 había atacado y hundido a 16 barcos con un total de casi cuarenta mil toneladas de registro bruto y había averiando gravemente a otros 4 barcos.. A su vez, también fue bombardeado por la aviación inglesa el U-755 el 28  de mayo de 1943 y hundido entre Valencia y las Columbretes, según miembros de la US Naval Institute. Su misión era evitar el suministro de armas y provisiones al ejército británico que combatía contra el Afrika Korps de Rommel en el Norte de África. Sobrevivieron 9 tripulantes rescatados por barcos pesqueros de Mallorca. Hay otros submarinos hundidos en el Cabo de Palos y en las cercanías de Cartagena.

El submarino es un arma de indudable persuasión, vigilancia y destrucción. En sus interesantes Memorias, Karl Donitz - Almirante y Comandante del Arma Submarina de la Marina Alemana de Guerra y sucesor de Hitler como Jefe del III Reich - narra unas cifras impresionantes: los submarinos alemanes hundieron con torpedo, artillería y minas durante la II Guerra Mundial a 2.779 barcos con un total de más de 14 millones de toneladas; entre ellos 148 buques de guerra aliados. En el Mar Mediterráneo hundieron a 133 barcos con un total de más de medio millón de toneladas. Escalofriantes son también los datos contrarios: de los 1.100 submarinos alemanes fueron hundidos 800 y 40.000 tripulantes de un total de 50.000 nunca volvieron a casa. Las locuras se pagan con un alto precio.

Películas y novelas narran estos hechos con detalle y anécdotas de todo tipo. Sin embargo, la realidad siempre supera a la ficción.


Este artículo ha sido publicado con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Press.

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