Toda ilusión es buena con los preparativos de un día de regata. El ambiente del Club de Regatas es extraordinario con un ir y venir de personas preparando aparejos y velas. La reunión de patrones, la travesía marcada, el parte, las tripulaciones, ... Mucha actividad con los preparativos de la regata.
La bocana del puerto de llena de embarcaciones: de motor con los jueces, de vela con los participantes. Los primeros vientos al salir a la bahía altera la inquietud de la espera antes de iniciarse la regata.
Formar parte de la tripulación de una regata es como formar parte de una empresa. La ambición del triunfo hace que las dotes de liderazgo del patrón dirijan las maniobras del velero con precisión. No se pueden cometer errores. El equipo tiene que funcionar cohesionado, realizando cada uno su función y colaborando con su compañero cuando su tarea no es individual. La competitividad tiene que respetar las reglas de la regata. Las buenas prácticas marinas y la deportividad se dan la mano en estas travesías. Cuando se inicia la regata todo lo dicho se pone en marcha.
En la salida todos los veleros parten más ó menos juntos. Con el viento existente, el patrón empieza a iniciar su estrategia en el campo de regatas. De través, de ceñida, haciendo bordos, los veleros se van posicionando en la regata. La rivalidad está a flor de piel. Muchas son las ganas de conseguir el triunfo. Pero no siempre las maniobras salen como uno quiere, no siempre el viento es constante, por lo que las oportunidades no son iguales para todas las embarcaciones. Cuando la adversidad se presenta, cuando cae el viento, cuando una maniobra se realiza con más lentitud de la deseada, cuando un velero se desmarca de sus competidores, es bueno recordar aquello que dijo Napoleón de que "el triunfo no consiste en vencer siempre, sino en no desanimarse nunca".
Y aunque la ambición por ganar siempre está presente, siempre cabe el consuelo de aquello que lo importante es participar.
Hoy (por el sábado 11 y el domingo 12 de mayo de 2013) he podido disfrutar con la tripulación del Peggy en el Trofeo Centenario organizado por el Real Club de Regatas de Alicante. Una gran experiencia, una verdadera escuela de navegación y de la vida.
La bocana del puerto de llena de embarcaciones: de motor con los jueces, de vela con los participantes. Los primeros vientos al salir a la bahía altera la inquietud de la espera antes de iniciarse la regata.
Formar parte de la tripulación de una regata es como formar parte de una empresa. La ambición del triunfo hace que las dotes de liderazgo del patrón dirijan las maniobras del velero con precisión. No se pueden cometer errores. El equipo tiene que funcionar cohesionado, realizando cada uno su función y colaborando con su compañero cuando su tarea no es individual. La competitividad tiene que respetar las reglas de la regata. Las buenas prácticas marinas y la deportividad se dan la mano en estas travesías. Cuando se inicia la regata todo lo dicho se pone en marcha.
En la salida todos los veleros parten más ó menos juntos. Con el viento existente, el patrón empieza a iniciar su estrategia en el campo de regatas. De través, de ceñida, haciendo bordos, los veleros se van posicionando en la regata. La rivalidad está a flor de piel. Muchas son las ganas de conseguir el triunfo. Pero no siempre las maniobras salen como uno quiere, no siempre el viento es constante, por lo que las oportunidades no son iguales para todas las embarcaciones. Cuando la adversidad se presenta, cuando cae el viento, cuando una maniobra se realiza con más lentitud de la deseada, cuando un velero se desmarca de sus competidores, es bueno recordar aquello que dijo Napoleón de que "el triunfo no consiste en vencer siempre, sino en no desanimarse nunca".
Y aunque la ambición por ganar siempre está presente, siempre cabe el consuelo de aquello que lo importante es participar.
Hoy (por el sábado 11 y el domingo 12 de mayo de 2013) he podido disfrutar con la tripulación del Peggy en el Trofeo Centenario organizado por el Real Club de Regatas de Alicante. Una gran experiencia, una verdadera escuela de navegación y de la vida.
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