domingo, 15 de septiembre de 2024

La vidriera culé de Santa María del Mar

 


Santa María del Mar es una iglesia muy bella, más por dentro que por fuera. Le sorprenderá. Alta, esbelta, luminosa, cerca del mar, de ahí su nombre, aunque el urbanismo la ha ocultado con el paso del tiempo dejándola - además - en un tercer plano detrás de la popularidad de la catedral de Barcelona y de la basílica de la Sagrada Familia de Gaudí.


Ninguno de estos templos cristianos desmerece al otro, pero el protagonismo de Santa María del Mar y su fama ya es otro. Aunque hoy es el centro de todas nuestras miradas en este artículo, verá que lo merece. También lo fue de la novela de Ildefonso Falcones con el título “La catedral del mar” y de una serie televisiva del mismo nombre a través de Netflix. También la menciona Carlos Ruiz Zafón en su novela “El juego del ángel”.


Permita unos datos sobre esta iglesia, que le invito a visitar si viaja a Barcelona. Se construyó en el siglo XIV, entre 1329 y 1384. Durante esos años se consiguió una armonía arquitectónica extraordinaria. Su estilo es gótico catalán y su arquitecto fue Berenguer Montagut. Se levanta en un extremo del Paseo del Born.


A diferencia de la catedral – se edificó más o menos en la misma época – que representaba a la monarquía, a la nobleza y al alto clero (los tres poderes de entonces), Santa María del Mar la construyeron y la pagaron los trabajadores de la zona del puerto y de la Ribera, unos con dinero, otros con su trabajo. Así, los que descargaban las mercancías en el muelle, llamados galafates de la Ribera o bastaixos, eran los que cargaban las piedras que iban destinadas a la iglesia llevadas desde la cantera real de Montjuic o desde la propia orilla de la playa donde era bajadas a tierra desde barcos que la traían de otros lugares.


Tiene tres naves, casi a la misma altura, con altísimas columnas, y ventanas con vidrieras. Destacan la de la Ascensión en la capilla de Santa María, la del Lavatorio en la capilla de San Rafael y la del Rosetón. Esta última se reconstruyó a mitad del siglo XV porque sufrió daños durante el terremoto de 1428.


No me olvido de la vidriera culé, Aunque parezca broma porque la iglesia se construyó mucho antes de que existiera el CF Barcelona. Ahora se lo explico, mencionando antes que al principio de la guerra civil española unos milicianos republicanos entraron en la iglesia con malas intenciones. Se lo pueden imaginar, no sólo pasó en Barcelona, sino también en muchos otros lugares en zona republicana. Pretendían quemar la iglesia, y casi lo consiguen, el incendio duró 11 días. Precisamente este templo que fue construido por el pueblo y para el pueblo. No entiendo esa manía con la iglesia católica por parte de la ultraizquierda cuando Jesucristo fue un revolucionario con un mensaje de paz y de amor al prójimo que nada tiene que ver con quemar iglesias. Pero deje que no me desvíe del tema.


Después del estropicio que hicieron en esta iglesia esos mercenarios republicanos, terminada la guerra había que reconstruirla. Los daños totales se valoraron en 20 millones de pesetas. Todavía se ven huellas del fuego en techo y paredes. La sociedad barcelonesa se movilizó para esta restauración. Uno de los mecenas que aportó su dinero en esta acción en los años 60 del siglo pasado se empeñó y consiguió que el escudo del Barça estuviera en una de las vidrieras. Eso es afición y lo demás son tonterías. Este mecenas fue la directiva del propio CF Barcelona que aportó 100.000 pesetas para reconstruir esta vidriera que sufrió las consecuencias del incendio mencionado. El diseño es de Pera Cánovas Aparicio.


Raro es, pero el clero lo aceptó. Quizá pensó que ahí arriba nadie lo iba a ver. Pero sí se ve. Y se cuenta. Si quiere encontrarla, mire hacia arriba, en el segundo piso de vidrieras, a la izquierda, según se mira hacia el altar.


Y hoy es protagonista de este escrito, uno de otros donde le voy a contar curiosidades de España, que hay muchas por ser un gran país con tanta historia y arte que compartir con todo aquél que quiera disfrutarlo.

 

Este artículo lo publiqué con anterioridad en mi atril de opinión del periódico El Consistorio Digital  con el título "¿Una vidriera culé en Santa María del Mar?" el 2 de agosto de 2024

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