Por el casco urbano de
Alicante. En lo que fue plaza de las horcas, junto donde estuvo el torreón de
San Bartolomé, extramuros de las murallas que cerraban la ciudad antigua a la
orilla de lo que hoy conocemos como la Rambla de Méndez Núñez, colindante a lo
que fue la Puerta de Murcia ó de Orihuela por nacer el
camino que marchaba en esas direcciones, que también se llamó plaza de Fernando
VII ó de la Constitución ó del General Franco. Hoy su nombre es Portal de
Elche.
Tantos nombres vistieron la
plaza de muchos contenidos. En 1869 D. Eleuterio Maisonave plantó en su centro
lo que llamó el árbol de la Libertad. En 1881 D. José Carlos de Aguilera,
marqués de Benalúa, instaló una fuente en su centro para traer las aguas de La
Alcoraya. Hubo kioskos de prensa en sus ángulos. Muchos años después se instaló en su centro
la escultura “La Estrella” de Eusebio Sempere que, posteriormente, se trasladó
a la plaza de La Estrella junto a El Corte Inglés de la Avenida de Maisonave. Finalmente
su centro fue ocupado por un kiosko copiado de otro que se construyó en esta
plaza y en su interior se instaló una oficina de turismo. Pero no fue este su
último destino porque hoy el kiosko es la sede de un bar cafetería rodeado de
enormes y centenarios ficus.
En este rincón alicantino
bien merece una parada para recuperarse del paseo urbano, de los calores del
verano ó de los fríos de enero. Un lugar idóneo para la tertulia y el sosiego
con un refresco en una mano y la imaginación y la palabra en la otra. Un sitio
donde dejar correr el tiempo entre el recuerdo de lo que fue y ha sido esta
plaza, de lo que es hoy y quizá siga siendo mañana.
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