Navegando por la bahía de
Alicante el día de los Santos Inocentes, el 28 de diciembre de 2013.
La tradición católica y el
Evangelio de San Mateo (2, 16) cuenta que cuando reinaba Herodes en Judea se
enteró que unos magos de Oriente, los Reyes Magos, se dirigieron a Belén a
adorar al Mesías guiados por una estrella muy luminosa. Herodes, por el temor
de perder su trono y al desconocer quién era Jesús mandó asesinar a todos los
niños menores de dos años, sin conseguir matar a Jesús. Todos aquellos niños inocentes de
la tiranía de Herodes son recordados todos los años el 28 de diciembre, son los
Santos Inocentes.
También tiene un origen
pagano porque en la Edad Media se celebraba la “fiesta de los locos”. Era una
jornada de desenfreno donde todo estaba permitido. La iglesia Católica
aprovechó, como en otras ocasiones, una festividad pagana haciéndola coincidir
con una religiosa y poco a poco prevalecer esta sobre la primera.
Hoy tiene un sentido religioso
y un contenido festivo con el objetivo de demostrar el buen humor si recibes bromas
de los demás y de buena imaginación si eres el que las hace. También este día
se aprovecha para tener un perfil solidario a través de la Fundación Inocente
Inocente, una Fundación privada de carácter asistencial constituida el 7 de
marzo de 1995 y que tiene como objetivo fundamental realizar actividades en
beneficio de la infancia en España. Cada año esta Fundación promueve la Gala
Inocente Inocente para recaudar fondos para apoyar diversas iniciativas
solidarias.
Pensando en esto desde la
cubierta de este velero uno piensa que el viento nos ha gastado una inocentada
porque es escaso. Y si es una inocentada nos lo tenemos que tomar con buen
humor por ser el día que es. Aunque en esta embarcación nunca falta la
conversación.
Y buscando el viento vemos cómo el mar se riza a lo lejos.
Ponemos rumbo a ese viento que dibuja en el mar pequeñas ondulaciones. Hasta
que el viento no llena las velas y escora el velero, las ganas de recibirlo por
la amura de estribor primero, por la de babor después de virar, se hace
interminable.
Y llega, y cómo llega. El
Génova, la mayor y la mesana, hinchadas, tensas, empujando el casco por encima
de las olas. Rachas fuertes de viento escoran el velero entrando el mar por la
borda … Emocionante, muy emocionante, como el viento nos empuja mar a dentro y nos devuelve hacia tierra firme.
La ilusión nos llena la cara con una sonrisa de oreja a oreja por esta sensación de placer y
bienestar de navegar a vela.
Indudablemente esta es una manera diferente de pasar el día de los Santos Inocentes navegando por la bahía de Alicante, con amigos.
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