domingo, 3 de febrero de 2008

Paratge de la Rana

En dirección a Jávea. He encontrado tres sorpresas inesperadas. Tres sorpresas que me llaman la atención. Tantas veces que he pasado por aquí y no me he dado cuenta.


Los molinos señorean al aire desde las cornisas de las montañas.


Después de dejar la carretera nacional, en la carretera comarcal en dirección a Jávea, paso una redonda. Hay tres direcciones. Tres salidas. Hacia Gata de Gorgos. Hacia Jávea. A un camino. Cojo esta última. Vides. Naranjos. Almendros en flor. Desde la carretera, el Montgó. Desde la carretera, un molino. Por un camino asfaltado, camino del molino. Junto al molino …

Desde la carretera, un molino.

Junto al molino, un pozo. Frente al pozo, un riachuelo. Junto el riachuelo, un enorme eucalipto. Junto al eucalipto, el lavadero de Gata. Serán cuatro, las sorpresas.


Molí de la rana. El molino tuvo unas aspas. Desaparecieron con el paso del tiempo. Quizá por el abandono. Quizá por el desuso. El pou de la Rana. Complemento. Sin el molino, ya no es nada. Ambos, compañeros. Conseguir que el agua corra para el riego. Ambos, amigos para el recuerdo. Ambos, vestigios de un pasado y de unas artes que ya no se usan.

Toda la comarca admira estos molinos. Aún en desuso, señorean al aire desde las cornisas de las montañas. Cilindros desmochados. Cilindros sin brazos. Cilindros orgullosos que ven pasar el paso del tiempo. Molinos cilíndricos.


Molino



Pozo


Riachuelo

El molino aprovecha la energía del viento. Energía limpia. Energía gratuita. Forma parte de un sistema de riego. Se aprovecha del agua del cercano pozo de Bernardo el Gel. El agua llega a través de una conducción subterránea y aquí se eleva y la distribuye. Al lavadero, a las balsas de los campos y a la huerta. Este sistema de riego es de origen árabe, igual que el nombre de la Rana que viene de Ayn –ar- Rahana, que significa Acequia del Mirto. Los molinos de viento dibujan el horizonte. Gata, Javea, Denia, … les dan cobijo.




El lavadero de la Rana. Cuando aún no había agua corriente en las casas. Cuando tenían que llevar el agua en cántaros desde el río, desde la fuente. Cuando las mujeres lavaban la ropa en el lavadero. Bajaban desde el pueblo. Muy temprano. Llevaban la ropa en cestos de esparto. La lavaban. La secaban al sol. Secas, las doblaban. Mientras, contaban sus miserias. Mientras, hablaban de sus sueños. Mientras, contaban anécdotas de sus vivencias. Los juegos de los niños mientras crecen. Las fatigas de los hombres cuando vuelven de la era. Los pequeños acontecimientos de cada día. Con la ropa seca, volvían a casa. Sus labores. El calor del hogar en invierno. La brisa del mar corriendo por las ventanas abiertas en verano. La cazuela sobre el fogón. Productos de la huerta. Frutos de los árboles. Polluelos. Corderos. Pescados de la mar. Esperanza de un futuro mejor, de mejores condiciones de vida.



Lavadero.


El agua corre ...

Por el lavadero corre el agua. Juguetona. Traviesa. Fría. Agua sobrante de riego, del cercano pozo de Bernardo el Gel.




Agua sobrante del riego ...


Inicialmente, fábrica de piedra y cal. Inicialmente cubierto con un tejado. Tejas árabes. A finales de los años sesenta del pasado s. XX el agua llegó a las casas. El lavadero cayó en desuso. Hoy sólo quedan cinco arcadas del original.




... fábrica de piedra y cal.


El eucalipto de la Rana. Eucalipto centenario. Eucalipto monumental. Tiene una altura de unos 30 metros. La altura de un edificio de 10 plantas.



Eucalipto centenario.


Sus raíces encontraron el agua que baja del pozo de Bernardo el Gel. Sus raíces se dejaron acariciar por el riachuelo que corre a sus pies. Enorme tronco. Cuatro personas para abrazarlo.



Enorme tronco. Cuatro personas para abrazarlo.


Tuvo un gemelo. El Dr. Moratal, médíco titular de Gata, que después fue alcalde, plantó dos eucaliptos en 1915 para dar sombra al lavadero. Una noche de tormenta el viento arrancó el otro eucalipto. Se quedó sólo. Pero siguió oyendo las conversaciones de las mujeres mientras lavaban la ropa. Siguió dando sombra a sus historias. Fue testigo de muchas tempestades. Vio cómo el lavadero se silenció en las primeras horas de la mañana. Comprobó que las mujeres dejaron de lavar la ropa allí.




Eucalipto monumental.


Ahora tiene otros clientes que le admiran como lo que es. Un gran árbol. Un gran eucalipto. Personas que cuidan su entorno para que viva feliz. Ve pasar el tiempo mientras niños con sus padres se refugian bajo su sombra para comer la merienda. Ve como los hijos de aquellas mujeres del lavadero se han hecho también grandes. Cómo tienen otras historias que cuentan, a su vez, a sus hijos. Y estos cuando crecen llenan su tronco de mensajes. Dibujan su tronco de corazones que le hacen cosquillas. Corazones de ilusiones que un día vendrán a cobijarse a sus pies a contarle sus nuevas historias.

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