nieve en la font de Partagás

 

Llegando a Benifato, en el valle de Guadalest (provincia de Alicante), se abre un camino asfaltado a mano derecha donde una señal indica Puerto Tudons. Es nuestra dirección para llegar a la font de Partagás. Nuestro destino: junto a una fuente las nieves de la Aitana se aferran a su tierra antes del deshielo, con el que recorrerán camino al embalse de Guadalest.

Benifato

Con mucho gusto tendría una casita en este pueblo ó en sus alrededores. Alrededor de nísperos, pinos y almendros. Con sus gentes hospitalarias. Con una azada, unas alpargatas y mucha paciencia para trabajar en el campo en los ratos libres que me dejaran los días cotidianos. Envuelto entre esta sierra de la Aitana y las de Aixortá y la Serrella que tenemos enfrente. Y esto lo pienso mientras subimos como lo he pensado siempre que paso por aquí.

La escalada, sobre ruedas, es de fuerte pendiente. Pasamos pronto de los 658 metros sobre el nivel del mar de Benifato a los más de 1.000 metros de la font del Partagás. Cuando llegamos, multitud de senderistas y de familias, como la nuestra, han tenido la idea de acercarse a este rincón de la Aitana. Rincón donde también ha llegado el Plan E del Gobierno. Un gran cartel nos lo anuncia.

Sólo salir del coche oímos el correr del agua por las acequias, de pequeños riachuelos, desde tres caños de la font de Partagás. Agua rodeada de hielo, de árboles pelados, de montañas vestidas con la túnica blanca de la nieve, de un área recreativa con asientos y mesas de piedra.

font de Partagás

Estamos a dos grados y, aunque muy abrigados, el frío de agarra a nuestras caras para helarnos la parte de nuestro cuerpo que está al descubierto. No nos impide recorrer senderos helados, sendas disfrazadas de blanco, terrazas de almendros donde la nieve cruje bajo nuestros pies. Un muñeco de nieve con ojos de rodajas de kiwi y nariz de zanahoria nos mira divertido mientras tenemos la inevitable batalla de bolas de nieve, batalla sin violencia donde destacan las risas.

 

Mirando el camino que hemos subido vemos el valle a nuestros pies. Benifato, en primer término. Beniardá a lo lejos, en la trastienda del embalse de Guadalest cuyas azuladas aguas reflejan la crestas de las montañas. Mientras bajamos pensamos en la olleta de blat que vamos a comernos en la Venta de Benifato. Cuando llegamos, Oscar, su dueño, nos tiene preparada una mesa junto a la chimenea para disfrutar del contenido de las ollas de sus fogones.

Benifato, Beniardá y el embalse de Guadalest

Venta de Benifato

La nieve sigue presente al verla desde las ventanas. El calor de la lumbre, del buen vino (una copa), de la exquisita comida y de la compañía, nos hacen olvidar el frío de la calle, al que volveremos para recorrer el puerto de Confrides, Alcolecha, Penáguila y Benifallim en busca de más nieve. Pero esta es otra crónica.

Enlace relacionado de este mismo blog sobre la font de Partagás:

http://sosegaos.blogspot.com/2007/12/font-de-partagas-y-benifato.html