martes, 15 de noviembre de 2016

Memoria de un Comodoro







En “Memoria de un Comodoro”, narro las actividades de la Agrupación de Rotarios Mariners del Sureste de España (IYFRSESP) desde el 21 de abril del 2012 hasta el 30 de junio de 2014 e incluyo las acciones solidarias que emprendimos desde dicha Agrupación en ese periodo.

IYFR se constituyó en 1947. Es la primera Agrupación entre las más de 82 que hay autorizadas por Rotary Internacional.

Una Agrupación no es un Club Rotario, es una organización cuyos socios lo son rotari@s, rotaractianos y cónyuge ó parejas de rotari@s.

El por qué de las Agrupaciones es un interés u ocio común. En este caso, ese interés  u ocio común es la de fomentar el compañerismo y la amistad en actividades relacionadas con la navegación en el mar, ríos y aguas interiores, dentro y fuera del agua, según los objetivos de Rotary.

Esta Memoria cuenta cómo se creó y consolidó la IYFRSESP, no mis Memorias como Comodoro que la fundó. Destaco que desde el primer momento esa Flota Rotaria se hizo desde la premisa de un trabajo en equipo que me tocó liderar como Comodoro fundador teniendo como eslogan el dicho de un anónimo africano que dice: “Si quieres ir rápido, ve sólo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado”. El resultado positivo de la evolución de esta Flota demuestra que acertamos en el eslogan y en cómo constituimos y emprendimos esta Agrupación.


Entre sus actividades hacemos Travesías por la costas de la provincia de Alicante, la Región de Murcia y Baleares, visitas al Arsenal y Base de Submarinos de Cartagena, Museo Naval, Travesías a Nado solidarias, visitas a la Sala Museística del Submarino Peral, Regatas, Voluntariado en el bautizo de mar de la campaña “El mar es para todos” a favor de discapacitados psíquicos, … Y muchas más.

Lo mejor es que la leas tú mismo en el siguiente enlace gratuito: https://issuu.com/pascual77/docs/memoria_de_un_comodoro



domingo, 13 de noviembre de 2016

hoy, cocido

Desde antes de entrar en la casa, su aroma es inconfundible, tanto que las tripas se revolucionan dentro de ti y el apetito se acelera. Hoy tenemos cocido para comer. Ese que está en la olla cociéndose durante horas a fuego lento para que el caldo se aproveche de lo mejor de cada vianda, sea verdura ó sea carne o sea legumbre. Poco a poco, que aún haciendo su digestión se me hace la boca agua.

Es una receta que muchos lo definen como el plato nacional español, porque se cocina en todos sus pueblos y ciudades, aunque cada uno según sus costumbres y en cada casa según sus maneras.




Algunos le dan origen en la olla podrida castellana, bien definida por Covarrubias en “Tesoros de la lengua castellana o española” en el siglo XVII al manifestar “la que es muy grande y contiene en sí varias cosas, como carnero, vaca, gallinas, capones, longaniza, pie de puerco, ajos, cebolla, etc. Pudose decir podrida en cuanto se cuece muy despacio, que casi lo que tiene dentro viene a deshacerse, y por esta razón se puede decir podrida, como la fruta que madura demasiado”. Y como dijo Sancho Panza en El Quijote de Cervantes “que mientras más podridas son, mejor huelen”.




También se le atribuye su origen a los árabes por su cous-cous. Otros defienden que el origen es la adafina sefardí que ya incluía los garbanzos introducidos en la península ibérica por los romanos en la época de Cartago. Tomando por bueno el origen en la adafina, esta después se cristianizó añadiéndole carne de cerdo.


Sea el origen que sea, es una receta fija en los hogares españoles de toda clase y condición. La de hoy, a la verdura les acompaña los garbanzos y carne de pollo, garreta, chorizo y morcilla, previa de una sopa de sabroso sabor. Es un plato más propio del otoño y del invierno, pero para gustos no todo queda escrito.


 


Y más que contaros una receta, permitirme que esta vez os cuente cómo dijo que se tiene que hacer la presentación del cocido madrileño el cocinero de la Infanta Isabel, popularmente llamada la “Chata”, que el rey Alfonso XIII compartió con una sociedad culinaria de EEUU en 1920. Dice así: “los garbanzos, completamente escurridos, se colocan en una fuente; sobre ellos, formando una banda de parte a parte de la misma, la carne, cortada en trozos pequeños bien regulares; y, a ambos lados de la carne, dispuestos lo más artísticamente posible, el jamón, tocino, pie de cerdo, gallina y pelota, cortado todo ello en rodajas o trocitos. La verdura, bien escurrida, se sofríe con un poco de aceite, en la cual se habrá requemado un diente de ajo, y se coloca en otra fuente con el chorizo y la morcilla cortados en rajas, y las patatas que se han preparado previamente. Las dos fuentes se sirven al mismo tiempo”.


Se presente como se presente, donde mejor está el cocido es haciendo la digestión en nuestro estómago y luego contarlo, como comparto ahora contigo amig@ lector. 

sábado, 12 de noviembre de 2016

el apóstol de la fuente

"Lo malo de un imbécil no es que sea imbécil, sino que no le sepa", comenta Séneca, que así le llaman en el barrio, entre las risas de algunos con los que hace tertulia todas las tardes después de la hora de la siesta.

En un bar, que antes fue bodega, rodeados de toneles de diferentes tamaños a modo de mesas, de taburetes, de adorno. Las paredes decoradas con la tapas de las cajas de madera para vino y para cava. En un semisótano sombrío y frío tanto en invierno como en verano.

Séneca se levanta. Va a hacia la barra del bar donde hay un fulano que les mira con cara de pocos amigos. Y este desconocido le dice a Séneca, "oye, sin faltar". Y Séneca, después de reírse de el a pierna suelta, le contesta "¿es que te has dado por aludido ...?". Y el fulano le dice: "como me mirabas a mi ... ".

Los de la tertulia también se ríen. El fulano se enfada, coge a Séneca de las solapas de la chaqueta y empieza a zarandearlo gritándole que se disculpe. Séneca le dije que de qué se tiene que disculpar, con una sonrisa de oreja a oreja. El dueño del bar, Raimundo, se empieza a poner nervioso y les dice que no se peleen que son hermanos e hijos de Dios. En esto, Séneca y el desconocido se miran fijamente y lo que parecía que iba a terminar entre puñetazos, termina a carcajadas.

Desde entonces, Raimundo es llamado con sorna el apóstol de la fuente, por llamarse La Fuente el bar que está frente a una bella fuente modernista que hay en medio de la plaza donde se encuentra este establecimiento. Y apóstol por razones obvias al mediar en una pelea y por decir lo que dijo. Y Raimundo en vez de tomarse a mal este mote, lo lleva orgulloso. Y lo cuenta cuando tiene ocasión porque dice que mejor que le llamen apóstol que imbécil.

lunes, 7 de noviembre de 2016

nunca llueve a gusto de todos

Que nunca llueve a gusto de todos es una realidad. Generalizando, nos quejamos que no llueve, pero también nos quejamos cuando llueve. Y en un país como España donde llueve poco en la mitad sur, que llueva es una bendición del cielo. La lluvia es necesaria, siempre que no haga daño, limpia el ambiente, calles y carreteras, lo que se ve y lo que no se ve, también el subsuelo, y bajo tierra en desagües y tuberías antirriadas. Lo limpia todo, incluso baja la temperatura que también viene bien cuando los calores aprietan. Alimenta a plantas y arbolado. Y al ser humano, que usamos su agua para todo.

Con este hermoso paisaje de la bahía de Campello de este post, digo yo que sólo le falta llover. Pero aunque amenaza lluvia, no llueve. Vaya por Dios. Sólo llovizna, gotitas de agua que no palían nada. Que le vamos a hacer si yo nací en el Mediterráneo, que dice una canción.

domingo, 6 de noviembre de 2016

un día de noviembre en Polop

Polop bien vale una visita. Al oeste de Benidorm y al sur de Guadalest, Polop es una población con personalidad propia. Por la torre de su iglesia, señoreada por las casas que la rodean y la envuelven hacia el cielo. Por su monte Calvario, espacio del antiguo castillo y campo santo donde estuvo el cementerio. Por sus callejuelas y sus arcos que le dan un carácter medieval. Por los 221 caños de agua cristalina que susurran al tiempo mientras el agua corre. Por ser refugio de escritores y pintores. Por estar en lienzos de Emilio Varela. Por recorrer hojas impresas en libros de Gabriel Miró. Por el paraje natural donde se encuentra. Por ser cruce de caminos montaña arriba, camino abajo en dirección al mar.

En esta mañana dominical de principios de noviembre. El hombre del tiempo pronosticó ayer una entrada generalizada de frío en toda España y ha acertado. Y ya era hora de mudar la ropa de armario que estamos en otoño. Aunque no tan deprisa, diría aquel, que el frío quizá no haya venido para quedarse. Esta es tierra de temperaturas primaverales salvo contados días de invierno. Pero hoy hemos desempolvado rebecas y jerseys que estaban esperando su oportunidad para ver la luz natural del día.

Caminando por estas calles de Polop, comentamos que bien merece un plato de cuchara para comer. Entramos en un bar, el plato del día es olleta de blat (trigo). Muy apropiado para esta fría mañana. Exquisita. La tertulia nos hace olvidar que anochece más temprano desde el cambio de hora de hace una semana. Con los primeros farolillos encendidos, retornamos a casa.

viernes, 4 de noviembre de 2016

nostalgia de un juguete

No hubo noche que dejara de acordarse de el hasta bien pasada la adolescencia. Se quedó en un recuerdo, en algo que guardaba en su subconsciente sin molestar. Hasta que caminando por un mercadillo de objetos y muebles antiguos, se encontró de nuevo con el. Delante, el sueño inalcanzable de su niñez, ese que le produjo tantas rabietas sin consuelo, estaba mirándole. Quieto, inmóvil, silencioso. Su imaginación ya no consiguió despertar  con él el ruido de sus motores, el rechinar de las ruedas al derrapar, el griterío del público animándole y jaleando su éxito, la expresión de júbilo de su piloto.

Lo cogió y lo acarició entre sus manos con excesivo cariño. Una lágrima recorrió su rostro. Se emocionó. Ya cargado de años, tenía entre sus manos lo que tanto había anhelado de niño.

Ahora, sus anaqueles llenos de libros no parecian tener hueco para él y sus nietos iban a hacerle poco caso, sólo tenían juegos electrónicos para jugar, poco dados a despertar su imaginación.

Cuando podía ser suyo ya no tenía cabida en su casa. O eso creía. Pero una cosa sí era segura,  los años no pasan en balde y no estaba para agacharse en el suelo e imaginarse carreras de coches, el circuito más difícil del mundo con multitud de curvas, las gradas llenas de gente gritando a su piloto y animándolo para alcanzar la victoria.

Se lo quedó mirando. Se resistía a dejarlo donde lo había cogido, abandonarlo y borrarlo de su mente para siempre. Tenía que tomar una decisión y la tomó.

Ahora este coche de hojalata está en la librería de su biblioteca en casa en un lugar principal desde el que puede ser visto desde cualquier rincón de esa sala. Ya no tendría nostalgia de el.Podrían jugar juntos con su imaginación. Y enseñarle a sus nietos que hay juegos más interesantes que una maquinita electrónica entre sus manos.

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  Agost, pueblo alfarero en la provincia de Alicante, tiene muchas sorpresas que contar a sus visitantes. Incluso a sus propios vecinos. Son...

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