domingo, 29 de octubre de 2023

Senderismo por la Ribeira Sacra. Románico, calzada romana, viñedos, …

 


En la ruta de hoy (por el pasado 30 de septiembre) descubriremos un bello paisaje, iglesias románicas, una calzada romana, viñedos en las laderas de la montaña, el Miño, un paseo fluvial en barca, una playa a la orilla del río, … Una mañana llena de sensaciones, entre amigos.


Ribeira Sacra, ¿de dónde viene nombre tan singular? Procede de Rovoyra Sacrata que se traduciría en Robledal Sagrado. Antaño los habitantes de este lugar los veneraban como fuente de vida. Estos árboles mágicos se sumaban con multitud de supersticiones, mitos o leyendas de esta tierra en la que supuestamente habitaban duendes, brujas, xacias (hombre o mujer pez), … En las noches de tormenta, o con espesa niebla, recomendaban quedarse en casa no viniera la santa compaña a buscarle por aquellos bosques y anunciarle un mensaje inesperado para uno mismo o para otra persona.




Le cuento otro dato de interés. En la Ribiera Sacra se encuentra la mayor concentración del románico rural de Europa. Iniciamos la ruta desde la iglesia de Santo Estevo de Ribas de Miño, una joya arquitectónica románica del siglo XII cuyo rosetón está considerado uno de los más espectaculares de Galicia. Esta iglesia fue parte de un monasterio del que nada queda.





Cuando llegamos casi lo cubre una niebla densa que llama a la reflexión en este lugar tan evocador donde el silencio es el protagonista, rodeado todo de exuberante vegetación. Uno para a imaginarse la vida contemplativa de los monjes que aquí habitaban dedicados a la oración y al trabajo de la tierra, lejos de intrigas palaciegas y riñas mundanas en aldeas y caseríos.


Caminamos bajo altos árboles y vegetación espesa de helechos. Unos metros delante la niebla se traga al resto de los compañeros que caminan más deprisa. Los escuchamos hablar, es un alivio, pero las voces se van apagando conforme nos vamos alejando unos de otros. Pasamos por en medio de un caserío donde los perros nos reciben con sus ladridos.





Después de unos 5 kms llegamos a la siguiente iglesia románica de nuestra ruta. Es la de San Paio Diamondi, de principios del s. XIII, otra joya románica considerada Monumento Nacional en 1931.





Desde aquí la ruta continúa por un frondoso bosque que guarda una sorpresa. O dos, según se mire. Ahora se lo cuento. Los restos de una vía romana, nada menos. El Imperio Romano ya dejó huella por estas tierras, sus sabios agricultores fueron los que también se dieron cuenta de lo benigno del terreno para plantar vides en la ladera de las montañas que dan al Miño. Pero esto se lo contaré luego. La calzada romana y los muros del camino que se abrían paso entre la maleza están declarados Patrimonio de la Humanidad y se conservan con celo por las autoridades del lugar por tener vestigio tan antiguo y preciado. Esta senda forma parte también de la ruta de invierno del Camino de Santiago.





Cuesta abajo, lleva a la aldea de Belesar. De calles estrechas y empinadas, en él conservan uno de esos lavaderos en piedra y tejado a dos aguas donde antaño las mujeres lavaban la ropa con agua del río, pero que en este pueblo ¡aún lo usan!, deben pensar que es más barato que la luz eléctrica tan cara en los últimos tiempos. En una de las orillas de la aldea hay un embarcadero desde donde se pueden hacer excursiones fluviales en embarcaciones de diferentes tamaños a gusto del consumidor.






Cruzando un puente, que nos lleva a la otra orilla, iniciamos la Ruta dos Viñedos de Belesar que recorre caminos, senderos y correnteras a la vera del río entre viñedos en un recorrido espectacular donde se ve con detalle lo difícil que es trabajar estas vides en sus labores cotidianas y, sobre todo, en la vendimia. Todo es trabajo manual, por sus surcos no cabe máquina alguna. Plantadas en la ladera escalonada por bancales, lo llaman la vinicultura heroica. Los vendimiadores van cargados con los capazos llenos de uva sobre un hombro, guardando el equilibrio como pueden. Algunos terrenos están tan empinados que han puesto railes por donde transportar las cajas con la uva. Unas se cargan en barcas a la orilla del río, otros en el camino de arriba de la ladera. Es un trabajo difícil, sin duda, que cada vez tiene menos adeptos. Se entiende el motivo, aunque algo tendrán que hacer para no perder cultivar la uva de forma tan singular con una variedad, la uva mencía (tinto) y godello (blanco), que sólo crecen así en este lugar.







Entre complicadas correnteras entre viñedos, estrechas y resbaladizas, llegamos a una aldea, Pincelo, donde Quinta Sacra tiene un embarcadero y diversas instalaciones para pasar buenos momentos cerca del río, además de diversas embarcaciones con las que recorrerlo en un paseo fluvial extraordinario. Nosotros nos embarcaremos en una lancha neumática. Desde el lecho del río vemos de nuevo las laderas escalonadas con viñedos y desde abajo aún se ve más complicado su cultivo.










Navegar por un río tiene también su encanto, además de que no hay olas. En esta ocasión no lo hacemos sólo por capricho. Nos dirigimos a la Playa da Cova. ¡Una playa fluvial!, no se privan de nada por estos lugares. Pequeña, coqueta, junto a un pequeño embarcadero desde donde parten diversas embarcaciones con las que navegar por el río.







El restaurante del mismo nombre es nuestro destino para la comida de hoy. Productos y vino de la tierra son el premio a esta ruta de senderismo ideada por Ire Viajes con la ayuda de Genuine Galicia y Dmc Galicia. Una ruta memorable para contar a propios y a extraños porque lo merece. Así lo hago, con gusto.

 


 Para más información, visita: 

Ruta del Románico de la Ribeira Sacra, en este enlace

Leyendas y seres mitológicos en la Ribeira Sacra, aquí

Sobre la santa compaña, haz aquí la consulta

De la Playa da Cova, mira este enlace


viernes, 27 de octubre de 2023

Capea en la Dehesilla El Burguillo

 


Cuando a uno lo invitan a una capea lo primero que piensa es que se va a poner delante de una vaquilla y detrás de un capote o una muleta, y lidiar al morlaco como pueda. Claro que también piensas que uno no está para revolcones, caso de producirse, y que de donde mejor se ven los toros es desde la barrera. Pero deje que no adelante acontecimientos y le cuente esta aventura desde el principio.




Nuestro destino fue la Dehesilla El Burguillo. No veas lo que nos costó llegar por las fuertes tormentas de los días anteriores. La lluvia se llevó por delante parte del camino. El conductor del autobús hizo una conducción magistral en algunos tramos, todo hay que decirlo. Al llegar a la casa solariega de esta finca, Araúz de Robles, dejaríamos el autobús para subir en los remolques de grandes tractores, no había ese día otro medio de superar el barro y los desniveles. Y tampoco estaba tan mal, me recordaba safaris fotográficos de otros lares, aunque aquí no se trataba de ver fieras salvajes. Pero no se confíe, que a un toro bravo de lidia en plena Sierra Morena también hay que tenerle respeto a pie de tierra, no lo dude.


Nos recibió Javier, un abogado del estado de Madrid y ganadero taurino en tercera generación. Implicado, nos enseñó su casa, capilla, sillas de montar, … Estaba claro que disfruta contando sus posesiones, su afición y el resultado del empeño de mantener una industria ganadera como la suya.


Lo primero que nos dijo fue que tendríamos que ponernos delante del toro, bien cerca cuando fuera preciso y a distancia cuando las circunstancias lo obligaran. Sin olvidarnos que un toro bravo también es un animal salvaje, hay que tenerlo en cuenta. Y eso hicimos. Primero con vacas bravas andando muy cerca de ellas. Luego vimos una manada de toros correr delante de nosotros, unos metros más allá, tan sólo. Es emocionante sentir cómo temblaba la tierra, y el sonido de los cascos de los caballos y de las pezuñas de los toros. Es todo un espectáculo.







Después ya no bajamos del remolque, que la cosa no estaba para sustos. Delante de nosotros dos toros bravos se peleaban para ser el líder de la manada. Esto que vemos en las películas o en reportajes de TV2, lo teníamos delante. Y no estaban jugando, vaya. Se cornean con saña. Uno tenía que perder, y el otro ser el jefe, hasta que llegara otro rival más fuerte con la misma intención. El mundo animal, ya sabe.




Aunque algunos humanos también lo hacen, pero de otra manera. Hasta que no consiguen el poder, no paran, y cuando lo tienen, no lo quieren dejar. Usted me entiende. Con pocas palabras basta.


Posteriormente, en otro cercado, vimos los toros bravos muy de cerca. Desde arriba, en el remolque, también impresiona. Desde sus monturas Javier y el mayoral impedían que se acercaran demasiado. No le diera a un toro por saltar como hace alguno en las plazas de toros del coso a la grada, aunque a veces no pasan del burladero, con el espanto del público y el susto de las cuadrillas de los toreros.





Javier nos guardaba una sorpresa. Bajamos al río Tumbar. Allí nos esperaban unas canoas para ver desde el lecho del río cruzar los toros en estampida de un lado al otro. Impresiona verlos venir, entrar en el río con mucha velocidad y seguir trotando hasta percibir que unos humanos les observan desde muy cerca flotando en el río en embarcaciones pequeñas. Cuando los toros se acercan curiosos, el que los ve venir queda impresionado. Los miran y, al rato, vuelven a sus tareas. Pastan hasta volver a cruzar el río en sentido contrario, animados a hacerlo por Javier y el mayoral a caballo. Espectacular verlos correr delante de nosotros.








Llega el momento de la capea, pero antes tomamos un aperitivo abundante donde destaca el huevo frito con sobrasada, qué bueno. En el coso, desde la grada, se ve como la vaquilla entra como un tren sin frenos. Demuestra la casta y su bravía. Le baja los humos un picador a caballo, sino sería imposible torearla. David Hermoso – un novillero en fase promocional - y Juan Alberto hacen los primeros lances. David ya se ha estrenado en una corrida de toros con picadores, Juan lo desea y se entrena para eso. A ambos se les ven maneras. Son valientes y se arriman como lo haría el torero Manolete o lo hace José Tomás. Les queda mucho que aprender, pero es un buen comienzo no tenerle miedo al toro, aunque sin perderle el respeto.








Después de los novilleros, llegará el momento de torear a algunos de nosotros. El que se atreva. Yo elijo ver el toro desde la barrera y hacer fotos para luego contarlo. Pero hay otros que no piensan mucho que ponerse delante de un toro, o de esta vaquilla, tiene sus riesgos. Y la torean, como pueden, entre risas y aplausos. O esa es la intención, ya me entiende.




Terminará la jornada con una garbanzada exquisita, además de una carne de toro cocinada durante varios días que despierta pasiones lo buena que está. Al final es el flamenco y unos bailes los que terminan un día inolvidable. Todo organizado por Unit Correduría de Seguros durante su Convención anual.

 


Si quieres saber más de esta ganadería, visita este enlace 


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