sábado, 29 de diciembre de 2012

concierto solidario de Navidad



Los españoles somos solidarios. Cualquier  actividad benéfica que se celebre en Alicante, la reacción y la asistencia de la ciudadanía es de aplauso a pesar de la gran crisis económica que estamos sufriendo. Ya sea para sensibilizarnos con los habitantes de pueblos lejanos por la hambruna del cuerno de África ó por necesidades sociales en nuestra ciudad amparadas por Nazaret, por ej.

Esto lo pudimos comprobar los que asistimos al Concierto de Navidad del pasado 15 de diciembre en el Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA), organizado por el Rotary Club Alicante y el Rotary Club Alicante Puerto, con el apoyo de la Fundación Peláez. Más de mil personas reunidas por el mismo compromiso solidario en beneficio del más desfavorecido de la sociedad: el que se ha quedado en paro y ni siquiera puede pagar el recibo de la luz, el que no tiene para vestir a sus hijos, el que no tiene para comer, …  Muchas veces vemos por la calle escarbar en la basura a una persona buscando un trozo de pan que llevarse a la boca. Porque la pobreza no es sinónimo del tercer mundo, la tenemos también cerca de casa. Y para paliar algunas de estas necesidades se organizó este concierto a beneficio de Cáritas Diocesanas de Alicante, institución benéfica empeñada en vestir al desnudo, dar de comer al hambriento, …


Un concierto con la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Alicante (OFUA), dirigida por Mihnea Ignat, músico de gran talento que llegará lejos y que ha conseguido que esos músicos jóvenes sean capaces de realizar un sonido tan extraordinario. Con partituras de Bizet, Brahms, Tchaikovsky, Strauss, Chapí, Giménez, y obras como el Danubio Azúl, la Marcha Radetzky ó La Revoltosa, disfrutamos de unas bellas melodías con nuestro compromiso rotario y social de colaborar con otras instituciones benéficas en beneficio de los más necesitados de la sociedad. La música sensibilizó nuestros corazones y nuestra solidaridad con este concierto. 

todos volvemos a casa por Navidad



Todos volvemos a casa por Navidad. Los que están fuera como los que estamos dentro. Los que están fuera vuelven físicamente, los que estamos dentro volvemos con la nostalgia. Todos nos encontramos con nuestros seres queridos, con los que están, con los que marcharon para siempre.

Hace algunos años un amigo que estudiaba en una universidad en Valencia me contaba por estas fechas que cuando veía por televisión el famoso anuncio de un turrón en el se manifiesta que “volvemos a casa por Navidad” se emocionaba al pensar que pronto se reuniría con los suyos de nuevo en Alicante. Ese reencuentro lo esperaba con entusiasmo y eso que estaba tan sólo a unos 189 kms de su casa.

Pero los que estamos sin irnos también volvemos. Porque volvemos de otra manera. Los recuerdos se hacen vivos, pasan de nuevo por nuestra memoria los años vividos con aquellos seres queridos, familiares ó amigos, que ya no están entre nosotros;  recuerdos de un ayer, de una vida recorrida, de las risas que se llevó el viento y que vuelven ahora, de los gestos, de los detalles, … Muchas cosas, muchas palabras, muchos sonidos, vuelven a abrazarnos en nuestra vida cotidiana. Incluso aquello que quisiste decir pero quedó en el olvido, ó dijiste y aún resuena en tu mente, ó aquel regalo que recibiste con agrado y guardas como oro en paño, ó aquél gesto que te hace recordar …

Porque todos volvemos a casa por Navidad queriendo ralentizar el tiempo, sin conseguirlo, queriendo congelar determinadas sensaciones que sólo se producen por estas fechas.

Pero sí se queda la vida retratada. Aquellas fotografías en blanco y negro de un niño regordete, con gafas, que se pasó todo un día de reyes tocando la bocina del coche de pedales que le habían regalado, el abuelo tocando la zambomba, la abuela adornando el árbol, tu padre haciendo fotos y tu madre filmando en súper ocho, jugando con tus hermanos estrenado los nuevos juguetes, los amigos de la infancia contando los regalos recibidos, … Sin darnos cuenta entonces que el mejor regalo es la vida compartida en familia, el abrazo del amigo, el buen gesto del compañero, … 


domingo, 9 de diciembre de 2012

bendita locura

Al entrar, le miré. Me sonrió. Por la ventana del bar entraba un haz de luz amarillento de los rayos de un sol de otoño. Cerca, sentado, Pepet, mordiendo en el aire el polvo suspendido en la luz. Una escena curiosa de la que se burlaban algunos parroquianos amarrados a la barra, emborrachando las penurias de la vida con chatos de vino de garrafa. 

Pepet me miró, nos miramos, sobraron las palabras. Me acerqué a su lado. Arrastré una silla y me abarloé junto a la suya. Contemplamos en silencio desde la ventana cómo las olas acariciaban la orilla, cómo el mar mostraba su mejor color turquesa de la mañana. 

Una voz ronca rompió el silencio, pero más que una bofetada al sosiego fue una bienvenida a la conversación que iniciábamos en ese momento.

"Dicen que estoy loco - empezó a hablar Pepet, aunque más que hablar era más un susurro, escapándose entre sus labios el sonido de la brisa de tantas bahías navegadas -, dicen que estoy loco porque me como el polvo suspendido en el rayo de luz. Benita locura esta de un hombre pacífico que ha trabajado como un burro para dar bienestar a mi familia, aprovechando las oportunidades que me ha dado la vida. Tonto hubiera sido de no haberlo hecho, tontos ellos de no darse cuenta. Míralos, amarrados a puerto toda su vida, siempre con un chato de vino como bandera y multitud de sueños sin cumplir en sus palabras. La nostalgia de lo que pudieron tener y dejaron escapar. Me llaman loco. Bendita locura de un hombre que ha recorrido los mares del mundo a bordo del Guayas, que ha conocido mil riberas, que ha compartido millones de sensaciones con hombres y mujeres de otras latitudes. Bendita locura de quien ha sobrevivido a multitud de tempestades en el mar y en tierra, que también las hay. Bendita locura de quien nunca ha hecho daño a nadie, que se enamoró joven de mi Matilde. No se si es bella por fuera, pero por dentro es la más bella de las criaturas, que ha criado a siete hijos como la mejor de las madres, que premiaba mi vuelta a casa con una sonrisa y un fuerte abrazo, después de navegar por los océanos del mundo, y me complacía de tantas cosas sin pedírselas por lo que volver a embarcarme era muy difícil. Bendita locura de un hombre que disfruta mirando por la ventana el paso del tiempo recordando las hazañas de sus compañeros y las suyas en la cubierta de un velero de altos mástiles. Bendita locura de un marino que ha conseguido aferrarse a la vida cuando las olas barrían la cubierta del barco de lado a lado, cuando la proa se hundía en el mar  mientras la popa se inclinaba para dejar ver murallas de enormes olas a punto de romper contra el casco. Bendita locura de un hombre humilde, aquí sentado riéndome de mí mismo mientras otros se burlan de uno. Esos otros que no han salido del barrio que les vio nacer ni siquiera para casarse. Bendita locura de quien los aprecia porque siguen soñando en silencio, aunque sigan imaginando una vida que pudo ser y ya nunca será porque la falta de ambición les tiene encallados en esta playa para toda su vida. Bendita locura la de un hombre que tiene amigos como tú que me comprenden y que compartimos tantos amaneceres junto al mar. Bendita locura ... ". 

Pepet calla mientras una lágrima le recorre despacio su mejilla. La incomprensión ajena, incluso la envidia, hacia un hombre bueno que no quiere más que terminar sus días rodeado de los suyos y sentir cómo se despiden sus pasiones mientras declinan sus días. Pero sigue siendo la mar quien lo acompaña, siguen siendo sus susurros, la caricia de su brisa, las embestidas de las olas, lo que le mantienen vivo. Y ahora sí, siempre con su Matilde cerca y su gran tripulación, la de sus hijos y sus niet@s recorriendo los mares de su imaginación y viviendo su nostalgia en estas calles y plazas de un pueblo marinero en un barrio de pescadores. 

jueves, 6 de diciembre de 2012

6 de diciembre Día de la Constitución, en el mar

El 6 de diciembre celebramos en España el día de la Constitución, conmemorando la de 1978, que redactó una nueva forma de convivencia entre los españoles, definiendo al Estado como una Monarquía parlamentaria. 

El Preámbulo y el artículo 1 definen los valores de la Constitución de 1978. Manifiestan que "España propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político". 


Estos valores me vienen a la memoria disfrutando de esta festividad a bordo de un velero. Porque es libertad lo que siento sentado en su cubierta. La libertad de la gaviota y el cormoran que vuelan siguiendo la estela del velero. La libertad del viento que recorre la bahía moldeando la superficie del mar. La libertad del propio velero que, escorado, navega por encima de las olas teniendo en el horizonte el faro de Santa Pola, la isla de Tabarca, el castillo Santa Bárbara de Alicante ó el inmenso mar frente a su proa. 


Con la justicia del deber cumplido, del trabajo bien hecho. Toda semana necesita de un fin de semana para el descanso. Pero muchas semanas se ven invadidas por días festivos como este que la ralentizan en sus quehaceres laborales pero que la llenan de otras actividades lúdicas, como la festividad de hoy en un jueves que parte la semana laboral. Aunque bien viene esta fiesta para disfrutarla en esta cubierta en una mañana soleada de otoño, muy fría y con viento. 24 nudos de viento aparente y casi sin olas, el casco del velero acaricia veloz las crestas de las olas mientras navega por la bahía.  


Hombres y mujeres son bienvenidas en cubierta porque el mar ó la mar así lo quieren. Desde el principio de los tiempos hasta nuestros días ellos y ellas han escrito la historia de estas costas y las de más allá en los mares océanos. A bordo de embarcaciones de toda condición, protagonizando hazañas y retos de singular importancia. Y son nuestras palabras quienes l@s recuerdan en esta cubierta. Porque aquí el pluralismo de nuestras manifestaciones es propia en cada conversación. Cada uno dice lo que quiere con el respeto mutuo a la opinión contraria, con el enriquecimiento propio de la manifestación ajena. 



Hoy ha sido para mí una forma diferente de disfrutar el Día de la Constitución en España.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Museo de la Muralla en Orihuela (Alicante)



A Orihuela (Alicante) se la conoce por ser ciudad monumental con multitud de iglesias, conventos, palacios, un seminario, plazas rodeadas de nobles edificios blasonados, cúpulas de tejas azul cobalto, altos campanarios que escalan el cielo para estar más cerca de Dios, vigilados por la gloria de su historia. Por los pasos de su Semana Santa, por su gastronomía y por el río Segura que la cruza, la divide y condiciona.

Pero de Orihuela se desconocía mucho de su historia medieval hasta que se descubrieron bajo tierra los restos arqueológicos de una ciudad musulmana, después cristiana, a la vera del río Segura y junto a las murallas de entonces.



Cuando se disponían a construir el Aulario de la Universidad Miguel Hernández de Orihuela, en el Campus de las Salesas, encontraron estos vestigios arqueológicos de gran importancia para la historia de esta ciudad. Antes que cambiar a este de ubicación y de sacar a la luz los restos de esta ciudad enterrada durante siglos, decidieron construir el Aulario encima respetando los restos que había debajo. Y es así como conviven el ayer y el hoy en un mismo edificio.


las excavaciones arqueológicas de 1998 al año 2000 descubrieron lienzos de altas murallas musulmanas, tres torreones, las viviendas de sus pobladores intramuros y extramuros, junto con muchos restos de vasijas y utensilios de la vida cotidiana de sus habitantes. Destacan los restos de unos baños árabes situados extramuros de la ciudad con su sala de recibimiento, sala fría, sala templada, sala caliente y el horno donde se calentaba el agua.



También hay viviendas cristianas, los restos del palacio del Infante Fernando de Aragón del siglo XIV de estilo gótico, así como los restos del palacio denominado “del Paso” del siglo XVIII de época barroca.

Muchas son los detalles que nos cuentan los restos de esta ciudad musulmana primero y cristiana después, muchas las curiosidades, incluso algunos secretos que nos irán desvelando los arqueólogos y los historiadores a lo largo del tiempo. Mientras los observamos, disfrutamos de las explicaciones de Tomás, el guía que nos acompaña, quien nos explica lo que vemos y nos traslada a otra época lejana pero que hace nuestra durante la visita a estos vestigios arqueológicos que forman parte de la historia de Orihuela.



Estamos en Orihuela en las actividades organizadas por la International Yachting Fellowship  of Rotarians (IYFR) Mariners Sureste de España durante la noche del viernes 30 de noviembre y la mañana del 1 de diciembre. Actividades rotarias y marineras, con contenido cultural del arte y la historia de Orihuela.

Para saber más, visita:   

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