lunes, 6 de octubre de 2008

la Cumbre del Cid y Los Chaparrales

Cuando Pedro y Jesús me dijeron que la ruta senderista que íbamos a hacer era el ascenso a la Cumbre del Cid y Los Chaparrales, me dieron una gran alegría. ¡La Sierra del Cid!. Esta Sierra hacia donde dirigía mi imaginación durante mis veranos en el chalet Miralcid en Monforte del Cid. Esta Sierra que dibuja el paisaje del horizonte de las poblaciones de Petrer, Elda, Novelda, Agost. Esta Sierra por donde cabalgó Rodrigo Díaz de Vivar, quien le dio su fama y su nombre.


Madrugamos un domingo de septiembre para salir a hacer senderismo. Por la falda de la Sierra del Cid. Dejando atrás el sendero PR-CV 36 Petrer – Alto del la Sierra del Cid y con el que nos encontraremos más arriba. Pedro se conoce bien estos senderos y rehace la ruta según su experiencia. Mariano, Marqués y Pablo, hijo de Jesús, abren el caminar. Pablo mete el turbo y tira del grupo, aunque Mariano le frena para que vaya más despacio. Ascendemos entre pinos, con los olores del romero, del tomillo, de la pebrella. Vemos restos de excrementos de muflones. Veremos a estos escurridizos animales más arriba, una pequeña manada de unos doce ejemplares. Desconfiados, nos miran desde lejos bajo los árboles. En el collado, entre el Alto del Cid y Los Chaparrales, paramos a ver el paisaje. Nos quedamos maravillados. A vista de pájaro. Las Lomas de Rabosa. El Alto de Guisot. El Rincón Bello. El Maigmó.










Seguimos por una senda cuyo borde cae por la ladera hacia el fondo del barranco. “Paskki, ten cuidado. Si te caes hacia abajo …”, dice Pedro. Me recuerda un programa, Desafío extremo, de Cuatro televisión, que les cuento a mis compañeros del sendero. Aquí como allí el sendero se abre paso junto a un precipicio. Allí subían por los Picos de Europa, por siete kilómetros de desnivel y roca. Allí, el montañero Jesús Calleja le dijo a Jose Luís Rodríguez Zapatero, Presidente del Gobierno de España, “cuidado Presi, si te caes, a reencarnarse toca”. Allí y aquí, todos y la montaña. Esa montaña que nos llena tanto el corazón. Esa montaña que nos da una vida interior especial mientras la vivimos y la recordamos. Que nos hace sentir tan buenas sensaciones. Que nos hace vivir de otra manera. Ya podrá nevar, llover, caer chuzos del cielo, hacer un calor espantoso, que el sendero nos llama. El sendero y la montaña nos abrazan. Nos desafían. Nos animan a superarnos mientras disfrutamos de los riscos y de las cumbres, de la fauna y de la flora, del horizonte montañoso.

Continuamos caminando. Al fondo vemos un hilillo de tierra que se abre paso entre los pinos, junto al barranco. Hacia allí nos dirigimos. Una subida escarpada. Piedras y rocas resbaladizas bajo nuestros pies, esculpidas por la lluvia y el viento. Un verdadero camino de cabras. Pobres riñones, pienso yo. Pero subimos. Arriba nos espera un premio. El almuerzo. Las viandas que han preparado Pedro y Jesús, con un pan exquisito. Y una bota de vino con un caldo que resucita. En la cumbre, cerca de las antenas, una señal. PR-CV 325 Cumbre del Cid, a 1.104 metros. Muy cerca, a sus pies, entre las rocas, un cuaderno del montañero para dejar tus impresiones. Muy cerca, unos montañeros de Elda descolgándose por las rocas de la montaña. Desde aquí, grandes vistas. Si no hubiese tanta bruma, veríamos el mar.













Descendemos, cruzando antes el PR-CV 325 que lo dejamos atrás. Campo a través. Por una corrientera, entre pinos, encinas, zarzas, espinos. Un sendero deslizante. Y esas piedrecitas … Tan pequeñas, tan indefensas, …, ¡tan puñeteras!, que nos hacen resbalar. Tanto que nuestros traseros prueban el suelo varias veces. Tanto que la bajada es lenta y dificultosa. Hasta el asfalto, por el que caminamos durante unos kilómetros antes de llegar al coche. Unas cuatro horas caminando y enamorándonos de este bello entorno de la Sierra del Cid. “Porque la montaña te cambia la vida”, como dijo ZP en el programa de televisión antes mencionado.



Tanto esfuerzo merece una recompensa. Además del compañerismo. Además de superar una vez más este reto senderista y montañoso. Además de las buenas sensaciones. Nos refugiamos en el Vespa Club de Elda, el mejor Bar de tapas de esta localidad, según Pedro. Y hacen gala de este título llenando la barra de buenas viandas que salen de sus fogones. Llenando nuestro estómago con nuevas fuerzas para la próxima ruta senderista.

4 comentarios:

pablo dijo...

hola paski , me acuerdo del dia que pasamos en la montaña , me he fijado que a todos les sacas en varias fotos , pero a mi solo me sacas en una . la proxima vez que nos vayamos intenta sacarme en masg fotos . he hecho una redaccion en el colegio del dia en la montaña , y la profesora me ha felicitado.

Anónimo dijo...

Una buena "paliza", sí señor :)

paskki dijo...

Felicidades por aquel día, Pablo. Abrías la marcha y hubo que frenar tu ritmo. El próximo día senderista te prometo hacerte más fotos. Quizá el 19 de octubre: Aigues-Venta La Nuza. Ya lo he hablado con tu padre. Y si no esta, ya buscaremos otra. Me gustaría ver esa redacción del colegio.

Saludos.

Anónimo dijo...

Yo no he estado en la cumbre, pero sí en una senda forestal entre Rincón Bello y Petrel que circula entre precipicios (iba en todoterreno, aterrado porque el conductor es un temerario, jeje), y desde luego las vistas son impresionantes.

Un saludo.

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