miércoles, 29 de octubre de 2008

la carrasca de la tía Sofía

En la partida de la Boira, por una pista de tierra, en el camí que lleva a la font dels Espinal (ó de els Fares), por uno de los que se dirigen al Pla de Casa en la Serrera. Aquí, entre campos de secano. Entre olivos y almendros. En este silencio sólo roto por los pájaros y por el rumor de las hojas de los árboles cuando le bailan al viento. Aquí …

La carrasca de la tía Sofía. Este maravilloso ejemplar está considerado como un árbol singular y de interés local por representar a la vegetación arbórea de esta zona. Aunque por sus características no es monumental. 250 años han pasado por su tronco, su corteza, sus ramas. También es punto de referencia y de encuentro para muchos senderistas que allí se reúnen antes de subir a la Serrella.


La carrasca es una especie típicamente mediterránea. Su madera es muy dura teniendo mucha utilidad para elaborar piezas que soporten una fuerte presión. Como la utilizada en carros y arados. Su leña es excelente para quemar y para el carbón vegetal, quizá por esto muchos de las antiguas carrascas han desaparecido. Su corteza tiene gran cantidad de taninos y se utilizan para tratamientos de la piel y en farmacia se preparan con ella medicamentos astringentes. Las hojas son perennes, de forma variable y de forma dentada. La parte superior de la hoja es verde oscuro y la inferior blanquinosa con pelos. Los frutos, las bellotas, son comestibles, de un color marrón oscuro.



La tía Sofía nació en 1884 en Quatretondeta. Vivió toda su vida en el pueblo, salvo un periodo de tiempo que emigró a Oran en busca de mejores oportunidades, de mejores ingresos, de mejores condiciones de vida. En el pueblo vivió de los frutos que le daba la tierra. Almendras. Aceitunas. Uvas. En aquella época había vides por estas tierras. Su padre compró esta Partida en 1920. La tía Sofía la heredó de su padre. La actual propietaria es su hija Sofía.

la tía Sofía, su hija y su nieta
Después de disfrutar de su sombra. Después de admirar su tamaño, la frondosidad de sus ramas. Después de estar junto a su tronco largo rato, volvemos a Quatretondeta. En el Hotel Els Frares nos espera un arroz al horno, plato típico de esta comarca. Y durante la tertulia, palabras sobre estos terruños, voces sobre sus pobladores, sonidos de sus historias y sus costumbres. Y un largo etécera, que dejamos que corra para que se alargue la tarde, mientras los colores del atardecer suavizan las sombras del comedor. Mientras el día invita a la noche a tener su protagonismo, a llenar el cielo de estrellas.

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