domingo, 26 de octubre de 2008

inicio temporada senderista en la Asociación de Caminantes de Aigues: Aigues - Venta La Nuza

El pasado 19 de octubre la Asociación de Caminantes de Aigues ha iniciado la temporada senderista 2008-2009 con la marcha Aigues – Venta La Nuza. Como cuando se empieza un nuevo curso. Nos volvemos a ver caras conocidas. Amigos del camino con quien no compartes senderos desde antes de los meses de verano. Volvemos a compartir las inquietudes, las ilusiones de caminar por montañas, por vaguadas, por collados, por senderos.


Y todo reencuentro tiene sus novedades. Como la noticia de la doble cara del Ayuntamiento de El Campello. Por una parte anuncia una importante reforestación el 25 de octubre en las lomas de las montañas cercanas a la autopista. Por otra, se está planificando hacer un importante desmonte para igualar el terreno desde el antiguo puente de piedra hasta cerca del restaurante La Concha para hacer un gran campo de golf y construir unas urbanizaciones.

Los habitantes de Aigues miran de reojo las obras de remodelación del Balneario. De reojo, sí, porque a los vecinos del lugar les gustaría que fuesen más rápidas. Como también les gustaría, nos gustaría, que mejorasen la carretera que les conecta con la autopista y con Campello. Mejorarla ó hacer una nueva.



Antes de salir hacia Venta La Nuza nos hacemos una foto de grupo en el jardín que hay frente a las escuelas. Nos apiñamos, nos apretamos unos con otros. Hoy casi sumamos el centenar de senderistas. Con la dificultad baja del sendero y el buen tiempo muchos nos hemos animado. Hasta algunas mascotas trotan entre nosotros con la lengua fuera por el cansancio y el calor.



Como un río de agua, un torrente de caminantes tomamos las calles de Aigues. Por la calle Mayor, por detrás de la iglesia, junto a la valla de la casa rural La Venteta. Atravesando el barranco y el río Aigues, dejando atrás la fuente del Castellet. Por el camí de Maset, por el del Pixador, hasta la cumbre, por el barranco del Carrichal, hacia el Restaurante Venta La Nuza, pasando antes por un túnel debajo de la autopista.






Volvemos a encontrarnos con este sendero que en febrero caminamos bajo la lluvia (ver post en http://sosegaos.blogspot.com/2008/03/senderismo-aigues-venta-la-nuza.html). Volvemos a ver a Villajoyosa, Benidorm, la playa de San Juan, el cabo la Huerta, … a lo lejos, entre la bruma. Y presidiendo el horizonte, el Puig Campana.








Hoy hace un sol espléndido, sus rayos se hacen notar, su calor está presente. Cuando el sendero se hace camino vemos con satisfacción que el pozo y los restos de la masía donde hubo una importante plantación de esparto, aún siguen en pie. Este secarral nos guarda una sorpresa: un bosque de pinos en una umbría. Pasamos por en medio, a través de un camino que se abre paso entre los árboles. Bosquecillo donde paramos a almorzar.









Con el ruido de los coches sabemos que detrás de una loma está la autopista. Adiós al sonido del monte, adiós a las voces de sus criaturas, adiós al olor de sus campos. Los motores de los vehículos, sus humos, sus bocinas, no impedirán que nos olvidemos tan pronto de los campos de árboles de secano que hemos dejado atrás. Ni de las matas de romero. Ni las de retama. Ni las de esparto. Ni de los pinos. Ni de nuestras conversaciones en el sendero. Ni de nuestros recuerdos en el camino.

Y antes de partir para la comida, una visita al restaurante La Taberna en Aigues, lugar de peregrinaje para el amante de la buena mesa. Jesús propone un aperitivo rápido y yo me dejo querer. Patatas bravas. Capellán con tomate trinchado bañado con aceite. Aceitunas. Un tentempié para recuperar fuerzas y hacer peña. Hasta la próxima ruta senderista.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No tiene casi nada que ver lo que voy a escribir con el artículo, salvo que su triste inicio conecta con la rabia e impotencia que siento desde el domingo pasado y la amplifica aún más. El domingo salí en bici y descubrí estupefacto que, a pesar de las protestas y de los argumentos más que razonables que desde todos los ángulos políticos y sociales se han presentado en los últimos años, a pesar de la crisis económica que supuestamente ahoga a los promotores y urbanizadores que declaran sin vergüenza (los muy sinvergüenzas) a sus empresas en suspensión de pagos, publicando EREs a los cuatro vientos, largando a sus empleados y en muchas ocasiones contratándolos -por decir algo- de nuevo pero en condiciones cada vez más precarias, el valle de El Sabinar, en el término de San Vicente del Raspeig, ha sido aplanado, arrasado. Toda su singularísima y autóctona vegetación ha sido eliminada completamente (limpiada, le llaman) para construir el dichoso campo de golf que se anunciaba. Con la completa connivencia de su ayuntamiento, vampiro ávido de euros. Y digo CONSTRUIR y no plantar, porque salta a la vista que lo que es, es exactamente eso, pues las excavadoras han trepado pendiente arriba por los montes que circundan al valle, hasta sitios inverosímiles -dónde cuesta casi mantener el equilibrio en pie-, para marcar los futuros viales que, evidentemente, deben conducir a alguien a algún sitio.

Adiós, Sabinar, final de trayecto para tí, increíble virgen del Mediterráneo seco. Aquí, tan cerca. Tú ya no interesas en esta sociedad podrida, habitada por gusanos eurófagos. Dentro de poco tendremos que apartar cascotes, escombros y bolsas de plástico si osamos recorrerte. Y qué más da: los gusanos, que son mayoría, habitarán en tus entrañas, alimentándose de tu carne, descomponiendo tu cadáver, hasta que sólo quede tu esqueleto. Y ya no te distinguiremos del Morro de Toix, de la sierra de Bonalba... de tantos sitios de nuestra provincia.

Por lo que leo, ahora le toca a El Campello y, de paso, también a Aigües. La última puñalada, todavía reciente, fue el vertedero de La Marina Baixa, alojado en Les Canyades, el nacimiento del barranco que desemboca junto a la Coveta Fumá y la Torre de Reixes, que fue arrasado para que circulasen los dumpers y excavadoras que lo construyeron, previamente a la casi autopista que se adentra en Les Canyades y recorren hoy ya los camiones que depositan allí su veneno, violando una y otra vez la pureza de ese valle, ese secarral, extraordinariamente bello para mí -supongo que no soy el único- y feo al parecer para la mayoría de nuestra decadente y carcomida sociedad. La siguiente y creo que definitiva puñalada parece que viene ahora... ¡LO TENEMOS QUE IMPEDIR!

Y luego vendrá Xixona, y después los molinos eólicos de la sierra del Maigmó y...

De verdad, qué lástima siento de haber nacido en este país. Y no digo más, porque no sé dónde ni cómo acabaría.

Un abrazo, amigos.

Paskki, enhorabuena, como siempre, por el artículo, y gracias por tu esfuerzo y tu altruísmo que, al menos a mí, me ayuda a resistir en este valle de lágrimas y me hace más persona.

Enrique

paskki dijo...

Lo que dices sí que tiene que ver con mi artículo. Para los que disfrutamos y amamos nuestras montañas, nuestros collados, nuestros valles, … ¡claro que nos importa lo que manifiestas aquí!. Y lo escribes con tanta rabia que hace reflexionar. Por que es verdad. Ya vale todo a cambio de una gran urbanización, un campo de golf ó un puerto deportivo. Cuando navegas costeando por nuestro mar Mediterráneo, cuando vuelas por encima de nuestras montañas, cuando caminas de nuestras montañas, … vemos las barbaridades del hombre contra la naturaleza. Y llegará un día que nos tengamos que arrepentir. Que nos quieran concienciar desde esos poderes públicos que ahora están mudos, que entonces tendremos una última oportunidad de salvar nuestros montes, nuestros valles. Pero entonces será tarde. Porque ahora se ha permitido todo en contra del medio ambiente. Ya gritaba al viento en mi post "Aitana Siempre" que lo que disfruta nuestra mirada es el legado para nuestros hijos. ¿Pero quedará algo para entonces?. Espero que sí, aún confío en el hombre sensato que es sensible al desarrollo sostenible.

Un abrazo.

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