un bello rincón de Aigues
Una mañana soleada de senderismo dominical. Pero no es una ruta senderista más. Hoy es un día especial. Por primera vez viene mi hija Myriam. Es su bautismo senderista. Yo también me inicié subiendo El Cantal, subiendo el Cabeçó d´Or. Con sus once años seguro que su ascenso le será mucho más fácil de lo que fue para mí.
El Cantal. Un primer repecho. Uno de los collados que vamos a subir hoy. Mi bestia negra, como dice mi amigo Enrique. Este ascenso en mi primer día senderista pudo significar el inicio y el abandono de esta disciplina deportiva. No puedo negar que aquél día no lo pasé bien, que las piernas no me sostenían. No estaba preparado físicamente para esto. Mi afán de superación, mi autoestima, consiguieron que no me rindiera. Aunque mi deporte era el sillón bool. De la oficina al coche, del coche a la oficina. Ejercicio poco. Desde ese día a hoy las cosas han cambiado. Ya llevo muchos kilómetros de montañas, de valles, de vías verdes. Y los que me quedan por recorrer. Kilómetros de esfuerzo y de disfrutar caminando senderos, subiendo collados, bajando vaguadas. Kilómetros para alcanzar nuevas metas. Kilómetros de compartir muy buenos momentos con compañeros y amigos del camino.
También es un día de reencuentro. He realizado varias rutas senderistas que no me encontraba con Arturo. Y hoy nos volvemos a ver. Senderista, buen conocedor de nuestras montañas, de los pueblos de la provincia y sus tradiciones, de las leyendas que corren de boca en boca por las personas del lugar. Una enciclopedia andante. Generoso en el trato. Muy buen comunicador. Amante de la libertad, la igualdad y del bien común. De tantos caminos de tierra que ha recorrido, en su mochila guarda un puñado de experiencia, otro de compañerismo y uno muy grande de amistades.
El Cantal. Un primer repecho. Uno de los collados que vamos a subir hoy. Mi bestia negra, como dice mi amigo Enrique. Este ascenso en mi primer día senderista pudo significar el inicio y el abandono de esta disciplina deportiva. No puedo negar que aquél día no lo pasé bien, que las piernas no me sostenían. No estaba preparado físicamente para esto. Mi afán de superación, mi autoestima, consiguieron que no me rindiera. Aunque mi deporte era el sillón bool. De la oficina al coche, del coche a la oficina. Ejercicio poco. Desde ese día a hoy las cosas han cambiado. Ya llevo muchos kilómetros de montañas, de valles, de vías verdes. Y los que me quedan por recorrer. Kilómetros de esfuerzo y de disfrutar caminando senderos, subiendo collados, bajando vaguadas. Kilómetros para alcanzar nuevas metas. Kilómetros de compartir muy buenos momentos con compañeros y amigos del camino.
También es un día de reencuentro. He realizado varias rutas senderistas que no me encontraba con Arturo. Y hoy nos volvemos a ver. Senderista, buen conocedor de nuestras montañas, de los pueblos de la provincia y sus tradiciones, de las leyendas que corren de boca en boca por las personas del lugar. Una enciclopedia andante. Generoso en el trato. Muy buen comunicador. Amante de la libertad, la igualdad y del bien común. De tantos caminos de tierra que ha recorrido, en su mochila guarda un puñado de experiencia, otro de compañerismo y uno muy grande de amistades.
Hoy la previsión de buen tiempo, el sol y las altas temperaturas ha dejado a muchos entre las sábanas de su cama. Muchos han cambiado las botas por las chanclas para ir a la cercana playa de Campello. Seremos unas treinta personas, de las cuales tres son niños. Iniciamos la marcha. Javier me saluda con su gran sonrisa. Algunos quieren salir cuanto antes. Tienen cierta preocupación por el calor que nos puede hacer. Partimos desde las Escuelas de Aigues alrededor de las 8,30 h. Antes de llegar al Balneario cogemos a la izquierda un camino de tierra que se adentra por la pinada de Aigues. Pasamos junto a la Font de la Cogolla, la Ermita del bosque, del banco de piedra del Dr. Sapena, bajo la sombra de altos pinos que nos acogen.
las Escuelas
bajo la pinada de Aigues
la Ermita del bosque
buenas vistas desde la pinada
bajo la pinada de Aigues
la Ermita del bosque
buenas vistas desde la pinada
el sendero se alarga
Unas pistas de tierra nos dirigen hacia El Cantal. Nos reagrupamos bajo la Peña Roja, poco antes del ascenso. Ascendemos en zigzag. Cuando llegamos al primer collado notamos el esfuerzo. Un pino junto el sendero. Queda poco. ¡El Cantal!. Así contado parece poca cosa, pero os aseguro que no lo es. Myriam ha llegado con los primeros, la cuarta. Muy bien. Yo he llegado poco después. Ya sé que no tengo que preocuparme de ella y de si le va a costar subir y andar por estos senderos. La veo caminar como si nada, con su pequeña mochila a la espalda. La observo mientras anda entre adultos, conociendo a otros niños, nuevos amigos. Antes de reanudar el camino, dirigimos la mirada hacia el mar. Las playas de San Juan, de Muchavista. El faro del Cabo de la Huerta. La bahía de Alicante. Hoy el horizonte está limpio y vemos el paisaje con detalle. Las montañas, los edificios, … , en relieve. La luna, acompañada por un inmenso cielo azul, nos observa curiosa desde allá arriba.
... bajo la Peña Roja.
Subimos hacia El Cantal
Arturo y Javier
Un breve descanso
... la Playa de San Juan, el faro del Cabo de la Huerta, ...
la luna nos mira curiosa desde allí arriba
Descendemos por una pista para volver a subir.. Antes del nuevo ascenso esperamos a los más rezagados. Descansamos. Javier es entrevistado por radio 9 sobre esta ruta a través del móvil Mientras, almorzamos. Buscamos el sendero PR-V 2 por el que nos dirigiremos a las Cuevas de Canalobre. En todas estas marchas hay un motivo de conservación que destaca sobre los demás. Hoy es protagonista el Camino de Santiago. Todo caminante sueña con recorrerlo alguna vez. Y cuando lo pruebas, vuelves, nos dice Arturo. Está organizando Javier un viaje a esas tierras para octubre próximo. Cuatro días de caminata. Arturo y Javier nos cuentan, mientras caminamos, algunas anécdotas de sus experiencias senderistas por tierras gallegas en esta ruta que algunos hacen por devoción cristiana, otros por pasión pagana, otros por un poco de las dos.
Arturo
un alto en el camino
El ascenso a las Cuevas de Canelobre no es ninguna tontería. Cuesta muy empinada. Otra vez en zigzag. Cuanto más nos vamos acercando a nuestra meta, más se fracciona el grupo. Al llegar arriba, un merendero. Junto a una valla de madera, Raúl. Siempre quiere llegar el primero. Junto a la valla de madera y de Raúl, Fernando. Quien abre la marcha y, también, quien la cierra, pues recorre el sendero de ida y de vuelta varias veces. Unas vistas extraordinarias. Un circo de montañas. La Sierra Grosa, recortada sobre el mar. El castillo Santa Bárbara, vigilando la bahía de Alicante. La olvidada y maltratada Sierra de Foncalent. La Carrasqueta.
PR.V 2 hacia las Cuevas de Canelobre
marcas blanco y amarillo del sendero
nuevo ascenso
otra vez en zingzag
Al fondo la bahía de Alicante y el castillo Santa Bárbara
Sierra Foncalent y su cantera
un circo de montañas
la Carrasqueta, detrás
A través de la Asociación de Caminantes de Aigues, Javier ha organizado la visita a las Cuevas de Canalobre. En la falda septentrional del Cabeçó d´Or, a unos 700 metros de altitud, en el término municipal de Busot, a 23 km de la ciudad de Alicante. Entramos por un largo pasadizo. Dentro de la Cueva, una de las bóvedas es de gran altura, unos 70 metros del suelo al techo. Desde una gran explanada parten unas escaleras. Para arriba en busca de la abertura por donde se descubrió la Cueva. Escaleras hacia abajo, en visita a las formas caprichosas que ha ido tomando la roca con el paso de los años. Estalactitas y estalagmitas. Parecen animales, caras y candelabros. De una estalagmita es de donde le viene su nombre actual a la Cueva ya que Canalobre es una palabra valenciana que significa candelabro. Iniciamos la visita hacia abajo para luego subir por otro extremo y, desde la plataforma, volver a subir a la abertura por donde fue descubierta la Cueva. Felipe explica a personas del grupo un montón de cosas de estas Cuevas que nos vienen bien a todos. Una de ellas, forma parte de la leyenda de estas tierras. Cuando los ejércitos cristianos arrebataron este territorio a los árabes oyeron que estos hablaban de un tesoro de oro guardado en esta montaña, la Sierra del Cabeçó d´Or y en estas Cuevas, que los moros las llamaban de Oro. ¡Oro!. Los guerreros cristianos lo buscaron por todas partes y no lo encontraron. No sabían que para estos árabes, que procedían de las ardientes arenas del desierto del Sáhara, oro es el agua que corre y guarda en sus entrañas estas Cuevas. Oro, el agua como fuente de vida y de riqueza.
Arturo y Paskki, en la entrada en las Cuevas de Canelobre
panel explicativo, dentro del túnel
entrada a las Cuevas
fuguras que parecen candelabros
A esta montaña y sus alrededores se le ha concedido la categoría de microreserva para preservar la flora de estos secarrales y los alrededores de este sendero. Plantas y flores que nacen entre las rocas, que buscan su espacio entre las piedras. Plantas y flores que colorean estos áridos parajes. Esparto. Sabina. Ajedrea. Con mucha suerte se puede ver el Teucrio de Ifac.
Regresamos. Lo que subimos en zigzag para llegar a las Cuevas, ahora lo descendemos. Bajo nuestros pies la tierra está suelta. También lo están unas piedrecillas resbaladizas muy peligrosas. Hay que caminar con mucha prudencia. Aunque Myriam baja veloz con un grupo de senderistas de Aigues que abren la marcha. Algunos resbalones. Javier y Arturo coinciden en manifestar que la Generalitat debería cuidar más este sendero, el PR-V 2, probablemente el sendero más transitado de la provincia de Alicante, junto con el de la subida a la Sierra del Cid.
La vuelta es rápida. El calor aprieta. Descansamos unos minutos en El Cantal. Esperamos que el grupo se reagrupe. Reanudamos la marcha. También resbala este sendero, pero no es lo mismo que el de las Cuevas. En Aigues nos espera una buena cervecita. Esta idea nos ha acompañado todo el día, entre bromas. Casi la veo acercarse por el camino, a dos patas, rebosando espuma por el borde del vaso, brillando el oro de su color. ¡Otro oro!. Este es líquido y sacia la sed. Una jarra de medio litro bien fría. Paskki y Arturo la toman en La Taberna, un antiguo colmado convertido en bar restaurante donde otro Arturo lo regenta con maestría. Un lugar de encuentro donde los minutos no corren sino que se ralentizan. Sus paredes te acogen, llenas de recuerdos. Este restaurante invita a la buena mesa, a la degustación de sus recetas. Al sosiego del buen comer sin prisas, aderezado con una apacible tertulia.
La vuelta es rápida. El calor aprieta. Descansamos unos minutos en El Cantal. Esperamos que el grupo se reagrupe. Reanudamos la marcha. También resbala este sendero, pero no es lo mismo que el de las Cuevas. En Aigues nos espera una buena cervecita. Esta idea nos ha acompañado todo el día, entre bromas. Casi la veo acercarse por el camino, a dos patas, rebosando espuma por el borde del vaso, brillando el oro de su color. ¡Otro oro!. Este es líquido y sacia la sed. Una jarra de medio litro bien fría. Paskki y Arturo la toman en La Taberna, un antiguo colmado convertido en bar restaurante donde otro Arturo lo regenta con maestría. Un lugar de encuentro donde los minutos no corren sino que se ralentizan. Sus paredes te acogen, llenas de recuerdos. Este restaurante invita a la buena mesa, a la degustación de sus recetas. Al sosiego del buen comer sin prisas, aderezado con una apacible tertulia.
Entre pinos.
La Taberna
Arturo, su dueño.
"De todo, menos apurarse"
Durante la comida, la peña de amigos. El premio al esfuerzo. Premio con las viandas. Premio con la compañía. Myriam con sus nuevos amigos. Todos, buen rollo y mucho cachondeo. “Torpe, torpe, ¿cuál es la virgen más estrecha?. ¡La virgen del canuto!. Torpe, torpe, ¿cuál es el santo más barato?. ¡San Regalado!”. Alvaro ya ha empezado con su repertorio de chistes. Y vienen otros de otros. Y con las risas pasa un trocito de la tarde, pero no pasa, permanece, permanecerá mucho tiempo en nuestra memoria.
4 comentarios:
Esta ruta senderista la hicimos el pasado 27 de abril.
¡Vaya panda de abueletes!
jajajajaja....
Un saludo a todos: Paskki, Arturo, Javier y al equipo de Caminantes.
¿Abueletes?. Juan Jo, ya me lo contarás el próximo sábado 10 de mayo en la vía verde Maigmó-Agost. Ya hablaremos, ya.
Un abrazo.
¡No tengas la menor duda!
Me vaís a dar una paliza de escándalo.
Pero ya tengo preparado el gotero para metérmelo en la vena.
PD: No me engañéis. Vosotros hacéis la ruta SÓLO por la comida final. Cullons, siempre estáis moviendo el bigote
Saludos
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