martes, 20 de mayo de 2008

Vía Verde Maigmó - Agost


Por el camino que fue de hierro. Que quiso ser. Camino de hierro que nunca oyó el silbato de la locomotora. Nunca, el roce de las ruedas de hierro con las vías. Nunca se rompió el sosiego de su camino con el chu-cu-chú del tren. Este nunca le visitó. Nunca recorrió esta senda. Y nunca lo hará.

En 1926 se iniciaron las infraestructuras del ferrocarril de vía ancha entre Alcoy y Agost. De unos 66 kms de longitud. Una puerta que se abría para los pueblos de las montañas en dirección al valle y al mar. Un sueño. Una esperanza. La ruptura con años de aislamiento. El camino natural por carretera de Alcoy y su comarca con Alicante se hacía por la Carrasqueta. Carretera peligrosa con multitud de curvas. Cuyo puerto se cerraba continuamente en invierno por la niebla ó por la nieve. Esta nueva vía férrea facilitaría el tránsito de personas y de mercancías. Las industrias textiles de la comarca verían por fin cumplido una reivindicación de años. Poder transportar sus mercancías por ferrocarril al puerto de Alicante, más cercano que el de Valencia al que lo llevaban por carretera, al estar mejor comunicada. Por los problemas orográficos, las obras se retrasaron hasta 1932, cuando quedaron terminadas todas sus infraestructuras. Faltaba el tendido de las vías y la ubicación de las estaciones intermedias entre Alcoy y Agost.

La guerra civil y la postguerra frenaron la finalización de este proyecto. En los años sesenta volvió a plantearse la conveniencia de este trazado ferroviario. Pasaron los años. Las promesas no pasaban de ser meras palabras. Quizá entonces por cierto centralismo político valenciano, por los transportes de mercancías por carretera y, más tarde, por la buena comunicación a través de autovías y por falta de rentabilidad, la terminación de este proyecto se desestimó definitivamente en 1984.

Este trazado no albergó vías de tren, sino que ahora acoge personas, a pie ó en bicicleta. A partir de 1993 la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, con la colaboración de los Ministerios de Medio Ambiente y de Fomento, están habilitando estos terrenos en lo que denominan Vías Verdes. Acondicionar para uso lúdico el trazado del ferrocarril de vía ancha. En el 2001 el Area de Medio Ambiente de la Diputación de Alicante inició las obras de acondicionamiento de la Vía Verde del Maigmó. En España ya hay habilitadas más de 1.500 kms de Vías Verdes.Caminantes, senderistas, ciclistas, se benefician de una senda, sin vehículos a motor. Caminos siempre llanos, con ligeras subidas y bajadas. Una manera diferente de conocer nuestros pueblos, sus paisajes, sus gentes y sus costumbres. Una manera distinta de acercarnos un entorno natural desconocido.


El Area de Medio Ambiente de la Diputación de Alicante organizó la III Jornada Ambiental de la Vía Verde del Maigmó que se celebró el pasado 10 de mayo. 21 kms. Dificultad baja. Para los senderistas, unas cinco horas de duración como máximo, unas horas menos para los corredores. Cada cinco kms la Diputación colocó controles de avituallamiento con bebidas y frutas. Los túneles estaban iluminados.

En una mañana fría de nubes y claros llegamos a Agost. En unas carpas verdes nos dieron los dorsales, aunque no se trata de una competición. Poco después la Organización nos llevó en autobús al punto de partida, en el Maigmó. Eusebio, Paco, Arturo y Paskki nos hicimos una foto antes de empezar la Vía. Estamos a unos seiscientos metros. Llegaremos a Agost con un desnivel de unos trescientos metros.





Los primeros cinco kilómetros, nos encontraremos con varios túneles. Hace unos años pusieron placas solares para que estuviesen iluminados permanentemente. Ahora, como antaño, bandoleros del camino se apropiaron de las placas. La civilización avanza en muchas cosas, pero en esto, en apropiarse de lo ajeno, no avanzamos. Hoy la organización ha previsto su iluminación con generadores. El primer túnel, una sorpresa. Iluminado, sí. Pero hay que andar con cuidado porque en algunos tramos dominan las sombras. Vemos la boca de luz al final del túnel. Explosión de luz y de calor. ¡Esta Vía tiene 6 túneles!. Sólo falla la iluminación en el tercer túnel. Cuidado no tropiece con mi propia sombra. No tropiece con otro senderista, como le ha pasado a mi amigo Arturo. ¿Quién ha atropellado a quien?. Andando, claro.

Este primer tramo es más accidentado. Barrancos. Vaguadas. Collados. Pinadas. El suelo firme entre dos muros naturales de tierra. Mientras camino recuerdo las películas de vaqueros y el momento en que es atacada la diligencia cuando pasa por un camino estrecho como este. Las películas donde los indios emboscan al séptimo de caballería. Aquellas en las que Curro Jiménez, el Algarrobo y el Estudiante atacan al francés invasor para quitarles las riquezas que habían robado al pueblo. Hoy no nos sorprende un emboscado, salvo la vigilancia de las nubes, presentes y amenazantes.












La Vía es un río de gente. Personas de todas las edades. El camino no pregunta la fecha de nacimiento. Cada uno lleva la marcha que quiere. Algunos se han propuesto un reto ambicioso: llegar a la meta en unas tres horas. Otros no tienen prisa. “Cuando iba de pequeño al monte, mi padre me decía: sube como un viejo y llegarás como un joven”, le dice Antonio a sus hijos cuando estos le recriminan que vaya tan despacio. El camino se llena de expresiones. Es un espacio libre y libre corren las palabras. No hay barreras. Mientras caminas, piensas. Mientras caminas, hablas. Y oyes lo que cuentan con los que te cruzas. “María, siempre tan solitaria. ¿Qué haces que no estás con nosotros?”. “No me dejáis. Os habéis puesto en fila. Ocupáis todo el ancho del camino y no me dejáis meter mi trasero”. “Tiene que darse cuenta lo que cuesta ganar el dinero, para que lo derroche de esa manera. No quiero educarlo como un niño mimado que consigue todo lo que quiere”, le dice Manolo a su esposa preocupado con la educación de su hijo. “Me acosté anoche a las tres de la mañana y estoy aquí con vosotros como un zombi. Pero no quería perdérmelo por nada del mundo”, dice el marchoso de Rafa al resto de sus amigos de pandilla. Y tantas otras frases. Sin tener que ver con el camino. Y hablando del camino. Contando anécdotas de otras sendas. Proyectos para recorrer otros senderos. Otras vivencias. Otras.













Cruzamos varios puentes con vallas de madera. Con vallas de hierro. Y otros saltan por encima de nuestras cabezas. Arcos de medio punto. Arcos más abiertos. Arcos que se agarran a la tierra, a las rocas. Un viaducto a lo lejos. Caminaremos por encima de dos de ellos. El Pont del Fontanás, uno. El Pont del Vidre, el otro. Quien proyectó la Vía no se olvidó de nada. Túneles. Viaductos. Arcos. En algunos tramos, vamos paralelos a la carretera. Desde ella nos ven. Nosotros vemos a los automovilistas con su mirada curiosa ante este hormigueo de gente.





Dejamos atrás el camino montañoso. El valle está lleno de pinceladas. Pinceladas con viñedos. Pinceladas con árboles frutales, con olivos, con almendros. Bajo nuestros pies corre agua, canalizada. Oímos su susurro. Sus exclamaciones. Sus prisas. Como prisas tenemos ya por llegar cuando vemos la cúpula y la torre de la iglesia destacando sobre las casas de fachadas pardas de Agost.

Cuanto más me acerco a la meta voy más deprisa. Tendría que ser al revés. El cansancio deja huella. Pero hoy no es así. Los primeros cinco kilómetros he ido más despacio de lo que esperaba. Tantas fotos … Los primeros cinco kilómetros se han comido unos minutos que he recuperado después. Y desde el kilómetro diez he ido recuperando el tiempo y caminando más deprisa.
Los últimos tres kilómetros se me han hecho interminables. La carretera se alargaba como un chicle. Los pasos de Paskki ya no eran pasos, sino zancadas, comiéndose el camino para llegar a la meta. Amenaza lluvia. Al entrar al pueblo, chispea. Al entrar a la meta, diluvia. Justo a tiempo. He tardado unas cuatro horas. Arturo me da la bienvenida con una cerveza y unas cocas. Hay que reponerse. Hay que recuperarse. Hay que volver el año que viene. Porque tienes que vivir la Vía, que no te lo cuenten. Merece la pena.



fachada Ayuntamiento de Agost

2 comentarios:

paskki dijo...

Hay más información de las Vías Verdes de España en www.viasverdes.com

Alfredo dijo...

Saludos amigos.

Necesito saber algo de la Fuente de la Zarza que está en Petrer (¿Fontanars?) y que al parecer "desemboca" en el barranco de la zarza que sale en vuestro plano. ¿Teneis algun plano o algo en donde salga? ¿O algo simplemente jejeje...?

Por favor escribidme a a_campello2@hotmail.com

GRACIAS. El libro sobre el callejero de Sant Joan se publica en octubre :) :)

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