Hace unos días leí en redes sociales una noticia que no me dejó
indiferente. En Los Ángeles (EEUU), una multitud enardecida derribaba una
escultura a tamaño real de Cristóbal Colón acusándolo de genocida. Pensé que
era una broma de mal gusto, pero para la festividad de los Santos Inocentes aún
queda mucho. Lo que pensé después es lo fácil que es manipular a los
ignorantes.
Permítame que vayamos por partes. Los Ángeles tienen un pasado español,
fue fundada el 4 de septiembre de 1791 por el Gobernador andaluz Felipe de
Neve. En el céntrico Grand Park de esta localidad se instaló una estatua de
Cristóbal Colón en 1973 para honrar su figura desde que descubrió América el
12 de octubre de 1492. Sin embargo, desde hace un tiempo el concejal Mitch
O´Farrel, indio de la tribu Wyandotte de Oklahoma, ha emprendido un plan
destructivo contra Cristóbal Colón acusándolo de genocida, sumándose a una
campaña indígena revisionista sobre el descubrimiento de América y sus
consecuencias.
En España pensamos que la envidia es el deporte nacional de los
españoles, pero nos quedamos cortos si nos comparamos con los líderes de otras
Naciones de entonces que nos miraban mal como el Imperio que fuimos, admirado
por muchos y ambicionado por todos. Esto es consecuencia que desde hace siglos
exista la “leyenda negra” contra España por el descubrimiento de América,
alimentada por el presunto complejo de inferioridad de las Naciones extranjeras
que ansiaban el poder y el desarrollo del Imperio español “donde nunca se ponía el sol”.
Cristóbal Colón puso sus conocimientos marinos y su talento al servicio
de la reina Isabel la Católica (1451-1504), se impusieron un nuevo reto
navegando por el Atlántico, tropezó con América camino de las Indias y
descubrió un nuevo continente. A Colón le encantaron aquellas tierras, lo mismo
ocurrió con la población indígena que se encandiló con los españoles que -
inicialmente - creyeron que eran Dioses.
¿De qué Genocidio hablan?. No se inventen, señores, que todo se sabe.
Verán. El choque de civilizaciones entre la europea y la indígena produjo el
fallecimiento del 95% de la población nativa americana de aquellas tierras
causada por las epidemias. Figúrense. La viruela, el sarampión, el tifus, la
gripe, entre otras enfermedades, hicieron estragos entre la población indígena.
Un simple resfriado podía ocasionarles la muerte. Con los conquistadores hubo
un choque, esta vez bélico, entre una minoría con armas de fuego y una mayoría
con todas las armas primitivas que se puedan imaginar (las películas han ayudado
mucho a figurarse esto).
Una vez emprendida y puesta en marcha la conquista, se legisló para
defender los derechos de los indios, para considerarlos iguales, incluso
permitiendo el mestizaje entre españoles e indígenas. Buena parte de los
conquistadores españoles más conocidos, como Hernán Cortés, Ponce de León ó
Pizarro, se casaron con indígenas y formaron una familia mestiza. Nada que ver
con lo que hicieron otros Imperios, incluso los que anhelaban por serlo, en los
que casar con un indígena era delito. Ya ven, unos tiene la fama y otros cardan
la lana. Ye me entienden.
La Corona española consideró súbditos e iguales a los indígenas, lo
reiteró la reina Isabel la Católica en su testamento y así se manifiesta en las
Leyes y Ordenanzas de Burgos firmadas por el Rey Fernando el Católico el 27 de
diciembre de 1512: texto legal que considera hombres libres a los Indios del
Nuevo Mundo y con las que abolió la esclavitud indígena. Esta ley se considera
precursora, nada menos, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El descubrimiento de América cambió la historia del Mundo, con España y
su Imperio como protagonistas.
Este artículo se ha escrito con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Press.
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