En democracia se
toman las decisiones a través del juego
de las mayorías. Depende para que, hacen falta unas mayorías u otras. De Pero
Grullo, no he descubierto nada nuevo. Por esto, pretender tener un importante
peso específico en la política española nacional con una representación
parlamentaria tan pequeña, es ridículo. Se habrán ya dado cuenta que me refiero
a Podemos.
Su actual líder:
Pablo Iglesias Turrión (aunque ya muchas veces contestado por los suyos), nació
el 17 de octubre de 1978. Sus padres estuvieron a punto de llamarlo Espartaco,
como aquél esclavo tracio que dirigió la rebelión más importante contra la
República romana. Ya desde la cuna hubiera llevado ese estigma que ahora se
reivindica para sí mismo, revolucionar la política desde la izquierda. Para
referirme a él, permitan que dibuje en palabras un breve perfil fruto de la
lectura y de la observación de sus acciones. Es una persona preparada, no se
puede negar, es Licenciado en Derecho y Doctor en Ciencias Políticas. Su
segunda vocación, después de la política, es la de la comunicación, quizá por
esto su afán de dominar el Consejo de Administración de RTVE... Su primer
programa fue “la tuerka”, programación de televisión por internet. Es
políglota, habla inglés, italiano, además del español y lee el francés. Leído,
fue actor y emprendedor de teatro, quizá por esto cree que domina la escena
política. Le gusta el baloncesto (qué cosas, a Sánchez también). Es forofo de
series de televisión, como Juego de
Tronos.
Iglesias es
heredero del 15M, movimiento ciudadano callejero que nació como una plataforma
cívica y se convirtió después en un partido político, ante las críticas de
algunos de sus propulsores iniciales. Es asambleario, se ha criado
políticamente en la calle con un lenguaje populista de ultra izquierda con
mensajes de fácil calado en la sociedad. Ha demostrado ser un provocador que
maneja bien la imagen. Por un titular en los medios de comunicación hacen lo
que haga falta como aquel beso en la boca a Xavier Domenech en el Congreso de los
Diputados durante el debate de la moción de investidura de Sánchez, después de
una intervención de Domenech. Fue una forma de llamar la atención y ser portada
de todos los periódicos al día siguiente buscando notoriedad y que hablaran de
ellos. Iglesias domina las redes sociales con mensajes populistas y
provocativos que llegan a la gente. Es muy irrespetuoso con las instituciones
del Estado, sobre todo con la Corona.
En la última semana
ha buscado un protagonismo que no tiene, el pueblo español no le ha dado esa
representatividad. Su partido es ahora socio del Gobierno primero en llevar a
Sánchez a la Moncloa - junto con el apoyo de los partidos independentistas -,
después formando un acuerdo de legislatura con el PSOE en el que Podemos se compromete a votar en las Cortes a
favor de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el 2019. Sin que
nadie le invite, ó eso parece, Iglesias se ha erigido en mediador del Gobierno
en una supuesta negociaición con los partidos nacionalistas e independentistas
para que aprueben los PGE visitando a Junqueras en la cárcel y hablando por
teléfono con Puigdemont, teniendo Pablo Iglesias unos postulados republicanos y
a favor del derecho a decidir más cercano a los independentistas que al de los
del propio Gobierno de Sánchez. Ante las incertidumbres que sus gestiones han
creado en la sociedad, Pedro Sámchez ha manifestado que Iglesias no representa
al Gobierno de España en las negociaciones por los PGE y que quien negocia con
los diferentes partidos políticos para aprobar los PGE para 2019 sólo son los
miembros del Gobierno e Iglesias no lo es. Si fuera así, si no es un mediador
del Gobierno ¿para qué Pablo Iglesias se ha reunido con Junqueras y con Urkullu
y ha hablado por teléfono con Puigdemont?. Si a Sánchez le genera preocupación
lo que Iglesias vaya negociando por ahí con los presuntos delincuentes
independestistas, imagínense lo mucho que preocupa al resto de la sociedad
española. Y todo para un fracaso estrepitoso porque las negociaciones de
Iglesias no han tenido el resultado que el buscaba: el compromiso de
nacionalistas e independentistas de aprobar los PGE. Si En Común Podem (Podemos
en Cataluña) reprueba al Rey en el Parlament y en el Ayuntamiento de Barcelona,
genera más inseguridad al Gobierno de Sánchez tener un socio tan díscolo, y les
preocupa, imaginen lo mucho que indigna en la gran mayoría de la sociedad
española.
Iglesias parece que
busca mayor visibilidad personal y un mayor rédito electoral de su partido. Es
el político español de ámbito nacional peor valorado con un 3,11 %, incluso por
debajo de Alberto Garzón ( IU) que tiene un 3,79%, según la valoración del CIS
de este mes de octubre. En esta valoración Pedro Sánchez (PSOE) es el político
mejor valorado con un 4,16%, seguido de Albert Rivera (Cs) con un 3,81 % y
Pablo Casado (PP) con el 3,25 %. Ya ven, suspenden todos. No parece lógico que
Iglesias suba puntos después de reunirse y hablar con presuntos delincuentes
protagonistas de un Golpe de Estado y con políticos huidos de la Justicia que están
fuera de España. ¿Se imaginan que Julio Anguita hubiera hablado de política y
hubiera negociado los PGE con Tejero después de la participación de este en el
Golpe de Estado de 1981?. No se lo imaginan, ¿verdad que no?.
Ese afán de
protagonismo en la esfera nacional ¿tiene otros motivos además de los
electoralistas?, ¿pretende crear un frente común de izquierdas republicanas
para presentarse a las próximas elecciones generales, dejando fuera al PSOE?,
¿quiere calentar la calle proponiendo el derecho a decidir en Cataluña y un
referéndum que no cabe en la Constitución española?, ¿quiere postularse en un
frente contra la Corona, con las ya dichas manifestaciones pueriles y sin
sentido comentadas a los mas media en cuanto tiene ocasión?.
El próximo mes de
diciembre la Constitución española de 1978 cumple 40 años. Ha sido el mayor periodo de paz en democracia
en España, con una Monarquía Parlamentaria como modelo de Estado votada por los
españoles con esta Constitución. Con este texto constitucional el pueblo
español recuperó la Soberanía Nacional dentro del espíritu de concordia entre
españoles durante la Transición española que Iglesias también cuestiona,
incluso niega. Se olvida que aquellos
tiempos no son los actuales y que entonces no se podía hacer una ruptura brusca
de la dictadura a la democracia. Iglesias sabrá de política, pero de historia
suspende estrepitosamente. Y aunque muchas veces se diga que la historia se
repite, el pueblo español es mucho más maduro que el de las primeras décadas
del siglo pasado para caer en los mismos errores y no se repetirán
acontecimientos dramáticos en España por mucha crsipación que haya en el
Congreso de los Diputados entre los socios del Gobierno de Sánchez y los demás
partidos políticos. Que así sea.
Este artículo ha sido publicado con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Press.
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