domingo, 18 de noviembre de 2018

España descubrió la Antártida



España descubrió la Antártida. ¿No se lo creen?, acompáñenme en las siguientes líneas y descubrirán conmigo esta y otras aventuras tan desconocidas por muchos como tan interesantes para todos.

¿Saben quién fue Ruy González de Clavijo?, ¿y el español que descubrió la cataratas de Iguazú?, ¿cuál fue el río que descubrió Hernando de Soto?, ¿conocen las aventuras de Isabel Barreto?, ¿saben por qué al océano Pacífico se le llamaba el “lago español”?, …

En el 1403 Enrique III de Castilla encargó a Ruy Gutierrez de Clavijo - Oficial de la Casa Real - que encabezara una Embajada a Samarcanda (en la actual Uzbekistán), nada menos. A miles de kilómetros de casa, sorteando peligros y aventuras en barco por el Mediterráneo y por tierra desde Constantinopla, con la finalidad de entablar relaciones comerciales con el monarca de aquellas tierras. Ya ven, ambiciosos eran ya un rato en aquella época. Consiguieron llegar a destino para contar en la Corte a su regreso todo lo que habían visto, que había sido mucho. Su protagonista lo  escribió en “Viaje a Tarmolán”, el primer libro de viajes de la literatura castellana.

Después de guerrear y de sobrevivir durante años por el sur de lo que hoy conocemos como EEUU, y de volver Cabeza de Vaca a España para relatar su experiencia como sanador, aventurero y explorador, dejó plasmada sus peripecias en el libro “Naufragios y comentarios” de mucho éxito por aquél entonces que despertó el interés en las autoridades de conquistar aquellas tierras que suponían llenas de riquezas. Pero no tuvo descanso porque el emperador Carlos V de Alemania y I de España lo nombró Gobernador del Río de la Plata zarpando desde Cádiz en 1540. En ese viaje descubrió por tierra las cataratas de Iguazú, y quedó impresionado. No es para menos porque son espectaculares. Una maravilla de la naturaleza que embriaga a quienes las visitan y emboba a todo aquél que las tenga delante para admirarlas. De verdad, si no las conocen, hagan por conocerlas, el viaje lo merece.

De nuevo por el actual EEUU para que otro español inquieto descubriera el Missisipi, que llamaron inicialmente Grande, ese río tan caudaloso que tanto hemos visto en las películas de vaqueros. Hernando de Soto fue quien lo descubrió. Como Gobernador de Cuba y Adelantado de la Florida, organizó una expedición por aquellas tierras en 1538.

Isabel Barreto es la primera “Amiranta” que mandó una flota. Mujer de carácter, tenía que serlo en aquel mundo de hombres. Al fallecer su marido, Álvaro de Mendaña, en la isla de Santa Cruz en 1595, tomó el mando de sus barcos. Mendaña fue el organizador de la segunda expedición a las islas Salomón en 1594. Barreto navegó por aguas del Pacífico de Lima a Filipinas, pasando un montón de penalidades por el mar y las tormentas pero con el empeño de alcanzar tierra firme y establecerse por aquellas tierras. Lo consiguió, casó de nuevo con Fernando de Castro, General de Filipinas. Regresó a Perú con su marido para disfrutar de una vida acomodada, orgullosa de lo que había vivido, aventuras muy distintas de lo que pudo imaginar desde niña que sería su vida. Ya ven, quien se empeña y lo busca, lo consigue.

No me he olvidado del descubrimiento de la Antártida. No se apuren, que todo llega, también en este relato del espíritu emprendedor, incluso aventurero, de nuestros antepasados que quisieron servir a España desde sus sueños hasta sus hechos para contribuir a que el Imperio español fuera grande, admirado y respetado por todos, también por los otros países que lo anhelaban.

Gabriel de Castilla, Almirante de la Armada del Mar del Sur, zarpó de Valparaíso en marzo de 1603 para defender de los piratas las costas peruanas y chilenas. Una fuerte tormenta los desplazó hacia el sur hasta navegar cerca de lo que hoy conocemos como las islas Sherland del Sur, a 64º de latitud. Su tripulación fue la primera en ver esa  tierra helada de la Antártida, ciento setenta años antes que el inglés James Cook explorara esas tierras en 1773 y las tomara como propias. Gabriel de Castilla lo apuntó en su libro de bitácora, y poco más, pero no dieron importancia a esa tierra de hielo cuando tenían que administrar y proteger tanto territorio de América del norte, centro y del sur. Lo contó Laurenz Claesz en su diario, un holandés tripulante de esa pequeña Armada, que lo publicó en 1622 en Amsterdam. Cuando Cook llegó a la Antártida encontró restos de un naufragio y el pecio de lo que era un buque español, aunque callaron este hecho a la comunidad internacional para poder decir que fueron ellos, y no los españoles, los que habían descubierto la Antártida. Los ingleses “venden” bien su historia. En 1988 fue fundada en la isla Decepción la Base Antártida Gabriel de Castilla perteneciente al Ejército de Tierra español. Su misión principal es apoyo logístico a las expediciones científicas que se hacen en la Antártida. El rey Juan Carlos I da nombre a otra base española en la isla Livingston en la Antártida, que visitó en 2004 aprovechando una visita de Estado a Chile.

Todo lo que narro en este artículo tiene un Rey como líder de esta gran Nación que es España.

La mayoría de estos hechos están narrados con mayor amplitud en la nueva edición del “Atlas de los Exploradores españoles” editado por la Sociedad Geográfica Española. Es emocionante recorrer sus páginas donde tanto se cuenta para recordar, incluso para descubrir, hechos relevantes realizados por españoles.

En España tenemos que admirar más nuestra historia. Lo que hemos sido, lo que somos y lo que queremos ser. Dejar de admirar tanto a las demás naciones como si la nuestra no tuviera mucho ó más que contar y de lo que  enorgullecernos cada día. Así es. 



Este artículo se ha publicado con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Press.

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