Un buen amigo me ha pedido un favor y me ha propuesto un reto, que esta
semana escriba sobre su barrio de Benalúa en esta columna de opinión porque -
dice - seguro que también algo tendrá que ver conmigo como alicantino de cuna.
Los retos me gustan. Por esto, aquí estoy para contarles sobre el
“populoso barrio de Benalúa”, denominación que he escuchado en varias ocasiones
a algunos de sus vecinos. Aciertan porque Benalúa es uno de los barrios más
emblemáticos de la ciudad de Alicante.
¿Saben ese que dice que un matrimonio de ancianos fue al despacho de un
arquitecto para negociar la compra de una vivienda en la playa?. Durante la
conversación el arquitecto les preguntó varias cosas y cuando le dijeron que su
residencia habitual de toda la vida la tenían en la calle Pascual Pardo Gimeno,
el arquitecto les preguntó: “¿saben quién fue Pardo Gimeno?”, por eso de dar conversación
a sus clientes, ya me entienden. Pero cuando le respondieron, se quedó
sorprendido. “¿Pardo Gimeno?, - repitieron la pregunta - pues no, no sabemos,
llevamos poco tiempo viviendo en esta calle y no conocemos al fulano ese”. No
es un chiste, es un hecho real. No les culpo. Muchos como ellos - de todas las
edades - seguro que no conocen el origen
y de donde viene el nombre de su barrio. Pues yo se lo cuento ahora si me dan
la oportunidad de acompañarme en las siguientes líneas.
El nombre de Benalúa viene, nada menos, que del Marqués de Benalúa,
José Carlos de Aguilera, quien dio por bueno e hizo también propio el sueño de
Pascual Pardo Gimeno: construir un nuevo barrio en un lugar privilegiado de la
fachada marítima de la ciudad de Alicante. Fachada marítima, si, no me he
equivocado. Tengan en cuenta que el mar entonces casi bañaba las vías de la
Estación de Benalúa (también llamada estación de Murcia). Otros miembros de la
burguesía alicantina se sumaron a esta iniciativa: José Soler, Juan Foglietti,
Armando Alberola, José Carratalá, Francisco Pérez Medina, Pedro García Andreu,
Arcadio Just y Clemente Miralles que, más tarde, lo sustituyó José Guardiola.
Todos ellos formaron parte de una nueva Sociedad a la que le dieron el nombre
de “Los diez amigos”. Era el año 1883. Su finalidad: construir un nuevo barrio
de nombre Benalúa con 208 casas juntas en manzanas de 20 casas. 1884 es el año
de la fundación de este barrio. Aún quedan algunas de estas casas como se
construyeron entonces. La denominación de sus calles aún perviven, los diez
amigos dan nombre a calles del barrio. En la placeta Navarro Rodrigo, punto de
encuentro y de reunión de este barrio, hay una placa que recuerda a estos diez
amigos que fundaron este bello rincón de Alicante.
Personajes ilustres alicantinos nacieron, vivieron ó murieron en esta
barriada. Pongo unos ejemplos. Aquí nació el pintor Gastón Castelló. En este
barrio tuvo casa el escritor Gabriel Miró, quien casó en su iglesia. También
hubo un chalet del músico Oscar Esplá. Hoy solo queda un chalet de aquellos, el
palacete de Aguas. En la enfermería del Reformatorio de Adultos, también
llamada la cárcel de Benalúa (hoy los Juzgados), murió el poeta oriolano Miguel
Hernández.
Muchas cosas ya no están, como el cine Roxy, el templete de la Placeta,
el Cuartel de Benalúa ó el Teatro Polo; y otras permanecen: entre otras, las
criptas de la iglesia de San Juan Bautista con diversas tumbas como la de
Prudencio De la Viña, la de los Marqueses del Bosch que estaban en la cripta
del Asilo y que se trasladaron a las de esta iglesia ó la de algunos párrocos.
También se ha salvado del paso del tiempo el ficus centenario. Y el Asilo, que
espera mantener los usos para los que se creó: atender a personas en situación
de desamparo.
Todo hace que este barrio tenga personalidad propia, que sea sano y
conveniente que sus “hijos” recuerden sus orígenes, reivindiquen lo que fue y
se empeñen en disfrutar de lo que es, un lugar extraordinario para vivir en
Alicante.
Este artículo se ha publicado con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Press
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