... ¡ la Font de Partagas ! ...
... agua abundante, que corre traviesa ...
... por una acequia a rebosar ...
... agua que sale de tres caños ...
... esbeltos árboles escalan el cielo. Casi desnudos ...
... por una acequia a rebosar ...
... agua que sale de tres caños ...
... esbeltos árboles escalan el cielo. Casi desnudos ...
... colores de otoño.
... Puerto Tudons a 11 Kms, ...
... al passet de la Rabosa ...
Nos encontramos con un refugio ...
Regresamos camino de ...
Encontramos refugio en La Venta de Benifato ...
Su esbelta torre esculpe el cielo.
Calles tranquilas, ...
... Puerto Tudons a 11 Kms, ...
... al passet de la Rabosa ...
Nos encontramos con un refugio ...
Regresamos camino de ...
Encontramos refugio en La Venta de Benifato ...
Su esbelta torre esculpe el cielo.
Calles tranquilas, ...
... el gato no interrumpe su siesta cuando nos oye pasar.
... el correr del agua nos conduce al lavadero municipal.
7 de diciembre de 2007
Aún no sabemos que el paisaje nos engaña. Que el arbolado es cultivo de secano, pero no por falta de agua. Después de escarpadas subidas llegamos a la Font del Partagas. Nos llevamos una sorpresa. O dos. Un viento tremendo nos obliga a abrigarnos en este día soleado de diciembre. El rumor del viento nos da la bienvenida. Pero hay otro rumor. Es del agua que sale de tres caños. Agua abundante que corre traviesa por una acequia a rebosar. Agua abundante que atraviesa los campos de olivos y de almendros. Agua que busca la compañía de otras aguas, quizá camino del embalse de Guadalest.
Alrededor de la fuente y junto a un refugio hay un merendero. Junto a este y la fuente, esbeltos árboles escalan el cielo. Casi desnudos, aún caen de sus copas colores de otoño. Hojas secas que hacen del duro suelo una blanda alfombra.
Desde este punto se abren en el monte diversos senderos. Sella está a 17 km, Benifato a cuatro, uno más arriba va camino del Puerto Tudons que dista a 11 km, otro escarba la montaña por el Sender Botánic del Passet de Rabosa.
Nos encontramos con un refugio. Aquí el silencio es total. Sólo lo rompe un susurro. Un riachuelo aparece y desaparece bajo nuestros pies, corre cuesta abajo, jugueteando con la tierra. Tomillo, romero, … son olores que nos acompañan. Y una sensación de sosiego, una sensación de tranquilidad, una sensación de haber alcanzado la meta, un destino deseado, lejos del mundanal ruido.
Regresamos. Carlos dice si estamos cerca del restaurante porque tiene hambre. Encontramos refugio en La Venta de Benifato. Myriam quiere cocas, que tanto le gustaron hace tiempo, cocas con morcilla, cocas con cebolla y tomate. Carlos, sopa de cocido. Paqui y yo, olleta de blat, probablemente la mejor olleta del valle de Guadalets. Compite con la olleta de La Mezquita, en Beniarda, pero esto es otra crónica.
Después de comer paseamos por las calles de Benifato. Una pequeña iglesia es el corazón de la población. Su esbelta torre esculpe el cielo. Las calles la rodean. Calles tranquilas, tanto que el gato no interrumpe su siesta cuando nos oye pasar. Calles silenciosas donde el correr del agua nos conduce al lavadero municipal.
Cae la tarde. El sol se despide despacio. Llegan las sombras de la noche. Llega el momento de regresar.
... el correr del agua nos conduce al lavadero municipal.
7 de diciembre de 2007
Llegamos a Benifato, un pueblo pequeño en la sombría de la Aitana. Al acceder a él nos cruzamos con un camino asfaltado, a la derecha. En una pared de piedra, haciendo esquina, hay una placa de cerámica con la inscripción Font de Partagas. Es donde nos dirigimos. Está a unos 5 km.
Por el camino asfaltado cruzamos campos de árboles de secano: olivos, almendros, … Arboles plantados en terrazas, como ya lo hacían los árabes hace siglos. Como ellos, al camino lo acompañan las acequias por donde se canaliza el agua. ¿El agua?.
Por el camino asfaltado cruzamos campos de árboles de secano: olivos, almendros, … Arboles plantados en terrazas, como ya lo hacían los árabes hace siglos. Como ellos, al camino lo acompañan las acequias por donde se canaliza el agua. ¿El agua?.
Aún no sabemos que el paisaje nos engaña. Que el arbolado es cultivo de secano, pero no por falta de agua. Después de escarpadas subidas llegamos a la Font del Partagas. Nos llevamos una sorpresa. O dos. Un viento tremendo nos obliga a abrigarnos en este día soleado de diciembre. El rumor del viento nos da la bienvenida. Pero hay otro rumor. Es del agua que sale de tres caños. Agua abundante que corre traviesa por una acequia a rebosar. Agua abundante que atraviesa los campos de olivos y de almendros. Agua que busca la compañía de otras aguas, quizá camino del embalse de Guadalest.
Alrededor de la fuente y junto a un refugio hay un merendero. Junto a este y la fuente, esbeltos árboles escalan el cielo. Casi desnudos, aún caen de sus copas colores de otoño. Hojas secas que hacen del duro suelo una blanda alfombra.
Desde este punto se abren en el monte diversos senderos. Sella está a 17 km, Benifato a cuatro, uno más arriba va camino del Puerto Tudons que dista a 11 km, otro escarba la montaña por el Sender Botánic del Passet de Rabosa.
Nos encontramos con un refugio. Aquí el silencio es total. Sólo lo rompe un susurro. Un riachuelo aparece y desaparece bajo nuestros pies, corre cuesta abajo, jugueteando con la tierra. Tomillo, romero, … son olores que nos acompañan. Y una sensación de sosiego, una sensación de tranquilidad, una sensación de haber alcanzado la meta, un destino deseado, lejos del mundanal ruido.
Regresamos. Carlos dice si estamos cerca del restaurante porque tiene hambre. Encontramos refugio en La Venta de Benifato. Myriam quiere cocas, que tanto le gustaron hace tiempo, cocas con morcilla, cocas con cebolla y tomate. Carlos, sopa de cocido. Paqui y yo, olleta de blat, probablemente la mejor olleta del valle de Guadalets. Compite con la olleta de La Mezquita, en Beniarda, pero esto es otra crónica.
Después de comer paseamos por las calles de Benifato. Una pequeña iglesia es el corazón de la población. Su esbelta torre esculpe el cielo. Las calles la rodean. Calles tranquilas, tanto que el gato no interrumpe su siesta cuando nos oye pasar. Calles silenciosas donde el correr del agua nos conduce al lavadero municipal.
Cae la tarde. El sol se despide despacio. Llegan las sombras de la noche. Llega el momento de regresar.
4 comentarios:
Haré la excursión!! muy buenas las fotos. Enhorabuena otra vez
¡Ánimo en tu andadura, compañero!
Como dijo aquel: "nunca caminarás sólo"
Ya sabes donde encontrar a nueve amigos.
Alicante Vivo
Hola soy arturo,el loco de la colina del blog Alicante Vivo. No sé las veces que he echo este recorrido de mi amada Aitana(hasta mi nieta se llama así)Otro día, desde la font de la dorata sube a traspasar el pass de la rabossa y disfruta del paisaje karstico de las simas de partagas. sientate en contacto con la tierra, vacia tu mente, pues si hay algo superior en espiritu o en materia, solo se puede encontrar en este sitio mágico.
Ah, y ya bajando a lo material, he probado la olleta de la Vta, de Benifato y la de La Mezquita de Beniarda y hoy la de la Venta de La Torre(Torremanzanas)todas buenísimas. Si vas un día por Aigues, pasate por La Taberna y que mi tocayo arturo te dé a probar la olleta que hace su mujer.
Placer de dioses.
Hormigas en la inmensidad del orbe. Eso somos. Eso vemos que somos cuando una fría ráfaga de viento en un lugar no conquistado nos enfría el rostro. ¡Cuán minúsculo es el hombre! ¡Qué orgulloso se siente con el estómago lleno y qué indefenso sin el teléfono móvil!
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