Buscando colores de otoño nos vamos a las Lagunas de Ruidera. Iniciamos la ruta una vez pasado el pueblo de Argamasilla de Alba. Después de unos kilómetros nos encontramos, junto a la carretera, el castillo de Peñarroya, conquistado a los árabes en el s. XIII por la orden de los Caballeros de San Juan. Es un recinto amurallado, torre del homenaje, patio de armas y torres. En su interior hay un santuario donde acuden en romería los lugareños de Argamasilla y La Solana quienes comparten como patrona la virgen de Peñarroya.
Debido a las urbanizaciones, a la agricultura y a la sequía las Lagunas de Ruidera ya no son lo que eran. Hace unos años el Guadiana se comunicaba en saltos y cascadas de una laguna a otra. Esto ya no existe. Hay huellas de lo que fue, pero ya no es así.
A pesar de todo, siguen siendo bellas: nos da la bienvenida la laguna del rey, pero hay muchas otras, compitiendo entre ellas en esplendor
Los colores de otoño picotean el paisaje. Destacan los dorados, los ocres de las hojas de los álamos, de los olmos, recortados sobre las aguas de las Lagunas. El color oro destaca entre los demás. El color oro brilla en nuestros ojos y nos da energías para seguir admirando la vida, para seguir admirando los milagros de la naturaleza. Los colores cálidos de este otoño soleado acarician las mejillas de Paqui. Los colores intensos de otoño abrazan las sonrisas de mis hijos Myriam y Carlos que observan cómo dos patos juegan junto a unos juncos.
“Estos chopos del río, que acompañan
con el sonido de sus hojas secas
el son del agua, cuando el viento sopla,
con el sonido de sus hojas secas
el son del agua, cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas
grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas.
grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas.
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