lunes, 10 de diciembre de 2007

Sella, 1 diciembre 2007


Pueblo de montaña, a la umbría de la Aitana, a unos 45 km de Alicante, a diez minutos desde Villajoyosa, nos ha acogido este sábado. Azul intenso en el cielo, algunos ocres de otoño entre los pinos. Las casas se apiñan unas a otras alrededor de la iglesia que preside la calle mayor. Las tejas pardas acarician los techos. Las ventanas de madera adornan las fachadas. La fábrica de las casas son de piedra y de ladrillo, donde parece que se han olvidado del cemento.


A la entrada del pueblo, por la carretera que lo atraviesa buscando el Puerto Tudons, el Bar María nos hace un arroz con conejo a la leña digno de mención. Sin hierbas, sin adornos. El aroma de la leña quemada y arroz cocido. El grano suelto. Regado con un Rioja crianza banda azul. El pan parece un bollo. Durante la tertulia, después de comer, en casa de Pablo y Seila, vemos unas caricaturas de Pepe Caballero, algunas inconfundibles con sus modelos.

El redoble de un tambor, el sonido de una trompeta, un petardo, anuncian que el pueblo está en fiestas. Santa Bárbara se deja llevar en andas por las calles del pueblo. Patrona de Artillería, no puede venir sin ruido, nos dice Luis. Ruido, humo y olor a pólvora, es nuestra cultura le dice Yolanda a su hija Aitana cuando esta se queja por el fuerte olor. La subida por el calvario es muy empinada. Carlos, de seis años, parece que arrastra a sus primas, mirando de reojo a quien tira los petardos, por si acaso. La ermita domina el caserío. Arriba, junto a sus muros, le cantan y le bailan a la Santa. No hay oraciones, no hay sacerdote. Es una costumbre del pueblo que quieren mantener. Como costumbre es el chocolate que dan después en la calle Mayor para todo el que quiera. Merece la pena por su sabor, porque está caliente y ayuda a acostumbrarse a la bajada de temperatura con la puesta de sol.

El día se despide con las columnas de humo de los hogares que ascienden a los cielos, testigos de las primeras luces eléctricas que nos recuerdan que pronto volveremos a la realidad de la vida cotidiana en la ciudad. Hoy nos despedimos de Sella, pero volveremos.

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