Es tan desconocida
como monumental: la Cueva del Puerto, en Calasparra.
Descubierta en 1967
por un pastor. Le llamaba la atención que siempre que pasaba por la ladera de
ese monte, escuchara hablar a la montaña desde las entrañas de la tierra. Oía
lo que podía ser el rumor de unas voces ó el sonido del viento. Finalmente, descubrió
que era el ruido del viento que, con vapor, se escapaban por un orificio de la
montaña que hacía de chimenea. Dio aviso a las autoridades locales quienes
organizaron una exploración profesional con varios miembros de la Organización
Juvenil Española (OJE) de Cieza que eran expertos en espeleología. La sorpresa
fue mayúscula. Observaron galerías con admirables espeolotemas: estalactitas,
estalagmitas,... Así nos lo explicó Lola, de Qalat Aventura, que es la empresa
que enseña la cueva, con el entusiasmo y el orgullo de la persona que ama y
disfruta con lo que hace, en este caso mostrar la formación y los secretos que
puede contar de esta cueva.
Lola nos recibió en el
Centro de recibimiento que se encuentra a los pies de la cueva. Una instalación
moderna donde hay una sala con presentación de la cueva, bar, aseos y tienda con productos de esta tierra y
relacionados con la cueva.
La Cueva del Puerto
está en la ladera del monte de Chatres, que forma parte de la sierra del
Puerto-Cabeza del Asno, en el noroeste de la Región de Murcia, en el municipio
de Calasparra.
Las galerías de la cueva tienen
unos 4.386 metros con un desnivel de 114 metros de profundidad. Lo que podemos
ver los turistas son unos 700 metros con un desnivel de 50 metros de
profundidad, con algunos tramos de poca altura en la que hay que agacharse, a
veces con obstáculos en la galería por donde pasamos, con pasarelas sobre simas
y con desniveles. Con una iluminación parcial que le da un toque de misterio a
la visita. Cada recoveco es una sorpresa, cada quiebro una exclamación de
júbilo ante lo que hay ante nuestros ojos.
La cueva es un
espectáculo de la naturaleza. Además de las estalactitas, estalagmitas mencionadas,
observamos columnas, tubiformes, excéntricas, medusas, órganos, cortina, garbanzos,
junto con un laberinto de galerías y cavidades, además de las aberturas de
simas de gran profundidad.
La temperatura de la
cueva no es uniforme, cada zona tiene la suya, y va desde 0,8º C a 18º C. La
parte de la visita turística tiene una buena temperatura, no hace frío, y con
las subidas y bajadas por las galerías, y la temperatura de los visitantes, se
crea un ambiente poco húmedo.
Hay varias maneras de
visitar esta cueva. La visita guiada para el público en general, visita privada y guiada para un grupo determinado (es nuestra opción), una visita
diurna para colegios, otra nocturna para niños acompañados de sus padres y una
para grupos de espeleología que visitan una cota inferior a la ruta más
turística para la que van preparados para hacerlo con casco, linterna, mono y
tirolina, aportado todo por la empresa que hacen de guía en la cueva.
Nosotros visitamos la
cueva de una de las mejores maneras de hacerlo: con un grupo de amigos con
quien compartir esta experiencia, con quien descubrir esta cueva que la mayoría
de nosotros desconocíamos su existencia.
Actualmente se entra
por la parte más viva de la cueva, desde su base, que es la más húmeda, y se
sale por donde se entraba al principio de las visitas públicas (1994), en la
cumbre vista desde abajo, que es la parte de la cueva más seca y por donde más
cerca se está de la entrada descubierta por el pastor.
Al salir de la cueva
allí arriba, son impresionantes las vistas del valle y del circo de montañas de
alrededor. Casi a vista de pájaro.
Para más información de
esta cueva, visita su web
Las fotos del interior
de la cueva son cortesía de la empresa que la gestiona porque está prohibido
hacer fotos.
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