Que fracasara la pasada
investidura de Pedro Sánchez, para muchos españoles fue una bendición. Generaba
mucha incertidumbre que el gobierno de coalición con el PSOE se firmará con
Unidas Podemos cuyo líder no cree en la división de poderes del Estado, pilar
de toda democracia; se empeña en afirmar que en España hay presos políticos
cuando lo que hay son políticos presos; y reivindica el derecho a decidir en
Cataluña cuando es un derecho que no cabe en la Constitución española de 1978.
Estos asuntos hubieran sido motivo de discordia en ese gobierno que -
afortunadamente - no se ha producido.
Calvo, vicepresidenta del
gobierno en funciones, dijo al día siguiente de esa fallida investidura, que la
vía del gobierno de coalición se había cerrado y que, a partir de ese momento,
tenían que buscar otras vías para apoyar a Pedro Sánchez y darle el voto de
investidura para que forme Gobierno en España. Ojalá sea así, pero en política
todo es posible. A su vez, invitada a las derechas, PP y Cs, a abstenerse por responsabilidad y razón de Estado para no
verse obligados a negociar con nacionalistas e independentistas. También
proponía la abstención a UP para la investidura de septiembre y negociar
programa de gobierno sin entrar en el Gobierno.
Hace unos días UP ofreció a
Sánchez un Gobierno de Coalición con una Vice Presidencia Social y tres
ministerios, propuesta muy parecida a la que le hizo el PSOE y el Gobierno en
funciones antes de la votación de la investidura fallida. Sorprende que se
pronunciaran ahora afirmativamente desde UP cuando tuvieron la oportunidad de
votar a favor esta misma propuesta en la citada votación. No pasaron 24 horas
de esa proposición de UP para que el PSOE la rechazara mediante un comunicado
por escrito.
En España estamos
acostumbrados a las mayorías absolutas y a un Gobierno monocolor. Con la
fragmentación actual de partidos en el Congreso de los Diputados eso no se dará salvo que el electorado vea que
no hay manera que se pongan de acuerdo, rectifique y, después de nuevas elecciones generales, volvamos al bipartidismo
entre el PP y el PSOE.
Hace un mes leí una interesante entrevista al alemán Wilhelm Hofmeister, delegado en España de la Fundación
Adenauer, ligada al CDU de Angela Merkel. Esta Fundación se instaló en España
en 1976 para impulsar y desarrollar la Democracia Cristiana en este país. Una
de sus actuales funciones es analizar la política española. Manifiesta que aquí “negociar es perder. Todo o nada, Así funciona la política en España. Para un
observador extranjero, especialmente cuando proviene de un país orientado al
consenso como Alemania, esto no siempre es fácil de entender”. Pero -
manifiesta - este es el modelo de estilo político en España. Tiene razón. Aquí
es muy difícil que un partido ceda espacio y política a su rival
político. Parece que se le va el liderazgo en eso. Algo pasó a favor cuando PSOE
y Cs - este último es un partido que se autodenomina de
la nueva política, nuevos criterios, nuevas maneras de ejercer la política -
pactaron un acuerdo de gobierno que UP y PP no apoyaron en la primera investidura
fallida de Sánchez. Hofmeister tiene una visión muy clara de la situación
política en España al afirmar en esa entrevista que “la capacidad de llegar a
acuerdos y consensos no se ha cuidado mucho en los últimos 40 años”. Y añade
que “los protagonistas de la Transición tenían posiciones antagónicas y mucho
mas distanciadas que los de ahora, por ideología y por experiencias personales
traumáticas como los que habían vivido en el exilio o en la clandestinidad,
pero fueron capaces de llegar a acuerdos que de alguna manera se mantienen”.
En aquella posibilidad de
acuerdo mencionada entre PSOE y Cs, como ahora para la investidura de septiembre, la única
solución es volver a negociar para un pacto de gobierno entre ellos.
Albert Rivera está en una
actitud muy intransigente con la negativa de apoyar a Sánchez como Presidente
del Gobierno. Esto ha causado y causará estragos en Cs. En unas elocuentes
declaraciones, también en EL PAIS, Toni Roldan, indica que esta postura de
Rivera “es una estrategia que va en contra de los intereses de España”, por lo
que - manifiesta - que “no es viable. Rivera se equivoca”. Toni Roldan era el
responsable del programa electoral y el portavoz económico de Cs, su dimisión
no ha sido la ultima, vendrán más. Dice que "cuando en el extranjero te
preguntan, oye si ahí hay una mayoría posible entre unos liberales y unos
socialdemócratas, ¿cómo es posible que no lleguen a un acuerdo?. Es incomprensible
desde fuera. Los países pagarían por tener un Gobierno estable. De centro y
reformista”. La decepción de Toni Roldan es obvia, Le han cambiado Cs, partido
que ha ayudado a construir. Insiste al afirmar que “ahora lo que tendrían que
hacer Sánchez y Rivera es contar diputados. La aritmética es la que es. Tienes
una mayoría sólida en el centro de 180 diputados que es única en Europa y te
permite hacer un montón de cosas. Lo primero que tendría que hacer Sánchez es abrir una vía de dialogo muy clara y
decirle a Cs este es el espacio que tenemos, hasta donde queréis condicionar”.
Si esto se añade a que dos de cada tres votantes de Cs vería con buenos ojos un
Gobierno de Coalición PSOE y Cs... Pero Rivera no mira hacia el centro
izquierda sino hacia la derecha. Quiere liderar ese espacio político.
A su vez, Sánchez solo
busca votos que apoyen su investidura, no esta negociando con nadie con el fin
de forzar una decisión in extremis para la próxima votación de investidura, si es designado por el Rey como candidato para esa votación.
Parece que Sánchez quiera elecciones generales aunque sus ministros lo niegan.
Las últimas encuestas privadas dan mayoría al PSOE, incrementando su apoyo electoral,
sube PP y bajan Cs, UP y VOX. Puede ocurrir que unas nuevas elecciones no
resuelvan este asunto y que PSOE y Cs terminen negociando, con la necesidad de
sumar con otras fuerzas, para conseguir la mayoría absoluta. Estaríamos peor
que ahora.
Lo deseable es que la
ambición de unos pocos no nos lleve a la ingobernabilidad de España porque esto
solo genera incertidumbre. Con la desaceleración de la economía mundial, que
parece que es lo que viene, esta no es la mejor receta.
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