Convocados por la
International Hiking Fellowship of Rotarians (IHFR) y organizado por Rotaract
Alicante, rotarios y rotaractianos de la provincia de Alicante y de la Región
de Murcia salimos a andar por montañas, riscos, vagudas y senderos para
disfrutar de un día de compañerismo y amistad. Para esta ocasión elegimos una
ruta de senderismo emblemática cercana a la ciudad alicantina de Orihuela: la subida a la Cruz
de la Muela y bajada por el Barranco de las Minas.
Tenemos por delante unos 10 kms de distancia de dificultad media, bien señalizado,
por sendas, senderos y rocas, con un desnivel de unos 680 metros subiendo y
bajando, para una altura máxima de 513 metros (según datos de wikiloc).
Salimos de la Urbanización
Montepinar en Orihuela por las faldas de la Sierra de Orihuela. Previamente, es momento para
reagruparnos y hacernos la foto de familia, ahora que estamos frescos y con
ganas de caminar todo lo que nos depare el día. Mi eslogan para retos como este es que todo lo que
se empieza hay que acabarlo. Me acordaría de estas palabras más adelante camino
arriba…
Como en un día festivo entre
amigos, iniciamos la marcha bajo los pinos. Una senda ancha se va cerrando para
convertirse en sendero. Del llamo vamos subiendo casi sin darnos cuenta mientras caminamos entre
comentario y comentario. Poco a poco, la subida se hace cada
vez más acusada y lo que parecía que era fácil empieza a tener cierta dificultad con una subida
pronunciada detrás de otra. Requiere de cierto entrenamiento previamente a esta ruta para superarlas con soltura, no es un
paseo sin más.
En un collado paramos a beber
y tomar el primer avituallamiento que traemos de casa. Vemos próxima la Cruz ó
eso parece. Iniciamos la marcha con la ilusión de estar más cerca de nuestra meta.
La Cruz, las vistas y la reunión arriba de todos los compañeros, merecen el esfuerzo.
A los pies de la Cruz paramos
a almorzar. Las vistas son espectaculares y eso que está nublado. En un día claro
se ve el mar con claridad, los verdes campos de la huerta oriolana y
poblaciones cercanas de la Vega Baja del río Segura, caminos y carreteras y los diminutos
vehículos que las recorren, …
Los vecinos de esta Sierra manifiestan que esta Cruz está aquí por el
santo valenciano Vicente Ferrer (1350-1419) quien en un sermón en Orihuela en
1411 dijo que “devotos oriolanos, hijos míos, estoy cierto que en aquella
elevada montaña habitan muchos demonios, los que con sus infernales astucias
causarán entre vosotros innumerables ruinas espirituales y temporales. Si
queréis estar libres de ellos, colocad allí el soberano estandarte de la
Santísima Cruz”.
Allí fueron los feligreses y construyeron una Cruz de madera que sacaron de las ramas de un gran olivo. Está documentado por el historiador Montesinos
que en el siglo XIX gentes del lugar tenían la costumbre
de subir a esta Cruz el día de Pascua de Resurrección con el Sacristán Mayor de
la Catedral de Orihuela y, una vez arriba, bendecir desde allí a todas las poblaciones que viera la vista y a los asistentes a este acto religioso.
El tiempo pasa y la cruz de
madera se deteriora por lo que el beato oriolano Inocencio Carretero propuso en
1910 la construcción de una Cruz de hierro. Una vez instalada duró poco porque
desapareció durante los convulsos años de la Guerra Civil española. En 1942 se instaló de nuevo la Cruz por los falangistas del lugar. En 1985 volvió a sufrir actos vandálicos, y fue troceada y arrojada montaña abajo. Sin embargo, el pueblo de Orihuela se sintió ofendido y promovieron e instalaron una nueva Cruz metálica donde estuvo la
anterior. Los testigos de su instalación recuerdan que fue un helicóptero
de transporte del Ejército del Aire español quien la transportó colgada de un gancho de acero hasta dejarla en la cima (según se ve en la foto en blanco y negro).
Ajenos a tantas vicisitudes
de esta Cruz hasta que estamos a sus pies y un parroquiano nos lo cuenta, la
miramos desde entonces con más admiración y respeto. Cuando un pueblo se empeña
en una cosa ya puede pasar de todo que la Cruz - en este caso - volverá a estar
donde decidieron desde antaño que esté. Allí arriba presidiendo el valle.
Hacernos la foto de rigor al
coronar nuestra principal meta del día. En vez de volver sobre nuestros pasos,
continuamos por la cresta de esta Sierra camino del Barranco de las Minas por
sendas, escalando rocas que interrumpen la ruta, y de nuevo por senderos bajo los pinos y en zigzag.
Nos asomamos a los túneles de
las minas, una boca oscura que poco deja presagiar que estas cuevas fueron antaño fuente de riqueza en esta tierra. Cuando se agotaron el hierro y la plata que de aquí se
extraían, ahí quedan como arqueología industrial para el recuerdo.
Pasamos campo a través por
senderos horadados por la lluvia y el viento durante años. Es un verdadero
espectáculo Al fondo una balsa de agua para regadío avisa que el final de la
ruta está cerca. Regresamos donde dejamos los coches en la Urbanización citada
y nos dirigimos al restaurante Casa Corro en Orihuela donde disfrutamos de un
espectacular arroz con costra entre otras viandas. Estas rutas de senderismo suelen terminar en un almuerzo con el que recuperar fuerzas y comentar la “jugada”.
Y eso hacemos comentando, entre muchas cosas, cuál será la próxima ruta de senderismo.
Las fotos están hechas por Eva, experta senderista que - además de hacer la ruta - también hizo las fotos.
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