Indignación y hartazgo es lo que hay hoy en la opinión pública española
con tantos casos de titulitis de dudosa acreditación realizados por buena parte
de la clase política, servidores públicos que presuntamente se han aprovechado
de su condición para aceptar favores relacionados con esos títulos. Ya ha
habido dimisiones en este sentido y las que se prevee que habrá de casos que
aún no han trascendido en los medios de comunicación.
En los últimos meses hemos visto cómo la mastermanía formaba parte de
los curriculum de la clase política española por algunos de sus líderes y por
muchas otras personas con aspiraciones políticas. Decían que si no tenían un
master no eran nadie. Necesitaban engordar sus curriculum y dar importancia a
sus conocimientos y a su experiencia. Claro que una cosa es tenerlos y otra
bien distinta es aparentarlos o recibirlos como presuntos regalos ó favores.
Todos deberían de hacer un master, esta vez sí, cuya temática sea
la comunicación rápida, veraz y
transparente. Las diferentes estrategias para comunicar poco a poco con medias
verdades para evitar algunas falsedades sólo conducen al bochorno y a la
dimisión irrevocable. La falta de transparencia lleva a que todo lo que les
rodea está ahora en cuestión, todo se pone en duda por lo que cuanto más tarde
se informe con la verdad más daño se hacen así mismo y a la imagen de la clase
política española. Se termina generalizando y metiendo en el mismo asunto a
propios y a extraños, cometiendo la injusticia de reconocer en todos y no en unos
pocos estas conductas presuntamente reprochables.
Todo se ha desbordado en un afán de titulitis desmesurado que nos ha
traído a estos lodos, afrmando tantas cosas del propio carácter latino como la
envidia, la avaricia ó la prepotencia.
Negar la mayor cuando todo está en contra, incluso su propia certeza,
no conduce a nada. No ser transparente, no decir la verdad, sólo alarga la
agonía en un tiempo que ya tiene fecha de caducidad.
Lo mucho que se hubiera ahorrado Sánchez si hubiera publicado su Tesis
doctoral en Teseo cuando dijo que lo había hecho y, en cambio, tener que
hacerlo después por las presiones de la opinión pública y por sus socios de
Gobierno. No hacerlo hasta ahora ha suscitado muchas preguntas sobre si ha
plagiado ó si no lo ha hecho.
Con esta publicación de la Tesis al alcance de todos se van teniendo
respuestas a muchas cuestiones. Desde la propia Moncloa se expresa que hay un
13 % de plagio. Para este dato han utilizado el Programa Turnitin que ha dado
el resultado mencionado, que un 13 % del texto aparece en otros documentos.
Para este dato se emplea un sistema subjetivo que puede descartar ó sumar
contenidos o fuentes diversas. El resultado es un porcentaje global que saca
automáticamente la media de otros porcentajes inferiores ó superiores de los
textos cotejados. Aún así, desde el Gobierno se insiste que la Tesis del
Presidente es original.
Por otro lado, el ABC manifiesta la existencia de plagio en esa Tesis en
publicaciones de investigación en su periódico y en diversos textos comparados
que - dicen - lo corrobora.
Sánchez nunca pudo imaginar que su Tesis despertaría tanto interés
entre lectores de toda raza, color, clase o condición. Por curiosidad; por
verdadero interés; por buscar detrás de cada coma o de cada punto una frase
plagiada, un texto sin comillas y sin citar a su verdadero autor. Quien sabe si
su Tesis se convierte - en unos días - en un best seller. Ya ven.
Este artículo ha sido publicado con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Press
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