lunes, 17 de diciembre de 2007

Palacio Rural Universitas

castillo de Alarcón

Belmonte, su muralla y campos de Castilla

Belmonte, Colegiata


castillo de Belmonte


Mota del Cuervo, molinos


Villaescusa de Haro, iglesia


retablo


retablo, detalle


retablo, detalle


Palacio Rural Universitas

fachada trasera Palacio Rural Universitas


Palacio Rural Universitas, detalle


habitación del Guerrero


habitación del Guerrero, nuestro dormitorio/salón


Salón


piscina y jardín

Hace algunos años, volviendo de Alarcón camino de Mota del Cuervo, pasamos por un pequeño pueblo. En el arcén, al llegar, un enorme cartel anuncia que se trata de un conjunto histórico-artístico, nada más. La curiosidad hizo que desviáramos nuestra ruta. Entramos en Villaescusa de Haro, que así se llama. Pueblo pequeño de la provincia de Cuenca, a unos 6 kms de Belmonte. Nos esperaba una sorpresa inesperada. El caserón más grande, la iglesia, rodeada de casas blasonadas con fábrica de piedra. Entramos en la iglesia. De estilo gótico tardío y portada renacentista, con una sóla nave. Hay una capilla, de la Asunción. En la capilla, un retablo. Un magnífico retablo de principios del s. XVI, madera policromada que cuenta los misterios de la Virgen María. Independientemente de tus creencias religiosas, es una maravilla, una obra de arte, que se le da poca publicidad. En cualquier pueblecito de la costa a mucho menos se le da mucha más importancia, quizá porque están más acostumbrados a llamar la atención del visitante.

Unos años después hemos vuelto. Villaescusa de Haro tiene otra sorpresa que entonces no nos dimos cuenta. Muy cerca del Ayuntamiento, muy cerca de la iglesia, está la Palacio rural Universitas.

Es un lugar idóneo para el sosiego, para olvidarse de las prisas y de las tensiones de cada día. Un lugar para desconectar, un lugar para disfrutar en familia. Un lugar para dormir a pierna suelta. Sus muros están cargados de historia y, hoy, muchos de sus muros están forrados de libros, libros de literatura, de viajes, de historia, libros que están a la disposición del huésped, libros que se dejan acariciar por manos desconocidas. Algunas de sus narraciones podrían haber ocurrido aquí. Algunos de sus cuentos salen de sus páginas para soñar con los visitantes. Las paredes también tienen libros y esculturas de Adolfo, uno de los propietarios, que nos atiende con cuidadosa amabilidad.

Si vas con niños, en la parte trasera hay unos columpios, un foso con tierra, huerto, césped, piscina y jardín donde pueden correr y jugar mientras descansas. Como la casa, el jardín, el aparcamiento, están cerrados, no hay coches, no hay intrusos. Adolfo nos da un plano de cómo llegar a una cuadra en Pedroñeras. Hay una empresa que alquila burros para excursiones. Es divertido ver a tus hijos montados en un burro pero también lo es montarte tú, emulando a Sancho Panza. Y estos son burros, nacidos en Marruecos, más fáciles de domesticar que los tercos de la península, nos dice Marcelino, su dueño.

La noche enfría las mejillas de mis hijos. Hace un frío que pela. Los gruesos muros de la casa rural nos acoge, nos dan cobijo, nos regala con el sosiego que se respira bajo su techo.

1 comentario:

Enrique Martín dijo...

¡Oh paisajes castellanos!
yermos a simple vista
topillos bajo la pista
hoyando como gusanos
vuestras entrañas mismas

Fueron vuestros moradores
los que, sin alardear,
sin nada pedir a cambio
nos quisieron regalar
nuestra querida España
que otros quieren desguazar

A tu seno he de volver
a ese sobrio encinar
bajo esa luz incomparable
el tiempo allí no pasa
la paz se asienta en mi alma...

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