Fue el 4 de diciembre de 1248 cuando el rey Fernando III de Castilla
conquistó el castillo Santa Bárbara en Alicante a los musulmanes. Esto es, digo
bien. El rey Fernando III de Castilla fue el primer rey cristiano de Alicante.
Quizá algún historiador me discuta este título pero ya verán lo que sigue en
este artículo, no es para alarmarse.
Situemosnos. Aquellos días se desarrollaron “en el movidito siglo XIII.
En la Península Iberica, la sociedad estaba organizada para la guerra”,
manifestó Juan Antonio Barrio, Catedrático de la Universidad de Alicante, en su
interesante conferencia “Guerra y frontera en el siglo XIII. La conquista de
Alicante por Alfonso X”, dentro de los actos programados para celebrar el 770
aniversario de la Toma del Castillo Santa Bárbara, que el Ayuntamiento de
Alicante tuvo a bien organizar con diversos actos el pasado fin de semana.
Fernando III de Castilla, llamado el Santo, supo mucho sobre el arte de
la guerra. Su reinado se caracterizó por unificar los reinos de León y de Castilla
y por avanzar y ganar territorio de reconquista al infiel, a los árabes
afincados en estas tierras peninsulares, reconquistando Badajoz, Jaén, Córdoba,
Sevilla, Murcia,.... Sus objetivos bélicos fueron sobre todo ofensivos, con las
fronteras en contínua evolución. Motivó un desarrollo cultural importante
sentando las bases de lo que sería la Universidad de Salamanca. Durante su
reinado se iniciaron las catedrales de Burgos, Toledo y León, desarrollando un
gran esplendor cultural que culminó su hijo el Infante Don Alfonso quien sería,
después, el rey Alfonso X el Sabio.
Ya apareció nuestro héroe: entonces el Infante D. Alfonso. Fue a quien
el rey Fernando III de Castilla envió a guerrear a estas tierras costeras. Todo
porque Zayyan ibn Mardanish, gobernador de Alicante, no aceptó el acuerdo de
vasallaje y protección del reino de
Castilla al que llegaron el gobernante musulmán de la Taifa de Murcia y el
Infante D. Alfonso. Y así dicho Infante es quien efectivamente fue el que
conquistó el castillo de Alicante, pero a las órdenes de su padre el rey
Fernando III de Castilla. D. Alfonso, y posteriormente su mujer Doña Violante,
nuera del rey Fernando III de Castilla e hija del rey Jaime I de Aragón,
tuvieron buen recuerdo de Alicante, que quizá cuente en esta columna de opinión
en otra ocasión.
Pues eso, una vez conquistado el castillo de Alicante el día de Santa
Bárbara, de aquí su nombre, el rey Fernando III de Castilla paso a ser también
el rey Fernando I de Alicante. Toma ya, más leña al fuego. Y no es que lo
afirme yo, que podía estar equivocado ó confundido, sino que lo dejó escrito el
Cronista Viravens en su interesante
Crónica de Alicante de 1876, a quien tengo en gran estima por lo mucho que
cuenta de la ciudad de Alicante.
Es bueno recordar nuestra historia, para saber lo que pasó, quienes
fueron sus protagonistas y cuáles sus consecuencias.
Y de todo esto nos queda una enseñanza, entre otras, como muchas veces
nos da la historia. Entonces musulmanes y cristianos guerreamos unos contra
otros. Hoy convivimos juntos en paz. Es una lección que nos recuerda que
aquello no tiene que repetirse. Cada uno en su tierra y Dios en la de todos.
Que así sea.
Este artículo ha sido publicado con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Press.
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