Con pañales fui la primera vez. En brazos de mi abuelo Alarico. Muchas veces me ha contado que ese día fuimos objeto de todas las miradas. Tan orgulloso estaba de su primer nieto. Ataviados con bellos ropajes, parecíamos reyes ó príncipes. Mejor dicho, Jeques. Largas túnicas y enrevesados turbantes. Coloridas telas. Cintas y adornos brillantes. Largas lanzas con puntas afiladas. Por la calle principal, con redobles de tambores y melodías de instrumentos de viento. Llevando el paso marcialmente, según cada compás.
Recesvinto me pusieron de nombre, aunque mis amigos me llaman Vinto. Suena un poco raro y yo digo que raro no, diferente. No es de extrañar que sea este mi nombre porque a mi bisabuelo se le ocurrió llamar a su hijo, Alarico. El llamó a mi padre, Leovigildo. Y mi padre siguió la tradición de poner a sus hijos los nombres de los reyes godos.
Con el tiempo mi abuelo, mis padres y yo participamos de estas fiestas en comparsas diferentes, según nuestro entorno de amistades. Y no por esto vamos a estar disgustados. Porque comparsas son muchas las que son. Maseros, Piratas, Contrabandistas, Templarios, Zegríes, Xodios, Abencerrajes, Cordó, Els Pacos.
Continúo la tradición de participar activamente en las fiestas de moros y cristianos de mi pueblo, Mutxamel, que es lo importante. Al caer la tarde, después del desfile, nos juntamos toda la familia vestidos con las ropas que representan las tres culturas monoteístas: judíos, árabes, cristianos. En un ambiente de tolerancia y respeto mutuo, como ocurría en el Toledo de la Reconquista. Como sería deseable que ocurriese para siempre en la actual Jerusalén.
Alrededor de una mesa, con productos de la tierra y del cercano mar Mediterráneo. No pueden faltar los tomates de este pueblo, Mutxamel, reconocidos por su sabor y la textura de su piel. Con la repostería de uno de los mejores hornos, unas copas de vino Fondillón, de dulce paladar. Famoso desde antiguo, bebido por reyes, nobles y el pueblo llano. Entre bocado y bocado, las impresiones del día y de lo que será la noche. Tertulia antesala del desenfreno, del baile y de la juerga, con responsabilidad y sin excesos. Pero diversión en cualquier caso. Fiesta y alegría a raudales. Y la famosa melodía de Paquito el chocolatero, al amanecer.
Páginas relacionadas:
http://club.telepolis.com/darnil/Historia/godos.htm
http://www.mutxamel.net/festesmutxamel/
http://www.mutxamel.org/pagina.asp?tipo=submenu&submenu=176&menu=1
1 comentario:
Mi familia y yo estuvimos invitados por un concejal del actual gobierno municipal. Gracias a él disfrutamos en primera línea de tanta explosión de colores, imaginación, música, ..., en estas fiestas de moros y cristianos de Mutxamel. Gracias, Antonio.
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