caminando por las calles de San Vicente del Raspeig

 

Caminando por las calles del centro de San Vicente del Raspeig. Adoquines de granito por aceras. Sin coches, sin papeles por el suelo. Como dice mi amigo Enrique, parece una ciudad europea, turística, cuidada. Europea lo es porque está en España. Pero es cierto que sorprende la transformación que ha ido teniendo en los últimos años. Diversas obras urbanas y el Plan E, promovido por el actual gobierno español, han hecho atractivo a este pueblo.

Ciudad dormitorio de Alicante Capital y de la cercana Universidad. Alicante fue tan generosa que dejó su aeropuerto en el término municipal de Elche y su Universidad en el de San Vicente del Raspeig. Y esta Universidad, sus profesores, sus alumnos, son los que han contribuido a que esta población crezca tan deprisa. Pero son sus políticos y sus vecinos los que le están dando personalidad propia.

Las calles que rodean la plaza del Ayuntamiento, con este y con la iglesia, son calles salón donde da gusto estar. Donde corren los niños, se reúnen los adolescentes, se juntan los mayores y no tan mayores alrededor de una mesa. Donde corre el vino y la cerveza, la fanta y la coca-cola, al mismo tiempo que las palabras. Palabras de amor, de paz, de política, de encanto, de ilusiones, … , que se dejan acoger por estas calles, por estos rincones.

Pasamos cerca del Conservatorio donde muchos jóvenes aprenden música y tocar un instrumento, donde muchos empiezan a soñar junto a sus partituras. Algunos de ellos formarán parte de alguna de las bandas de música de esta tierra. Otros serán solistas. Todos entonarán sus canciones y tocarán en sus conciertos.

Esta tierra ama a sus músicos, les da cobijo. En todos los pueblos alicantinos hay una banda de música. En muchos una coral. En otros un orfeón. Y lo reafirma premiando sus valores, aplaudiendo sus composiciones. Lo enseña vistiendo las esquinas de sus calles con sus nombres, dejando que las manos de un escultor dibujen y trabajen las líneas de unos músicos que expone al aire libre.

Comí con mis amigos Alvaro y Enrique, en el Murri, un restaurante muy recomendable, con recetas de autor. Situado en uno de los laterales de la iglesia, en la calle General Prim. Enlazo un artículo de mi amigo Randolo sobre este establecimiento y sus artes culinarias: http://randolo.blogspot.com/2009/09/murri.html