Lo importante de los cumpleaños es cumplirlos. Y recibir regalos me
dirá aquél. El mejor regalo, digo yo, es que ese día se acuerden de uno. Y del
rey Felipe VI nos acordamos todos. Hasta le cantaron el cumpleaños feliz en
Bagdad el pasado miércoles 30 de enero cuando visitó a los miembros del
ejército español allí acantonados en misiones internacionales, amparadas por la
OTAN, por la ONU y autorizadas por el Parlamento español. Se lo cantaron ellos
mismos y, quiero pensar, que en representación de todos.
En España no hay un día del rey ó de la reina como en otros reinos
centroeuropeos, con fiestas y grandes fastos donde participa todo el pueblo.
Pero todo se andará. Como aquello que se decía antes de 1975 que en España no
había monárquicos, sí los hubo y los hay se llamasen Juanistas por Don Juan ó
se llamen Juan Carlistas por el rey Juan Carlos I, ó Felipistas por el rey
Felipe VI, ó monárquicos a secas que no hace falta más porque todos lo somos
hasta que se demuestre lo contrario desde la aprobación por el pueblo español
de la Constitución española de 1978.
El actual rey nació el 30 de enero de 1968 en Madrid. Se le puso Felipe
de nombre en recuerdo del primer rey Borbón en España. Su bautizo fue especial,
en realidad todos lo son por el motivo cristiano del acto, incluso por el hecho
anecdótico en el que todos están pendientes si el niño o la niña ríe, llora o
calla cuando el agua moja su cabeza, se pasea por su cuello y, quizá, recorra
buena parte de su cuerpo hasta ser secado por una mano diestra de uno de sus
padrinos o de sus padres.
Pues bien, el actual rey fue bautizado en uno de los salones del
Palacio de la Zarzuela ante la presencia de la reina Victoria Eugenia, mujer
del rey Alfonso XIII, aclamada por el pueblo español a su llegada al aeropuerto
de Barajas y por donde iba por las calles y las avenidas de Madrid. Acudió para
la ocasión desde su exilio en Suiza. También quiso estar presente su abuelo Don
Juan ó Juan III porque si hay Presidentes de la República en el exilio también
hay Reyes en el exilio y Don Juan era entonces Jefe de la Casa Real española.
Estaba también la reina Doña Federica de Grecia, junto a Don Juan Carlos y Doña
Sofía, además de otros familiares. A su vez, Franco y Dña Carmen, su mujer,
fueron acompañados por miembros de su Gobierno.
¿Saben eso que Franco ofreció a Don Juan volver del exilio a España en
1945 e instalarse definitivamente en Madrid como Jefe de la Casa Real?. Se lo
transmitió a través de Miguel Mateu Pla, entonces Embajador de España en París.
Don Juan lo rechazó, no quiso ser una marioneta de Franco, en palabras de Paul
Preston, uno de los biógrafos de los principales protagonistas de la historia
de España en aquella época. Don Juan quería restablecer en España la monarquía
dentro de un sistema democrático al estilo del Reino Unido u Holanda. En
realidad Franco no quería dejar el poder, quería un rey títere a su antojo. Don
Juan no se dejó intimidar. No se entendieron, no podían entenderse, tenían
planteamientos totalmente dispares del modelo de Estado para España. Sería Don
Juan Carlos quien trajera la democracia a España con una reforma política desde
la ley pasando de una dictadura a una democracia moderna.
Pero permitan que vuelva al natalicio, que si me dejan no paro de
contar cosas quizá poco conocidas, pero ese es otro artículo. Pues bien,
queriendo cantarle al rey Felipe VI el cumpleaños feliz de otra manera,
acordándose de él en un día tan señalado, el Círculo Monárquico de Alicante
decidió hacerlo con un concierto de guitarra clásica, música española del
Renacimiento hasta el siglo XXI, es decir, desde los Reyes Católicos hasta
Felipe VI. A su vez, fue un concierto solidario en beneficio de la Comunidad de
Clarisas del Monasterio de la Santa Faz de Alicante. La música fue interpretada
por Joe Ott, guitarrista cubano de reconocido prestigio internacional que fue
alumno del Master de Guitarra Clásica de Alicante, uno de los mejores máster
del mundo en esa disciplina. Tuvo lugar en el Edificio Municipal el Claustro
del Ayuntamiento de Alicante.
Una partitura de Luís de Millán, compositor y vihuelista excepcional,
abrió el concierto. La música nos trasladó a la Corte valenciana, que allí
tocaba Millán, en una Valencia que ya prometía la gran ciudad que es hoy. Joe
Ott hizo un precioso recorrido por la música española interpretando grandes
obras como las conocidas “Asturias” de Albéniz ó “Recuerdos de la Alhambra” de
Tárrega, terminando el concierto con “Magaleña” de Ernesto Lecuona, cubano
afincado en Santa Cruz de Tenerife.
Ya ven que hay muchas maneras de cantarle al rey su cumpleaños feliz y
de manifestarle el respeto y admiración que los españoles tenemos por su gran
labor defendiendo a ultranza la unidad de España y los valores constitucionales
que - hoy - son los mismos que los de una Monarquía Parlamentaria.
Este artículo ha sido publicado con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Press
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