domingo, 6 de marzo de 2011

Aigues-Venta La Nuza (2011)


Una ruta de senderismo siempre es diferente, aunque la hayas recorrido antes. Diferente porque diferente es el aire que respiramos; diferente son los testigos del cielo, las nubes; diferente es la luz; diferentes son las sensaciones. Y esta es diferente, también, porque me acompaña mi hijo Carlos (de 9 años) quien, como un experto, abre la marcha y nos marca el ritmo a todos. Hasta que se frena  porque  para qué ir deprisa si queda mucho sendero que recorrer.
 
Pronto la pista de tierra  se convierte en sendero. Pronto las subidas se suavizan. Pronto zigzagueamos en fila india. Por el monte, entre matas de esparto, romero, tomillo y algunos pinos. Por explotaciones agrícolas abandonadas hace muchos años. Entre terrazas con árboles de secano: almendros y olivos.

Y desde un cerro vemos espectaculares vistas de la costa alicantina. Por el sur: la Playa de San Juan, el Cabo la Huerta, la Playa de la Albufera, el castillo de Santa Bárbara, el Cabo de Santapola, la isla de Tabarca, ... Por el norte: Villjoyosa, Benidorm, la sierra de Bernia y la Aitana, el Puig Campana, el Peñón de Ifach, la isla de Benidorm, ... Un litoral envidiable, deseado por europeos del norte que viajan desde muy lejos para disfrutar de su tiempo libre en esta tierra. El mar, a lo lejos. Tranquilo, callado, sereno.

Vamos sendero abajo. Más tarde, por una pista de tierra. En la umbría, un bosque de pinos donde almorzamos y nos reagrupamos. Seguimos caminando. En el suelo, en todo lo ancho del camino, una culebra tomando el sol. Se oculta al oírnos pasar.

Nos acercamos a la autopista. Se terminó la paz, se quebró el silencio sólo antes roto por nuestros pasos y nuestras palabras. El paisaje también cambia. Los montes están pelados junto a un camino que se alarga, paralelo a la carretera. Pasamos por bajo de ella a través de un túnel. Los últimos pasos para llegar a nuestro punto de encuentro, los últimos para alcanzar nuestro reto, para lograr la meta que no sólo es caminar, también es encontrarnos con los amigos, con los de Alicante, con los muchos que he hecho en Aigues.

En el restaurante celebramos el Día Senderista de la Comunidad Valenciana y el cumpleaños de este Club: la Asociación de Caminantes de Aigues. ¡Cuatro años de sensaciones, de buenas sensaciones!. Y cantamos cumpleaños feliz, y brindamos. Y Javier, nuestro Presidente, tan contento, como un niño en una tienda de golosinas. Este es el premio al éxito conseguido. Felicidades Javier, el alma de este Club.


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