Pocos lugares tan cercanos a la ciudad ofrecen tanto como la
Serra Grossa. Esta sierra, también conocida como de San Julián, se alza entre
la ciudad de Alicante y el mar Mediterráneo, como un vigía silencioso que
guarda historias naturales y humanas. No hace falta alejarse para encontrar
naturaleza, aire puro y unas vistas que bien valen cada paso de subida.
Antiguamente, la Serra Grossa era territorio de fauna
salvaje: zorros, águilas y otras especies vivían entre sus lomas. El Colegio
Jesuitas de Alicante, que fue propietaria de buena parte de su umbría que ellos
plantaron con pinos, tiene un museo de ciencias naturales en sus instalaciones
educativas con animales disecados de este lugar como los descritos. Esa fauna tuvo
que desplazarse a zonas más tranquilas por el crecimiento urbano de la ciudad.
Aun así, la sierra sigue siendo un refugio natural valioso, con flora
mediterránea y rincones donde la tranquilidad aún es posible.
Uno de los lugares más destacados es la zona de la Pinada que en su día perteneció al Colegio de los Jesuitas y que cedió a la ciudad siempre que mantenga su uso (aunque aún conserva una parte que es propiedad del colegio citado). Es un ejemplo de cómo la voluntad de proteger lo natural puede hacerse realidad.
La Serra Grossa cuenta con varias rutas de senderismo y forma
parte del programa de los senderos urbanos de la ciudad, algunas suaves y otras más
exigentes. El inicio oficial de la ruta está en la calle Obispo Victorio Oliver
junto a la parada del TRAM-Goteta.
Nosotros iniciamos la subida por el camino de los Jesuitas
que arranca detrás de este colegio desde la calle Madre Teresa de Calcuta, llegamos
a la cumbre, y bajamos después por la carretera de la Albufereta para volver al
inicio donde habíamos dejado el coche. Una ruta más o menos circular de unos 7
kms que hice con mi hija, al final de una tarde de agosto cuando ya no hacía tanto calor.
Desde el sendero que asciende hasta la cima, el
paisaje va transformándose, y con cada paso el horizonte se amplía. Cuando se
llega arriba, tienes el premio al esfuerzo: vistas espectaculares de Alicante,
su bahía, el puerto, el castillo de Santa Bárbara, el castillo de San Fernando, las montañas, y,
en días claros, incluso la silueta de la isla de Tabarca.
Es un lugar ideal para quienes buscan desconectar sin salir de la ciudad, hacer deporte al aire libre, o simplemente disfrutar de una buena caminata al atardecer.
La Serra Grossa es una montaña urbana, aunque también es un
pulmón verde, un mirador natural y un rincón para reconectar con la tierra.
Subir hasta su cima es un esfuerzo que se ve recompensado con creces.
Protegerla es también tarea de todos, para seguir disfrutando
de este tesoro natural en plena ciudad. Recientemente los medios de
comunicación se han hecho eco de un plan público-privado para regenerar y proteger a esta
sierra en la que participarán la Conselleria de Medio Ambiente de la
Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Alicante. Que así sea.
Bienvenida regeneración de la Serra Grossa
Mi artículo "Una gota detrás de otra" sobre este barrio, la Serra Grossa y el molino que hubo en la contigua Sierra de Santa Ana.
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