lunes, 1 de junio de 2009

De colores en Finestrat

 

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Mi ventana se ha llenado de colores. Colores de banderas, estandartes, telas y muchas ilusiones en este último domingo de mayo. Junto a la ventana, un balcón. Y una farola, una de esas que llaman de estilo. Con una fachada amarillo albero, como la arena de los cosos taurinos. Esta es la casa de mis abuelos. Donde nació mi padre, donde paso algunos fines de semana como este. Y mis vacaciones de verano. Mi abuela, toda de negro desde que murió su madre hace unos treinta años, me mima demasiado y me quiere proteger de tantas cosas que la lista es interminable. Mi abuelo, con sus pantalones siempre azules, es mucho más optimista y más conversador. Me ha enseñado tantas cosas …, sin darse cuenta. Da gusto oírle hablar. A él que sus días son su escuela. Su campo, sus enseñanzas. Desde la era conoce al viento, a la lluvia y al sol, a los frutos de la tierra y a los hombres y mujeres que la trabajan. Desde su sillón de orejeras, su radio y sus pensamientos, domina su mundo. Un mundo que me cuenta y que me enseña. Sus enseñanzas no se aprenden en los libros. Y es mi abuelo quien me ha dicho que hoy es un día para pasarlo bien. Las calles, siempre tranquilas, se han llenado de tenderetes. Olores, artesanía, viandas de otros lugares, se exponen al aire libre bajo toldos de colores. Otros colores. Otras sensaciones. Otras personas de fuera vestidas con ropas de otras épocas, de la Edad Media me ha dicho. Otras que traerán a otras que vendrán a curiosear unas, a comprar algunas. A hacer reír otras. Bufones de otro tiempo que recorren estas calles y no tienen más escenario que los adoquines de la calle y las baldosas de las aceras. Hoy la luna se ha convertido en niña para jugar con otros niños, pero como el sol se ha enfadado … ha tenido que convertirse otra vez en luna. A este pueblo bien que le viene. Aunque no le hace falta publicidad porque es bien conocido, pero con los tiempos que corren cualquier promoción es buena. Por estas tierras, por estas calles, han pasado caminantes anónimos y otros que no lo son. Han pasado artistas del color, de la escritura y de la vida, que han narrado en sus obras sus sensaciones con este pueblo como cobijo. Por todo esto, mi abuelo me ha dicho que esté bien atento. De cada gesto se pueden aprender muchas cosas. Hoy mi deber es disfrutar con mis amigos Raúl, Jose Angel y Daniel, que ya deben de estar curioseando por las calles con miradas de sorpresa. Sorpresa que buscan llamar al viajero aquellos que han traído sus mejores artículos artesanos de madera, de hierro, de tela, …, para vender a sus nuevos clientes. Mientras, mi abuela ha salido a la calle a mirar, temerosa del desconocido. Yo estoy haciendo lo que me ha dicho mi abuelo: disfrutar de un día diferente. ¡Ah!, se me olvidaba presentarme. Me llaman Juanito. Ya podrían llamarme Juan, que es como se llama mi abuelo, mi padre y yo. Pero no, a mis diez años aún me llaman Juanito. Voy camino de ser otro ito en la familia: mi tío abuelo aún le llaman Pepito con ochenta años que tiene; a mi tía Ana le llaman Anita cuando ya está rondando los noventa, …

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Espero que al menos te hayas divertido lo mismo que lo he hecho yo con mis amigos. Mientras nuestras miradas han recorrido calles y callejones, mientras nuestras risas se las ha llevado el viento para compartirlas con las nubes, mientras jugábamos sin reloj, … hemos vivido muchas cosas. De vuelta a casa, mi abuela, mi abuelo y yo nos vamos a contar lo tanto que hemos aprendido con los demás, lo que tanto hemos disfrutado hoy.

2 comentarios:

Pascual Rosser Limiñana dijo...

Finestrat es un pueblo de la Comunidad Valenciana (España,) situado en la provincia de Alicante, en la comarca de la Marina Baja. Muy cerca de Benidorm, en el interior. Un pueblo entrañable, para ser visitado muchas veces.

Anónimo dijo...

Me encanta tu narrativa y tus fotografías. Te sigo la pista. Saludos.

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