El anuncio de la primavera se manifiesta de forma extraordinaria en la
floración de Cieza, con un manto de vivos colores de las flores de los árboles
frutales de los melocotones, nectarinas, paraguayos, ciruelos y albaricoqueros.
Esta floración se suele producir durante los meses de febrero y marzo de cada
año.
La flor de los melocotoneros, y sus variedades, son de color rojo ó rosado
intenso; la del ciruelo es blanco marfil; y la del albaricoquero, de cáliz
rojizo y corola blanca. Todos iluminan esta huerta de vivos colores.
Para visitarlo elegimos una ruta de senderismo por caminos asfaltados,
por senderos, por la vera del río segura, por medio de los campos cultivados
junto a sus arboledas.
Después de haber tomado un chocolate con porras en la Churrería Cafetería
El Tallero (en la avenida Gran Vía Juan Carlos I, 26 de Cieza), sitio de
reunión por la organización de esta actividad para marchar después todos juntos,
iniciaremos la ruta desde el Área Recreativa el Horno, a unos 15 kms de Cieza.
Antes de empezar a caminar, José - guía turístico de Buitre Aventuras -
nos cuenta lo que vamos a hacer, por dónde vamos a andar, lo que vamos a ver,
indicando que hará cortas paradas durante la ruta para explicarnos lo que
estamos viendo en el campo.
Un camino asfaltado cuesta abajo nos conduce hacia campos cultivados.
La mirada se nos escapa en todas direcciones admirando la floración rosada de
los melocotoneros, fruta que es seña de identidad de Cieza en sus diferentes
modalidades y cultivos. Es precioso. Nuestros pies parece que flotan ante esta
maravilla de la naturaleza y nos acercan a los campos para observar su belleza.
La floración de Cieza tiene por símbolo los cinco pétalos del
melocotonero. Y José nos dice que un pétalo es del deporte porque conviene caminar
para acercarse a estos vivos colores de las flores de los árboles; otro es del
patrimonio porque Cieza lo tiene por restos arqueológicos y edificios
emblemáticos que hay en esta localidad por las diversas civilizaciones que se
asentaron en estas tierras; otro es el de la cultura, por lo todo que mueve la
floración; otro es el de la naturaleza, basta mirar a estos campos agraciados
por su tierra; y, finalmente, el de la gastronomía propia del lugar donde la
fruta de esta huerta es protagonista. Imaginación no les falta para reivindicar
una visita a Cieza con la excusa de ver y conocer su famosa floración.
Caminar entre los árboles nos permite conocer mejor su cultivo. No
basta plantar el árbol y que dé fruto. Hay que dedicarle tiempo para que el
fruto sea hermoso por fuera y sabroso por dentro. José nos cuenta, en una de
las paradas, las principales tareas agrícolas de los frutales. Con la “poda” se
controla la altura del árbol, dejando las ramas en forma de copa, facilitando
así su recolección, además de conseguir que tenga una mayor entrada de luz
haciendo que el tamaño del fruto sea mayor y maduren todos al mismo tiempo. Se
suele hacer la “poda de limpieza” que se realiza generalmente en invierno, para
la eliminación de ramas secas o que se cruzan; y la “poda de fructificación” se
suele hacer con el melocotonero adulto con su tamaño definitivo, y en plena
producción.
El riego suele ser por goteo. Las sequías de muchos años ha enseñado a los agricultores que el agua es muy preciada y hay que administrarla bien. Sin embargo aún hay agricultores que riegan "por manta" inundando toda la plantación. Estas suelen ser pequeñas parcelas de melocotón.
Una tarea fundamental es el “clareo” que incide sobre el tamaño final
de la fruta. Esta actividad se realiza manualmente. Consiste en eliminar el
fruto de las ramas para aligerar el peso y favorecer el crecimiento de la
fruta. El criterio es quitar del árbol los frutos más pequeños dejando un
espacio entre frutos de entre 10 y 20 centímetros. Esta tarea suele hacerse un
mes después de la floración. También se suele clarear con la floración y se
eliminan las flores que están muy juntas.
El fin del proceso es la recolección cuando el fruto adquiere su punto
de maduración necesario valorando, antes de cogerlo, el tamaño, la forma, el
color y la firmeza del fruto al árbol. Es el momento que ha esperado el
agricultor para ver el resultado de su trabajo. Se recolecta durante los meses
más calurosos, a primera hora del día para evitar el calor del sol estival. Una
vez que se ve que el fruto está maduro,
hay que recolectarlo con rapidez porque es más vulnerable a tormentas y rachas
fuertes de viento.
Desde el Mirador del Soto de la Zarzuela vemos amplias extensiones de
tierra con las tonalidades de las diferentes plantaciones, añadiendo más
interés al conjunto. El edificio donde está ubicado este mirador fue la casa
escuela de una maestra que concentraba en ella a todos los niños de la comarca mientras
sus padres estaban en las labores agrícolas. Actualmente en él hay un bar y un
centro de interpretación de la floración de Cieza.
Todo este trabajo y esfuerzo del agricultor se ve en sus datos que
hacen que sea especial la floración de Cieza: hay más de 13.000 hectáreas de
plantaciones de árboles frutales; es el 80 % de la producción de fruta de la
Región de Murcia y el 20 % de esta producción a nivel nacional; produce unos
200 millones de kilos de fruta dulce, del que el 80 % se exporta a países de Europa;
las diversas variedades de fruto hace que la floración tenga varias tonalidades
en función de cuál sea el fruto de ese árbol, sea plantaciones de melocotones,
nectarinos, paraguayos, ciruelos ó albaricoqueros.
Tantas buenas sensaciones terminan con mesa y mantel, una buena
costumbre después del caminar al aire libre. En esta ocasión el restaurante es
el Maripinar a las afueras de Cieza (en la carretera de Mula, km 1). El arroz
con magro y verduras es el protagonista de las viandas que hemos elegido para
este día.
Esta ruta de senderismo - que hicimos ayer - fue organizada por el
Rotary Club Murcia Universidad, el Rotary Club Guardamar, la International
Hiking Fellowship of Rotarians, en colaboración con el grupo de senderistas del
Real Casino de Murcia. Un día inolvidable.
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