Seguimos con las secuelas de las elecciones municipales y autonómicas.
Si las campañas electorales son apasionantes, se renuevan los mensajes, se
proponen nuevas ideas; el análisis del resultado también es muy interesante.
Aunque todos digan que ganan. Bueno, está vez, sólo hay uno que ha reconocido
públicamente su nueva derrota agravando su caída libre: me refiero a Unidas
Podemos de Pablo Iglesias.
Y con los resultados electorales vienen los pactos, salvo los que han
conseguido la mayoría absoluta por si solos y podrán gobernar en solitario
poniendo en marcha el programa electoral de su partido político.
Todos los medios de comunicación han informado de los posibles
gobiernos que se pueden dar del resultado de pactos del bloque de la derecha y
del de la izquierda porque sus propios líderes se han definido con sus dichos y
con sus actos de esta manera.
Albert Rivera se ha empeñado en decir que su negativa a negociar con el
PSOE es No porque No es No. Me recuerda esa célebre frase de Rajoy cuando dijo
que un plato es un plato y una cuchara es una cuchara. ¿Quién cuestiona lo que
es obvio?. Sin embargo pareció por unas horas que desde Ciudadanos hacían suyo
ese dicho que dice que “de lo que diga, digo Diego”, o sea que gobernar manda y
sus criterios y sus argumentos de centro derecha ya no valen si el PSOE le cede
cuota de poder en ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas. Desde el
PSOE alucinaban, pero estaban encantados que ese vuelco electoral pudiera
suceder y restar poder al PP. Pero a mediados de semana desde Ciudadanos se
dijo que no, que son un partido de convicciones profundas y que para pactar con
el PSOE a nivel territorial los líderes socialistas tenían que renegar de Pedro
Sánchez y expresar públicamente estar en contra de las alianzas que el actual
Presidente del Gobierno ha hecho con los independentistas. Casi nada, menuda
afirmación que cierra las puertas a ese pacto de socialistas con Ciudadanos.
Y entre pacto y pacto puede ocurrir que celebre el poder el vencido y lo
llore el ganador. No es una contradicción, es democracia, lo que pasa es que
cuando le ocurre a uno, le duele; cuando le sucede a los demás y te beneficias
de eso, es una victoria. Vean la moción de censura de Sánchez a Rajoy, ahí
queda dicho todo.
En el resultado electoral de hace cuatro años para el Ayuntamiento de
Alicante ganó el PP. Recuerdo que unos días después vi por la calle a Asunción
Sánchez Zaplana, entonces número uno de la lista electoral del PP para dicho
Ayuntamiento. El PP era la lista más votada y la que más concejales tenía, por
lo que se perfilaba como la nueva Alcaldesa de Alicante. Hubiera sido el broche
de oro a una larga carrera política donde el servicio público era lo primero
renunciando a muchas cosas a nivel personal. Lo suyo era el bienestar social
para los demás, primero como concejal, luego como consellera. Un buen día la
visitamos un grupo de rotarios en su despacho de concejal, situado en el mismo
edificio donde antes estuvo la Casa de Socorro. Queríamos saber de las necesidades
más imperiosas de la ciudad. Nos sorprendió y nos agradó sobremanera la pasión
de cómo contaba las acciones solidarias que emprendía el Ayuntamiento de
Alicante y lo mucho que se hacía desde una administración pequeña para esos
asuntos. Sánchez Zaplana hubiera ejercido su nuevo cargo con mucha ilusión
desde la humildad, el compromiso y la implicación para los alicantinos. Le
felicité personalmente por el resultado electoral de su partido y por haber
ganado aquellas elecciones. Se emocionó. Fue una victoria amarga, ya sabía que
no iba a ser Alcaldesa porque PSOE, Compromis y Guayan estaban negociando un
gobierno de coalición para ser ellos los que gobernaran la ciudad, como así
ocurrió después. Y desde ese momento empezó para Sánchez Zaplana el duelo electoral,
ver cómo se le escapaba de las manos el sueño de su vida.
En la noche electoral de las pasadas elecciones municipales, Carmena -
de Más Madrid - hizo una rueda de prensa. Aunque su partido había ganado las
elecciones, los votos de la izquierda no sumaban la mayoría necesaria para que
ella fuese Alcaldesa de Madrid y manifestó con lágrimas en los ojos que una vez
constituida la nueva Corporación renunciaría a su acta de concejal y se
retiraría de la política. Estaba decepcionada. Tampoco era momento de
reproches, que si los hubo de Errejón hacia Unidas Podemos, ella no, tuvo la
elegancia de callar y la resignación de ver cómo la democracia la jubilaba de
su sillón de Alcaldesa. Empezó ese duelo electoral que tanto duele y del que no
queda más remedio que conformarse y olvidarlo con el paso del tiempo. Pasados
unos días, con más perspectiva y viendo la dificultad de las derechas de
entenderse porque nadie quiere salir en la foto negociando con los de Vox,
Carmena se postula para ser Alcaldesa por ley, es decir, si ninguno de los
bloques se ponen de acuerdo y consiguen la mayoría suficiente para que su
candidatura sea ganador, Carmena será la Alcaldesa por ser la lista más votada.
Son días de manifestaciones públicas, cada uno muestra su posición. Están
todos marcando su territorio, sus líneas rojas que no dejaran sobrepasar, para
que todo el mundo lo sepa y seamos conscientes de sus pretensiones. Es la
imagen que quieren dar. Lo cierto y verdad es que se está pactando sin
publicidad, sin luz y taquígrafos, desde la discreción, para hacer posible la
investidura de cada caso. Y el PP moverá sus hilos para entenderse con Cs y
hacer las alianzas naturales intentando que su relación con Vox no contamine su
pacto con Cs, como se hizo en el gobierno de la Comunidad Autónoma de
Andalucía, del mismo modo que el PSOE hace a gusto los pactos con Compromís y
con reservas con Unidas Podemos.
Y entre unos y otros los periódicos, desde la radio y los telediarios
se llenan de titulares creando incertidumbre cuando parece que está encauzado,
aunque siempre pueda haber sorpresas porque ya saben eso que se dice que el
poder corrompe y la ambición desmedida de algunos es terreno abonado en
negociaciones como esta. En estas, lo que habría de primar siempre tendrían que
ser los ciudadanos y el interés general. Que así sea.
Este artículo ha sido publicado el 1 de junio de 2019 en mi columna de opinión del periódico Alicante Press
No hay comentarios:
Publicar un comentario