Con las nubes queriendo romper, pero no rompen. Con el sol deseando recuperar el protagonismo pero sin conseguirlo. Con el cielo gris hacia donde escalan los troncos y las ramas de estas esbeltas palmeras. Con nuestros pasos quedos y huérfanos de aventuras. Con nuestro caminar sosegado y, al mismo tiempo, inquieto. En esta hora mediana, ni de mañana, ni de tarde, un poco pasada para comer, cuando aún el estómago nos pide carne ó pescado, cerveza ó vino, nata ó chocolate. Con hambre. Con ganas de tener lleno el plato para disfrutar de buenas viandas. Entre amigos.
Es el Palmeral de Elche quien nos ha dado cobijo. Por donde caminamos, hablando de nuestras cosas. De la vida, de las oportunidades comerciales en tiempos de crisis, de los quebraderos de cabeza que nos dan nuestros hijos y que, a veces, también nos quitan.
Estamos en el Parque Municipal de El Palmeral. Agrupa diversos huertos que Nicolás Caro, su propietario, donó en 1661 a la Virgen de la Asunción, Patrona de la ciudad: el de Colomer, del Real, de la Mare de Déu y de Baix. Fueron declarados Parques Públicos en 1946. Actualmente es el Ayuntamiento de Elche quien se encarga de su conservación y mantenimiento. Con estos y con otros huertos se forma una gran extensión urbana de palmeras, declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad el 30 de noviembre del 2000. Es el Palmeral más grande de Europa, un gran oasis verde en un entorno urbano.
Y bajo estas cúpulas naturales, bajo estos arcos ojivales verdes y flexibles, un restaurante para disfrute del paladar y de nuestras conciencias, el restaurante Dátil de Oro. Con este día fresco nos proponen comer el arroz con costra, plato típico de esta localidad. Nos dejamos aconsejar. Nos lo presentan en cazuela de barro. Bien merece un apunte detallar el por qué de su nombre. Le viene bien puesto por tener una capa de huevo por encima del arroz. Cuando este está a medio hacer, se mete la cazuela en el horno después echarle el huevo batido por encima del arroz y de los ingredientes que este lleve como pueden ser pollo, conejo, embutido, … En el horno el huevo se cuece, se hincha y se tuesta. En algunos sitios se cocina en cazuela de barro con fuego de leña y se le añade lo que llaman costrera que es como una tapa metálica con la que se cubre el arroz cuando está casi hecho y sobre ella se ponen unas brasas con la intención de tostar el huevo.
Un gran manjar que invita a alargar la tertulia para su digestión y es lo que hacemos mientras unas gotas de agua, de esa lluvia tan necesaria que no llega, compiten por el cristal de la ventana en caer antes al suelo. Gotas de agua, escasas y traviesas, que igual que se van, se llevan las horas de la tarde mientras digerimos este arroz y las cosas que nos hemos contado.
Para más información de Elche, visita la web de su Ayuntamiento: http://www.elche.es/ilive/Main?ISUM_Lang=1
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