Y llegó la Cremá. Para algunos
el final de la fiesta, para la mayoría el renacer de esta porque, aunque el
fuego puede con todo, no destruye, sino que renueva. El fuego purificador espanta
a los malos espíritus para seguir adelante. Nada se acaba, sino que continúa, y
permanece la ilusión de emprender nuevos proyectos, nuevos objetivos, para seguir
haciendo que esta fiesta siga el camino del éxito. La afluencia de público, no
sólo alicantinos, lo demuestra.
La noche de la cremá la
inauguró una palmera espectacular tirada desde lo más alto del castillo Santa Bárbara. Con esa altura se puede ver desde todos los rincones de la ciudad. Un manto
blanco iluminó sus calles y plazas, previa a la noche del fuego.
Vimos la cremá de la Hoguera –
infantil y adulta – de Diputación Renfe desde un mirador sobre la avenida de la
Estación después de unos fuegos artificiales lanzados desde los jardines del
palacio de la Diputación Provincial. Inició la cremá la hoguera infantil con unos
fuegos artificiales que salieron del monumento fogueril, fueron el aviso al
inicio de este acontecimiento festivo.
Le costó arder, los miembros de su comisión de fiestas y los bomberos tuvieron que ayudarla a prender la llama.
Y lo hizo. El monumento terminó devorado por las llamas. Dio paso a la cremá de
la Hoguera adulta, también con sus fuegos artificiales que iluminaron el
monumento antes de ser pasto de las llamas.
Los bomberos refrescaban con
sus mangueras fachadas, toldos y palmeras, y al público asistente en la
tradicional “bañá”, regados con agua para soportar mejor las altas
temperaturas del fuego de la cremá que se sumó al calor que ya hacia esa noche.
Por cada roción de agua, chillaban pidiendo más y más hasta terminar empapados. Es el día para esto, luego habrá que esperar hasta el año que viene.
De las cenizas de la Hoguera nacen las semillas de la del año que viene. Nada termina, ya es el principio de las fiestas venideras. Por lo tanto, ¡¡¡feliz Fogueres de San Joan 2026!!!
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