domingo, 7 de mayo de 2017

retrato del rey Carlos I de España y V de Alemania


Este año se conmemora el 500 aniversario de cuando Carlos de Gante llega a España para ser proclamado rey de Castilla y Aragón (19 septiembre de 1517). Va a ser el primer rey de España “desde los reyes godos ya que sus predecesores lo habían sido de uno de los reinos que la constituían” (1). Y también va a ser el primero, al ser el primer rey de España con el nombre de Carlos.











Llegó por mar, con una gran flota de 40 barcos que le acompañaron. Por un cálculo erróneo arribaron a la ría de Villaviciosa cuando se le esperaba en Santander. En tierra, organizó los preparativos para su entrada triunfal en Valladolid para su proclamación como Rey. Pero antes, acompañado de su hermana Leonor, quiso ir a visitar en Tordesillas a su madre, la reina Juana de Castilla, y a su hermana Catalina. Carlos I juró como rey en las Cortes de Castilla reunidas en Valladolid el 9 de febrero de 1518.

¿Cómo era Carlos de Gante en ese momento crucial de la historia de España?. Tenía 17 años, no hablaba español por lo que su capacidad de comunicación con sus súbditos era en francés ó traducido a través de otras personas, de mirada fija, carácter introvertido y de religiosidad incipiente. De media estatura, con ojos azules, dominadores, nariz aguileña y mandíbula prominente. Laurent Vital, cronista flamenco que viaja con el rey, lo describe en 1517 como “Carlos, nuestro Príncipe y señor soberano que Dios ha elegido y llamado para ser uno de los más poderosos príncipes de la Cristiandad”.

A lo largo de su vida le gustaron los relojes, la cartografía y - especialmente - la música. Educado desde niño al refinamiento musical en la corte de su tía Margarita en Marinas aprende a tocar muy bien el clavicémbalo. Su Capilla flamenca y española le acompañará en sus viajes por toda Europa.








Aficionado a las justas, juegos de caña y torneos, “es tan diestro cuanto otro caballero lo sea en su corte” (3). Valladolid fue la primera ciudad española en organizar unas justas (1517). Los primeros torneos los dedicó a una dama, Germana de Foix, su abuelastra, última mujer del rey Fernando el Católico.

Carlos I pronto aprendió la lengua castellana con total soltura. Además del francés y el español, también hablaba el italiano y chapurreaba el alemán, idiomas de sus dominios.

Le gustaban las armas y las artes de la guerra. El embajador Salinas, representante de su hermano Fernando en la corte imperial manifestó que en su paso por los Alpes “... va vestido de soldado. Quiere pasar los puertos en compañía de los soldados, y a la causa va de este atavío. Es muy gran placer de verle tan sano y alegre en estos trabajos”. Hombre de guerra, Carlos V también lo fue de la paz como un objetivo deseable y la buscó de forma permanente.





Con 25 años, después de la victoria en la batalla de Pavía, era una persona “de cuerpo bien proporcionado, buen brazo, ojos inquietos y mirada grave, pero no cruel ni severo” (3). Y Cantarini añade que “el Cesar es de pocas palabras, es poco afable en el trato, tiene gran ambición de combatir y desea encontrarse mucho en una jornada de guerra. No se eleva mucho en las cosas prósperas ni se deprime en las adversidades. Verdad que siente más la tristeza que la alegría, conforme a la cualidad de su carácter melancólico. En estas grandes victorias alcanzadas contra el rey (de Francia) tuvo mucha moderación, no se vio una señal de insolencia ni en las palabras ni en movimiento alguno”. Eso sí, era rencoroso,“el César recuerda las injurias que le hacen, las que no puede olvidar tan fácilmente” (3).










Hombre de una sola mujer desde que casó con su prima Isabel en 1529, hija de Manuel I, rey de Portugal. Un año después ya había nacido Felipe, su primogénito. Carlos V pidió a Tiziano un cuadro de su mujer “retratando una figura exquisita de aquella emperatriz que enamoró a toda la Corte. … estampa evanescente de la emperatriz, para convertirla ya para siempre en un personaje de leyenda” (4).







El cronista Pedro Mexía hizo balance en 1549 de los 33 años ya cumplidos de su reinado manifestando que “quisiera acordar y hacer consideración del valor y autoridad e la justicia e igualdad  con que ha gobernado estos reinos, y la paz y la quietud que en ellos ha puesto y en que hoy día están, y los que se han adquirido y juntado con ellos en muchas partes y en los últimos fines de la tierra, en tan grandes distancia de mares y tierras, y el oro y plata y riquezas que dellos se han traído, que parecerá increíble a los siglos venideros y vímoslo por nuestros ojos, y los poderosos reyes dellos vencidos y cautivos”Narración esta de un cronista que, por muy asalariado que fuese, tuvo motivos para contar las gestas de este rey y emperador tan grande para la historia de España y de Europa.

En 1549 Carlos V estaba en lo más alto de su éxito. Su satisfacción era grande, así lo vemos en el cuadro que Tiziano le pinta a caballo, con armadura, lanza, cabalgando orgulloso por los campos de Muhlberg.


Para Carlos I de España y V de Alemania el honor forma parte de su argumentario personal y el mayor objetivo de cualquier caballero renacentista. Según Alonso de Santa Cruz "fue amigo de buenos y virtuosos y enemigo de malos y mentirosos".


Bibliografía consultada:

 “De Carlos I a Juan Carlos I”, José Antonio Vaca de Osma. (1)
 “España, centro del mundo. 1519-1682”, Robert Goodwin. (2)
 Cantarini, embajador veneciano (3)
 “Carlos V. El Cesar y el Hombre”, Manuel Fernández Álvarez (4) 
“Carlos V”, Luís Suárez.
“Carlos Emperador. La vida cotidiana en la época de Carlos V”, Mónica Calderón

Retratos y mapa: 

1) Carlos de Gante, retrato de Bernard van Orley
2) Mapa: Herencia de Carlos V
3) Carlos V con perro, de Jacob Seisenegger
4) Isabel de Portugal, por Tiziano
5) Emperador Carlos V, por Rubens
6) Carlos V, por Tiziano.



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