¡Guapa, guapa, guapa!, le gritaron unos niños desde la cubierta de un barco, engalanado con banderas de los países de la Unión Europea. La Virgen del Carmen, en lo alto de un pesquero, presidiendo la Procesión en su honor. El niño Jesús en sus brazos. La mano derecha de la Virgen abierta en señal de acogida. El pueblo la aclama. Las bocinas de los barcos la jalean.
Las embarcaciones a motor, a vela, a remos, se mueven, señal que la procesión va a empezar. La Patrona de los pescadores, de los marineros, de la Armada Española, se deja llevar. El muelle cercano a la bocana del puerto está llena de gente que le aplauden. Los barcos desfilan, todos en la misma dirección para, fuera del puerto, esperar a la Virgen. Y la recibimos con la emoción que representa este momento. Y la seguimos mar adentro en recuerdo de los que partieron un día y no volvieron jamás, acordándonos de aquellos que ese día tomaron su última travesía hacia otra vida.
De vuelta, en la bocana se reza y se canta en recuerdo de todos aquellos. Y se lanzan flores al mar. Y se aplaude. Y algunos nos emocionamos en la cubierta del barco. También en tierra. Mi hijo me mira como diciendo “¿que le pasa a este?” porque me ve emocionado. Y lo estoy. Me acuerdo de Antonio Rodríguez, José Miguel Montalvo, Miguel Ángel Vázquez, Manolo Rosser, … Ellos tienen mucho que ver con mi pasión por el mar. Por Antonio me aficioné al windsurf, con mi tío Manolo monté por primera vez en un velero, … Recuerdos inolvidables que forman parte de mi memoria para siempre.
En tierra, desde la terraza del Club Náutico de El Campello vemos como el día se apaga y viene la noche. Aunque como suele pasar en muchas fiestas veraniegas, pronto se tapiza de luces de colores con fuegos artificiales entre los mástiles de los veleros.
2 comentarios:
Maravillosa
Si lo fue, Javier. Y tenerla tan cerca . . . Aunque había mar de fondo, después de varios días de Levante, las olas de tubo no rompían y fue llevadero. Un abrazo.
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