Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española uno de los significados de la palabra beata es el de "Mujer que frecuenta mucho los templos y se dedica a todo tipo de devociones". Te estarás imaginando, amig@ lector, a las beatas de siempre, las que vemos en las películas antiguas, las que leemos en las novelas donde son protagonistas, las que ayudan en la misa, ... Te imaginarás a esas como las que conozco que aun están ancladas en aquella Iglesia Católica anterior al Concilio Vaticano II. Pero también conozco otras que son todo bondad, un ejemplo en el que fijarse. Pero no, no me refiero a estas beatas, sino a una mosquita que la llaman beata en
muchos pueblos de la provincia de Alicante, según me ha dicho el medico que me atendió en Urgencias. No se por que le han puesto este nombre, quizá por sus ordenadas picaduras en el cuerpo humano. Esa mosquita introdujo su veneno en once picotazos de mi pierna derecha y me provocó unas molestas irritaciones y unos escozores y picores insoportables. Tanto que me han dejado varias noches sin dormir. Pero todo esto no tiene ninguna importancia, salvo la picadura de un insecto de verano. Pero sin tenerla, sí te hace reflexionar. Porque esta mosca tan pequeña me ha inquietado tanto que me ha hecho vulnerable a las molestias mencionadas. Este hecho da que pensar y nos demuestra que somos sensibles a hechos que parecen insignificantes pero que no lo son. Somos receptores de sensaciones molestas que no les damos importancia, pero que la tienen. Somos conscientes de soluciones en las que hasta hace bien poco no pensábamos en ellas. Si en un minuto una noticia nos puede cambiar la vida, tenemos que vivir la realidad con intensidad de la mejor manera posible.
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