martes, 11 de agosto de 2009

goleta We´re Here

 

“¿Dónde estoy?”, preguntó Harvey, desconcertado. “Estás conmigo, con Manuel, que así me llamo. Procedo de la goleta We´re Here, de Gloucester, y vivo en esa ciudad”. Estos párrafos son parte del primer capítulo de la novela “Capitanes Intrépidos”, de Rudyard Kipling.

maqueta de la goleta We´re Here capitanes1

Harvey Cheyne es un hijo mimado de un multimillonario hombre de negocios. Viaja con sus padres en un gran transatlántico. Un bulto cae al mar. Pero no es un objeto. Es un muchacho de diez años. Es Harvey. Por un momento piensa que es el final. Sus gritos enmudecen cuando ve que el transatlántico sigue su curso, no para sus máquinas. Bracea entre las olas como puede, exhausto. Pero así no puede estar mucho tiempo cuando … es pescado por la red de un pescador. Lo sube en su barca y lo lleva a su goleta junto al resto de la tripulación.

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Cuando lo suben a bordo está agotado. Piensa que tiene alucinaciones. Cuerpos extraños vestidos de amarillo se mueven por la cubierta. Unas voces ininteligibles … Horas después sabrá que eran los marineros con sus impermeables y sus gritos, las voces que organizan las tareas de abordo. Cuando despierta ve que no duerme en su cama del camarote sino en un coy. Que no lleva su ropa cara, sino algo parecido a un chándal. Sube a cubierta y se enfrenta al capitán, Disko Troop, para que le lleve junto a su padre, en Nueva York, sin conseguirlo. Está a bordo de una goleta de ocho marineros que se dirigen a los bancos de bacalao de Terranova. Y no volverán a puerto pasados unos tres meses hasta que tenga llena la bodega de captura de bacalaos. Al final acepta, a regañadientes, trabajar como segundo grumete mientras dure la travesía.

“Durante una hora tomó por su cuenta a Harvey y le fue enseñando las cosas que en el mar todo hombre debe conocer”. Pocos atractivos hay en una goleta de setenta toneladas, pero Long Jack tenía el don de la claridad en sus explicaciones. Cuando quería llamar la atención de Harvey sobre las drizas de pico, incrustaba sus falanges en la nuca del muchacho y le obligaba a mirar medio minuto. Insistía generalmente en la diferencia que hay entre proa y popa, grabando en el discípulo la dirección del rumbo.

Más fácil era la lección cuando estaba libre el puente, aunque allí había sitio para todo menos para un hombre. Delante, el cabestrante y su aparejo, con la cadena y los cables de cáñamo, en los que tropezaban los pies; atrás, las berlingas de mesana y el encerado del vivero llenaban todo el espacio que dejaban libre las bombas y los baldes para la limpieza. Esto sin contar los botes encadenados a popa y las cuerdas de la vela, que dividían el barco en dos partes, obligando a cuantos andaban por el puente a doblar el espinazo al pasar de un lado a otro”. (capítulo 3)

Esta goleta surcaba los mares en busca de caladeros de bacalao, sobre todo en los de Terranova. Pescaban el bacalao desde botes, poniendo cebo salado al anzuelo. “Afuera los plomos. Ceba como yo Harvey, y no enredes tu hilo”. El hilo de Dan ya funcionaba mucho antes de que Harvey descubriera el secreto de poner el cebo y lanzar los plomos. El bote derivaba tranquilamente. No valía la pena anclar antes de asegurarse de que el lugar era bueno. (capítulo 3).

bacalao

También hacían la pesca desde a bordo. “Esta noche vamos a pescar con nuestra red de arrastre. Esto es más duro para los riñones que pescar con los botes”. Era un trabajo abrumador, porque en el bote el agua lleva el peso del bacalao hasta el último momento en tanto que la altura de la goleta sirve de peso muerto al izar, y el cuerpo queda agobiado por el esfuerzo. (capítulo 3).

En estos barcos sin motor, manda el viento, cuando sus velas se hinchaban con él. Es una goleta con casco de madera, dos mástiles, mucho trapo y unas enormes dosis de valentía de sus tripulantes. Porque la mar es algo más que un medio de vida para los que viven de sus frutos. La mar atrae a aquellas personas que lo surcan por encima de las olas. La mar les produce una sensación especial. Sin un sentido filosófico ó poético. Pero embriagándoles con un sentimiento que les llena tanto que ya no saben hacer otra cosa.

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Esta novela fue llevada al cine en 1937 por Metro-Goldwyn-Mayer, dirigida por Víctor Fleming e interpretada por Freddie Bartholomew en el papel de Harvey y Spencer Tracy en el de Manuel, como protagonistas principales. Una película en blanco y negro, deliciosa. Donde Bartholomew y Tracy hacen unos papelones y son el alma de la película. Tanto que el desenlace final de Manuel hace saltar las lágrimas a más de uno.

Esta goleta se convierte en buque escuela de ese niño mimado, que madura durante la travesía; que aprende los secretos de la mar y de la navegación en una goleta; que conoce el trabajo duro; que valora el trabajo en equipo donde no mandan los personalismos salvo la autoridad del Capitán; que aprende a compartir de los éxitos de un objetivo colectivo.

capitanes2 Spencer Tracy y Freddie Bartholomew

Me leeréis pocas veces lo que os voy a decir, pero en este caso la película es mejor que el libro, sin desmerecer este. Te animo a hacer con ella un espacio en la videoteca de tu casa, no te arrepentirás.

webs relacionadas:

http://www.filmaffinity.com/es/reviews/1/833624.html

http://gmonreal.blogspot.com/2009/05/capitanes-intrepidos.html

http://www.cinecine.es/2009/05/capitanes-intrepidos.html

imágenes de la película en YouTube:

Ay mi pescadito … y otras escenas:

http://www.youtube.com/watch?v=oX6C2Mblpyo

http://www.youtube.com/watch?v=zHTqkvsJYOQ&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=gmCpCJ5HGA0&feature=related

4 comentarios:

Unknown dijo...

Buen libro y excelente versión cinematográfica que, como toda película basada en una obra literaria, es una adaptación de la obra original a otro lenguaje y a otro medio de expresión; un proceso en el cual, necesariamente, hay que seleccionar y siempre se quedan cosas por el camino. En el caso de "Capitanes intrépidos", el resultado es excelente porque, no sólo capta y transmite la esencia de la obra original -una historia de iniciación y crecimiento-, sino que consigue la plena identificación del espectador, gracias, sobre todo, al personaje de Manuel, interpretado por un Spencer Tracy que siempre aporta a sus personajes una gran humanidad y que aquí está magistral. El secreto de una buena película son siempre los personajes y en ésta el guionista tuvo un gran acierto -permíteme que defienda a mi gremio- al desarrollar el personaje de Manuel, el guía/padre de Harvey, que en el libro aparece más desdibujado, y que encarna todo el drama de la dura vida del marino. Todos los personajes están estupendamente dibujados e interpretados por actorazos de la talla de Lionel Barrymore (capitán Disko Troop), John Carradine (Long Jack), Mickey Rooney (Dan)… Incluso el jovencísimo Freddie Bartholomew está de lo más convincente en su papel de niño rico y malcriado. En este sentido, el libro es más “plano” y no te llega tanto al corazón como la película.

Y otro de los grandes alicientes de "Capitanes Intrépidos" es la famosa regata de goletas, que para mi es una de las mejores escenas de películas de tema marítimo jamás rodadas, junto con alguna otra de "El mundo en sus manos", otro clásico de las pelis de aventuras marítimas. Ahí es donde se muestra la magia del cine en todo su esplendor.

Estupenda entrada, Paskki!

Saludos desde Normandía!
(Aquí la película, enorme y dramática, gira alrededor de un único tema: el Dia D y sus consecuencias)

Anónimo dijo...

Qué peliculón. Aun guardo en la memoria algunas escenas impresionantes, como la muerte de Manuel atrapado en el cordaje. Siempre me sorprendes Paskky. Un abrazo desde Aigües de Enrique.

Pascual Rosser Limiñana dijo...

Comparto Joan tus coemntarios. La película es más humana, más intimista. El papel de Manuel en la película tiene un mensaje más profundo y personal que las enseñanzas del grumete en el libro. En uno de los reportajes de You Tube que enlazo se ve parte de la regata de goletas, extraordinaria.

Buena travesía, Joan.

Pascual Rosser Limiñana dijo...

Bienvenido, Enrique, a esta travesía. Efectivamente, un peliculón. Guardo un buen recuerdo de ella. Hay multitud de escenas que tocan el corazón.

Un abrazo.

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