miércoles, 31 de diciembre de 2025

Plaza Calvo Sotelo, un remanso de paz en pleno corazón de Alicante

 


En el corazón del centro urbano de Alicante, junto a las principales arterias comerciales y paseo ciudadano, se encuentra una plaza que ha sido testigo silencioso de siglos de historia, cambios urbanos y vida cotidiana: la Plaza Calvo Sotelo. Conocida afectuosamente por muchos alicantinos como la plaza de las palomas, este espacio ha pasado de ser una plaza menor del antiguo barrio de San Francisco a convertirse en un punto de encuentro urbano emblemático, cargado de memoria, cultura y naturaleza.


Un origen histórico en el centro de Alicante


Los orígenes de la plaza se remontan al siglo XVI, cuando la zona ya empezaba a consolidarse como un punto de conexión entre el casco antiguo y las vías principales que comunicaban la ciudad con la huerta y otros núcleos poblacionales. La plaza formaba parte del antiguo barrio de San Francisco, y durante siglos fue un espacio de tránsito y vida urbana antes de convertirse en el lugar que conocemos hoy.


Originalmente se conocía como Plaza de San Francisco, en referencia al convento y templo que se ubicaban en el entorno, y su nombre evolucionó a lo largo del tiempo reflejando los cambios sociales y políticos de España. Fue en el siglo XX cuando adoptó su actual denominación en honor de José Calvo Sotelo, político español asesinado en 1936, cuya figura y circunstancia marcaron profundamente la historia del país.




Evolución urbana y transformaciones


A lo largo de los últimos dos siglos, la Plaza Calvo Sotelo ha experimentado diversas remodelaciones para adaptarse al crecimiento urbano de Alicante. Las reformas más significativas datan de 1977 y 2013, cuando se renovaron los pavimentos, mobiliario urbano y se reorganizó la distribución del espacio para mejorar la funcionalidad y la accesibilidad del lugar.


Además, la plaza ha sido escenario de la instalación y reubicación de monumentos y esculturas importantes para la historia local. A finales del siglo XIX se colocó inicialmente el monumento en honor a Eleuterio Maisonnave, figura destacada de finales del XIX por su labor política y social en Alicante, que posteriormente fue trasladado a las cercanías y reemplazado por otros elementos artísticos.


Hoy, el espacio acoge la estatua de Eugenio Barrejón, gobernador civil de la provincia reconocido por su labor de reconstrucción emocional y social tras la epidemia de cólera del siglo XIX, una obra en bronce, hierro y piedra del escultor Antonio Yerro que ha pasado a ser uno de los símbolos de la plaza.




Un oasis urbano: el arbolado monumental de la plaza


Más allá de su valor histórico y urbano, la Plaza Calvo Sotelo destaca también por su papel como pulmón verde en el centro de Alicante. Muchas generaciones han asociado este lugar con sombras acogedoras, bancos tranquilos y un punto de descanso entre la actividad frenética de las calles cercanas.


El diseño paisajístico del espacio incorpora árboles singulares que aportan carácter y frescor:


- Un plátano de sombra (Platanus × hispanica), con una copa amplia que ofrece sombra generosa durante el verano.


- Un olmo común (Ulmus minor), una especie emblemática que ha sobrevivido a las enfermedades que diezmaron muchos olmos europeos, y que aporta verticalidad y textura al paisaje.  


- Una araucaria de gran tamaño (Araucaria excelsa), un árbol de origen extraeuropeo con porte majestuoso que destaca en el conjunto urbano.




Este arbolado embellece la plaza y actúa como pulmón verde en la ciudad, reduciendo la temperatura en verano, mejorando la calidad del aire y generando espacios de sombra donde los alicantinos se reúnen para conversar, leer o simplemente descansar tras pasear por las avenidas Doctor Gadea o Federico Soto.


Las fotos son del día de Navidad, 25 diciembre, que se pasó todo el día lloviendo

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