La Monarquía Parlamentaria en
España es hoy sinónimo de libertad. Libertad contra la intolerancia, libertad
contra la intransigencia, libertad contra todo y contra todos aquellos que quieren
quebrar la convivencia y la concordia nacional en beneficio propio.
La Monarquía Parlamentaria española,
a su vez, es libre, no tiene ataduras ni ideología ni está comprometida con una
orientación política. La Monarquía Parlamentaria está por encima de la
política.
La función de la Corona es apolítica, es de árbitro, de moderador. Que un partido político determinado se erija puntualmente como
defensor de la Monarquía Parlamentaria, como hizo Vox en su moción de censura
al gobierno de Pedro Sánchez, no es más que fruto del juego político, de igual
manera que en sentido contrario se manifiesta Pablo Iglesias. A su vez, que Pablo
Casado (PP) e Inés Arrimadas (Cs) manifiesten sus quejas por los ataques al
Jefe del Estado por Unidas Podemos que hoy, además, es socio del gobierno del PSOE, es fruto de su malestar por la falta de respeto a la máxima institución del Estado.
Por cierto, desde el PSOE también se defiende la Monarquía
Parlamentaria aunque a veces lo hagan tímidamente para intentar mantener un
equilibrio entre los ministros comunistas republicanos y los ministros socialistas del
gobierno de España con una falta clara de autoridad de su presidente.
En la reciente historia española,
la Monarquía Parlamentaria ha actuado perfectamente con gobiernos de izquierdas
como de derechas, con Felipe González y Rodríguez Zapatero del PSOE o Jose
María Aznar y Mariano Rajoy del PP, por citar a varios Presidentes del Gobierno,
y lo ha hecho con total normalidad como pasa en las democracias avanzadas con
Monarquía Parlamentaria. Manifestar desde la extrema izquierda que todas las
manifestaciones de Abascal se identifican con Casa Real si esta no las
cuestiona es una falacia más de los que ejercen la intolerancia, de los que
quieren alcanzar sus objetivos revolucionarios a través de la manipulación de
la verdad, de los que desean la ruptura violenta a través de la mentira.
La Monarquía Parlamentaria no
tiene partido político, aunque todos los actuales partidos políticos en España –
salvo los manifiestamente republicamos como ERC y Unidas Podemos - defienden a la
institución monárquica regulada en la Constitución Española de 1978.
El Rey Felipe VI nunca participará
del juego político. A Alfonso XIII se le acusaba de “borbonear” porque podía
elegir directamente a los presidentes de gobierno, decisión heredada de
monarquías anteriores. Esto se evitó en la actual Constitución española en la
que se manifiesta que el Rey propone al candidato a la presidencia del gobierno
y a este se le elige si alcanza la mayoría parlamentaria tras la votación en Las
Cortes después de exponer su programa de gobierno.
“Hoy el Rey es, junto al
pueblo español, el elemento que da estabilidad al sistema porque no depende de
ningún partido” – en palabras del socialista Juan José Laborda, Presidente del
Senado entre los años 1989-1996 – Sigue diciendo Laborda que “afortunadamente
tenemos una monarquía que como institución hace que todo el sistema siga en
funcionamiento. El Rey no es un lujo superfluo y prescindible típico de un viejo
país, sino que es la clave de bóveda del sistema constitucional español” (EL
PAÏS 12 octubre 2016).
Desde la Constitución de 1978, el Rey Juan Carlos I y los partidos de la Transición española conformaron décadas de convivencia y democracia como nunca antes se había producido en España, renunciando todos a alguno de sus ideales para sumar juntos en la misma dirección de concordia nacional. Hoy el Rey Felipe VI lidera esta convicción con todos los españoles desde la defensa de los valores constitucionales para afrontar juntos los grandes desafíos que tiene España.
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