Ahora resulta que a
nadie, salvo a Ciudadanos, le interesa la repetición de elecciones
generales. El PSOE estaba cómodo con
esta alternativa al bloqueo político actual porque las encuestas vaticinan un
aumento de escaños aunque sin llegar a la mayoría absoluta, con el descalabro
de Unidas Podemos y con la incertidumbre de con quien negociar la investidura
de Pedro Sánchez después de esa repetición electoral. Y con un dato alarmante
en el que coinciden todas las encuestas: el hartazgo de la sociedad española
con la clase política y la seguridad de haber un alto porcentaje de abstención
de repetir las elecciones. Ante esa incertidumbre, "madrecita que me
quede como estoy" piensan algunos políticos, no fuercen la situación para
salir peor parados. Solo hay un perdedor si esas elecciones no se repiten: Cs y
con él, el desgaste de dimisiones internas que están teniendo por derechizar su
partido y no facilitar un gobierno del PSOE sin ataduras populistas e
independentistas.
Ante esto el bloqueo
sigue con desaciertos en declaraciones y negociaciones entre el PSOE y Unidas
Podemos. Y todo porque Iglesias quiere ser ministro. Aunque parece que no será
en esta ocasión. Después de convocar a sus bases en plena negociación para
votar entre un gobierno de coalición con el PSOE ó uno de cooperación, el 75 %
votó por la primera opción, aunque fueron sólo el 50 % de los afiliados de UP.
Un fracaso de Iglesias que ve que su liderazgo en su partido está cada vez más
devaluado.
El viernes, la
portavoz del Consejo de Ministros, en funciones, dijo que no puede haber
acuerdo entre PSOE y UP mientras Iglesias quiera ser ministro. O vicepresidente o lo que se le ocurra en el
próximo Gobierno. E Iglesias ha movido ficha y le devuelve la pelota a Sánchez.
Renuncia a ser ministro, vaya por Dios. No quiere ser un escollo a que haya un
gobierno de coalición de izquierdas en España. Prefiere que lo sea su mujer. No
me digan que no suena a chiste. Y no sólo eso, ya dice cuántos y qué
ministerios quiere. No se puede ser más presuntuoso.
Ahora le toca al PSOE
mover ficha, parece esto un juego de ajedrez. Iglesias quiere para UP los
ministerios de Hacienda, Trabajo, Cultura y Vivienda u otro donde las
decisiones sean políticas sociales. Casi nada. Incluso propone a políticos y
técnicos de relieve de UP. Tres meses
negociando Sánchez lo que no va a hacer, para terminar haciéndolo. Si Arrimadas
tendrá razón cuando dice que "esta negociación es el culebrón del sillón
del verano". Lo importante no es
negociar programa sino quienes van a ser nombrados ministros.
Y siguen. Iglesias
renuncia a ser ministro siempre que el PSOE o Sánchez no veten a ninguno de los
candidatos que él proponga. Y desde el PSOE se dice por activa y por pasiva que
los miembros del Gobierno lo elige su Presidente. Es lógico. Tiene que elegir a
su equipo, con quien haya empatía y confianza entre ellos. De lo contrario
habrá dos gobiernos en uno sin unidad de criterio y eso es precisamente lo que
Sánchez quiere evitar desde el principio.
Hasta la próxima
votación de investidura tenemos culebrón para rato. Con un final feliz, aunque
depende para quién. Y con un encaje de bolillos magistral para que haya acuerdo
y nos vayamos de vacaciones de verano con la elección del nuevo gobierno de
España. Eso sí, según parece, elegido
por populistas, independentistas y nacionalistas, además de los
socialistas. Que Dios reparta suerte y
gobiernen para el interés general y desde el sentido común. Que así sea.
Este artículo se ha publicado con anterioridad en mi columna de opinión del periódico Alicante Press el 21 de julio de 2019
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