sábado, 24 de junio de 2017

Hay motivo

Siempre hay algo que celebrar, y si no lo hubiera habría que inventarlo. Un acontecimiento familiar, laboral o  social, en el que compartir lo mejor de ti mismo con tu entorno más cercano. 



Recientemente he estado en Milán por razones laborales con un grupo de personas. También tuvimos tiempo para el ocio y pudimos disfrutar de la visita a Il Duomo, catedral de bella fábrica, la tercera más grande del mundo después de Roma y Sevilla; el Cenacolo de Leonardo da Vinci, ... Durante la cena de clausura de este viaje  uno de los comensales nos invitó a brindar, preguntando si había motivo .... Todos dijimos que si lo había y brindamos deseándonos lo mejor en la vida. Habíamos pasado unos días inolvidables entre amigos, también entre compañeros en el ámbito comercial. Brindamos con la satisfacción de haber compartido buenas sensaciones durante el viaje; también porque un equipo español, el Real Madrid, había ganado esa noche la Champion League contra el Juventus.

Les pregunté si sabían de donde venía la costumbre de brindar si "hay motivo" ....  Conté que en el siglo pasado estaba mal visto entre la nobleza tomar bebidas alcohólicas en público y que para hacerlo uno de los comensales se ponía de pie y levantando la voz para que todos le escucharan y la copa con una de sus manos,  preguntaba a los comensales: “¿hay motivo?” a lo que los asistentes manifestaban “¡hay motivo!". Esto le pasó al periodista Wenceslao Fernández Flores en Alicante. Vino invitado para degustar diversos arroces cocinados según las recetas de esta tierra. En uno de los banquetes a los que asistió para cenar el arroz caldoset fue testigo de esa "ceremonia", buena excusa debió pensar para acompañar las viandas con un buen vino y licores. "De pronto se puso en pie un caballero con casaca y peluca y, gravemente preguntó, si en conciencia había motivo. - Sí, sí, ¡hay motivo, hay motivo!, clamaron todas las damas y todos los uniformes y alzando las copas, bebieron". Así lo cuenta José Guardiola y Ortiz en su libro “Gastronomía Alicantina”, editado junto a “Los Conduchos de Navidad, de Francisco Martínez Montiño, cocinero del Rey Felipe II”.

Alguno de los comensales me miró con cierta incredulidad. Quizá tenías otra versión. Allá él, bien le vendría leer esta maravilla literaria de la buena mesa y la cocina alicantina, con anécdotas muy “jugosas” ocurridas en estas tierras hospitalarias.

Cualquier excusa es buena para disfrutar del momento cuando “hay motivo” y si no lo hubiera, te lo inventas. 

Publicado este artículo con anterioridad en este enlace


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