En uno de los barrios más castizos de Madrid, en un parque público lugar de encuentro para niños, adolescentes y mayores, bajo un gran arco de medio punto que bien podría ser del triunfo, y quizá lo sea al menos para el pueblo de Madrid. En medio de todo, la estatua de dos héroes que defendieron del tirano a la entonces Villa de Madrid, Capital de su país. De aquél ejército gabacho cruel y despiadado que vino a aprovecharse de lo ajeno, a enriquecerse, a llevarse lo que no era suyo. Aquel gabacho tan lejos del francés de hoy, emprendedor y amigo de España, frente a otro tirano que también usaba la fuerza, la pólvora y la violencia para solicitar sus reivindicaciones.
En este lugar donde más ó menos estuvo el Cuartel de Monteleón desde donde los Capitanes Daoíz y Velarde, Oficiales de Artillería, cargados de valor y de razones, se parapetaron tras sus muros para defender su honra y la de un pueblo que se había quedado mudo de palabras ante la tiranía de un General francés a las órdenes del mismísimo Napoleón. Callaron las palabras, pero no las balas de fusil ó de cañón. Con sus disparos y su heroísmo se lanzaron con rabia ante su enemigo que no sólo eran los soldados franceses sino también la dejadez de sus gobernantes.
Daoiz y Velarde, que dieron su vida por España, fueron partícipes del levantamiento del pueblo de Madrid a partir del 2 de mayo de 1808 en aquella Guerra de la Independencia. Fueron el revulsivo para decir ¡basta!, mensaje al que se sumaron después parte del ejercito, diversos estamentos del Estado y el pueblo llano.
Estos dos valientes encarnan un sentimiento nacional. Se les recuerda con este grupo escultórico de esta Plaza del Dos de Mayo de Madrid. Pero hay otros reconocimientos como el obelisco de la Plaza de la Lealtad construido en su honor (plaza donde está actualmente el Monumento a los Caídos por España). A su vez, es el pueblo, sabio, quien les ha premiado en su recuerdo. Quien les ha vestido con una indumentaria férrea, quien les ha dado una presencia permanente en la historia de la democracia española. Cuando los Presidentes del Gobierno acompañan a los Reyes por estos escalones oyen inconscientemente los rugidos de la historia en estos dos leones que presiden la escalinata del Congreso de los Diputados español. Porque no podrían tener mejor nombre que el que popularmente se les ha dado de Daoíz y Velarde. Es el orgullo del pueblo el que hace que su memoria perdure en las conciencias de los madrileños y de todos los españoles.
Y son unos amigos de mi trabajo cotidiano, Salvador y Oscar, quienes me han traído a compartir este trocito de la historia de España, a recordarlos y a reivindicar el orgullo de un pueblo por salir adelante ante las adversidades.
Si quieres saber más, visita: http://www.madridhistorico.com/seccion7_enciclopedia/index_enciclopedia.php?id=M&idinformacion=227&pag=4
http://www.elpais.com/articulo/madrid/leones/Cortes/bajan/pedestal/elpepuespmad/19851101elpmad_1/Tes
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