domingo, 9 de enero de 2011

travesía con el bergantín Mercedes


Desde niño quería navegar a vela en un bergantín, como lo hicieron pescadores, comerciantes, marineros de la Armada. Cuando veía en el horizonte un barco velero de varios mástiles con una silueta de antaño que parecía salido de una película, se excitaba pensando que algún día podría ser él quien lo gobernara desde su cubierta, cogiendo el timón con firmeza ante el empuje de la marea y del viento.

A veces, los sueños se cumplen. Y si no lee amigo lect@r la historia de  alguien que navegó en un bergantín. “Un día, Eufrasio, mi mejor amigo, amante del mar incluso más que yo, tripulante en regatas de un velero amarrado en el Club de Regatas, me hizo una proposición. Un ofrecimiento que me llenaría de júbilo. Una propuesta que haría cambiar mi futuro más inmediato. Enrolarme por una semana en un bergantín. Mi asombro fue tal que no pude decir palabra durante varios minutos. Quedé como paralizado por la emoción. Mi respuesta afirmativa llegó veloz, atropellada, manifestando cómo, por qué, ... Eufrasio me contó que necesitaban voluntarios experimentados en navegar en un velero y conocedores de escotas, amuras, vela mayor, foque, ... Cumplía el perfil. Pero ¿para cuando?. Muy pronto, me dijo. La Caja Mediterráneo había contratado el Bergantín Mercedes para acompañar y ver desde su cubierta los veleros de la Volvo Oceane Race antes de partir desde la bahía de Alicante hacia Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en la Vuelta al Mundo a Vela de esta Organización. No cabía en mí de alegría. Formar parte de la tripulación de un bergantín en un acontecimiento náutico deportivo tan singular. En un día tan importante para mi ciudad natal, con la presencia del rey Don Juan Carlos, gran aficionado al deporte de la navegación a vela.
   


Días antes de la salida de la Regata estuve en el Bergantín Mercedes, de bandera holandesa, haciendo prácticas con otras personas, jóvenes como yo, entusiasmados con formar parte de esta tripulación”. 

El Bergantín Mercedes es heredero de los que surcaban antiguamente los mares. Su casco fue construido en 1958 para un buque de pesca. Tiene dos cubiertas de acero a lo largo de toda la longitud del buque y dos superestructuras: un alcázar y una toldilla.

De buque pesquero se reconvirtió en un bergantín, siendo botado en el año 2005 en Holanda. Tiene dos mástiles: mayor (35 m.) y trinquete (34 m.), además de bauprés, con aparejo de cruz y velas cuadras en ambos palos.




“Navegamos por la bahía a motor y a vela y mis sensaciones fueron extraordinarias. Sentir el movimiento de las olas bajo la quilla. El roce del viento en mi cara mientras las velas se hinchaban y escoraban el barco. La roda cortando las olas a su paso. Algunas gotas de espuma correteando por la cubierta. El mar, los elementos y nosotros. Y un buen trabajo en equipo. Navegar en un buque con aparejo con velas cuadras hace necesaria una precisa organización y básicas normas de seguridad. Nuestro instructor nos repetía continuamente que teníamos siempre que tener en cuenta que una mano era para el barco, la otra para ti mismo, incluso cuando llevas el arnés.


El día de la Regata el viento era impresionante. Íbamos a disfrutar de lo lindo cuando los mástiles desplegaran el trapo. Pero no pudo ser porque soplaba con demasiada intensidad y en el barco había muchos invitados: personalidades de la política, la economía, la cultura, el deporte, a los que jugar con el viento podría no hacerles mucha gracia. Pero salimos a navegar, aunque a motor. El espectáculo, los veleros, casi todo el pueblo de Alicante expectantes desde el pantalán, desde los muelles del puerto, en diferentes embarcaciones, ... Fue extraordinario. Ser testigo de este evento deportivo fue una oportunidad. Formar parte de la tripulación de un velero de gran porte como este bergantín fue un verdadero regalo".

   



"Al volver a tierra los miembros de la tripulación decidimos celebrar nuestra travesía y los días que habíamos pasado juntos. Habíamos hecho una gran amistad. El desenfreno fue total. Nos juntamos varias pandillas de amigos y amigas. Fue una noche loca, sin control. Y hice lo que no tenía que haber hecho nunca. Coger el coche estando bebido. En una curva perdí el control. No recuerdo lo que pasó. Me desperté con un fuerte dolor de cabeza en una cama que no era la mía, en una habitación que desconocía, rodeado de personas que me hablaban y no entendía. Asustado, preguntaba y no tenía respuesta. Por lo visto pasé varios días en una permanente agonía en un hospital, luchando entre la vida y la muerte. Cuando desperté había cambiado mi vida. No podía andar. Tenía paralizadas las dos piernas. Me contaron que me estrellé con el coche contra un muro de una obra. El impacto fue tan fuerte que los bomberos tardaron varias horas en sacarme del amasijo de hierros en que se había convertido mi coche. No poder andar supuso un duro golpe para mi familia y para mí. Tenía un futuro académico y deportivo muy prometedor. Lo segundo estaba descartado, lo primero ya veríamos. El pronóstico de mi cura era desolador. Podía quedarme inválido para toda mi vida. Con tan sólo 20 años se me vino todo encima. No me lo podía creer. Mis amigos, mis padres, mis hermanos, intentaban animarme. Pero los meses siguientes al accidente me abandoné a mi desgracia, no hablaba con nadie, no quería comer, ... Una mañana amaneció un día precioso, con un fuerte viento de Levante, de esos que nos gustan a los marineros para navegar unas horas por la bahía. Me visitó mi amigo Eufrasio y me animó a salir a la terraza. Insistió. Sin ganas, acepté. En el horizonte, el Juan Sebastián El Cano, Buque Escuela de la Armada Española, navegaba con todo el trapo desplegado junto a otros buques escuelas de otras naciones".



"Noté como una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo, un entusiasmo que desconocía, una ilusión que creía que había perdido para siempre. El mar me devolvió la vida. Esos barcos de altos mástiles, la sonrisa. Ese día me comprometí a ser yo mismo, a no dejarme vencer por la depresión, a luchar contra la adversidad y me puse como reto volver a andar. Contra todo pronóstico de los médicos, lo conseguí. Con una clara cojera, pero me valgo por mí mismo. Un día volví a un velero de altos mástiles y, aunque la sensación no fue la de aquél día en el Bergantín Mercedes, sigue produciéndome mucha emoción estar en la cubierta de un velero de gran porte como este. Y estas fotos que me has traído hoy me lo recuerdan”.

Emocionado, me ha contado Santi sus sensaciones mientras le he enseñado las fotos de aquel día en el que fuimos testigos de este acontecimiento náutico deportivo y en el que navegó en el Bergantín Mercedes durante la salida, desde Alicante, de la Volvo Oceane Race 2008.



LAS FOTOS DE ESTE ARTÍCULO ESTÁN HECHAS POR EL AUTOR DE ESTE BLOG.


Tienes otros datos del Bergantín Mercedes en la página  http://www.charterok.com/barcos-embarcaciones-yacht-charter-alquiler/goleta-mercedes ,

Obra consultada sobre el Bergantín Mercedes: “Análisis de las maniobras de vela en el Bergantín Mercedes y comparación con el simulador HMS Surprise” de Alba Trullenque Pardo

9 comentarios:

Antonio dijo...

Bonita historia y bonita anécdota la del Mercedes. Soy un enamorado también del mar aunque no he tenido la ocasión de embarcar durante días.

Ánimo para tu amigo.

Un abrazo

Pascual Rosser Limiñana dijo...

Celebro que te guste tambien el mar. El atardecer sobre la cubierta de un barco recostandose sobre la costa y sus montanas es comparable desde las altas cumbres sobre picos, collados o vaguadas. Un abrazo.

Unknown dijo...

Hola, Pascual!

Interesante entrada, tanto por la impactante experiencia personal que contiene, como por el reportaje fotográfico del bergantín "Mercedes", que no conocía.

Una cosa me ha llamado la atención del texto: la expresión "una mano para el barco y otra para ti", que el instructor repetía a los marineros del "Mercedes", para que estuviesen siempre agarrados a algo. Yo, de jovencito, empecé a navegar en una pequeña goleta de dos palos, y el patrón siempre nos decía "una mano para ti y otra para el diablo", que es algo distinta en la forma pero no en el fondo.

Y de las fotos me ha sorprendido la vela marconi que lleva el "Mercedes" en el palo mayor (visible en la última foto), porque no corresponde al aparejo tradicional de un bergantín. Esa vela debería ser una cangreja, como la que aparece en el plano del velamen. La verdad es que se ve muy raro y me gustaría conocer la razón técnica del "invento" (El trabajo de Alba Trullenque lo cita, pero no lo explica).

Si te interesa la manera de navegar y de maniobrar de los grandes veleros, te recomiendo el libro La maniobra en els velers de creu, de Ricard Jaime Pérez, editado por la UPC.

Saludos y feliz año.

Pascual Rosser Limiñana dijo...

Hola, Joan. Cada vez que sigues la travesia de esta bitacora aprendo algo. Y si, me gustan estos grandes veleros. De algunos otros hablare en mi blog. Me gustan las embarcaciones en general, aunque mas las que recuerdan una manera de navegar mas propio de epocas lejanas que las actuales y, sobre todo, las que se mueven a vela. Tengo un libro titulado Grandes Veleros del Mundo de Camil Busquets i Vilanova y me guardo todo lo que encuentro en internet. El libro que citas y me mandas el sumario lo buscare, pero si tienes mas datos de este, te lo agradecere. Buscare el por que de la vela marconi, a ver doy con una respuesta.

Un abrazo y Feliz 2011.

Pascual Rosser Limiñana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Pascual,

La referencia más directa del libro "La maniobra en els velers de creu" es la propia editorial, Edicions UPC, en cuya web lo puedes comprar tanto en papel como en formato electrònico en pdf, completo o por capítulos.

Es un libro bastante técnico, pero está muy bien para cuestiones de nomenclatura de jarcias, velas y arboladuras; y sobre todo, como su título indica, para hacerse una idea de como maniobraban los grandes veleros cuando aún no disponían de motor auxiliar. Hay algunas maniobras espectaculares y arriesgadas, como la virada por avante a barlovento de la costa para evitar una embarrancada, y otras viradas con la ayuda del ancla, en las que se jugaban el barco y las vidas de sus tripulantes.

Un abrazo.

Pascual Rosser Limiñana dijo...

Gracias, Joan.

Ya he entrado en la editorial que me citas. Muy interesante.

Un abrazo.

Javier dijo...

Extraordinaria historia de amor y superación. El mar lo puede todo.

Un saludo!

NATURMENDI dijo...

Estimado Pascual.

El pasado domingo estuve en el Museo Marítimo de Bilbao visitando el velero Mercedes.
En el blog que tengo voy a ponerle una entrada. Y como acabo de leer la tuya -de superación ante la adversidad- me gustaría poner un enlace, de ahí que te pido permiso. Ya me dirás.

Un Abrazo.

Alberto.Naturmendi.

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