Hablando con mi hija Myriam de las ultimas películas que hemos vistos juntos este verano me comenta que, cada vez mas, le gustan las películas reales. Las que cuentan la realidad de la vida. No la que muchas veces nos quieren inculcar los mas media o las empresas cinematográficas influenciadas por las modas, la ideología, la actualidad. Lo comparto totalmente. Ella lo llama La vida desnuda. Y, sin saberlo, ni proponérselo, me ha dado el titulo de este articulo.
Aunque a veces no lo quiera ver, mi hija ya no es una niña. Ha madurado más deprisa de lo que me parecía. Esto hace que su visión de las cosas sea más real, como la vida misma. Y es lo que dice. Muchas películas nos enseñan la pobreza, el hambre, la violencia, la droga, la marginación, ... Son realidades que no nos son ajenas, que no podemos darles la espalda. Ni quiere, ni queremos ocultarlo.
Es la vida desnuda. La vida real. La que duele, la que amarga, la que desespera, la que hace llorar. Aunque a veces nos quieran ocultar su cara triste, dolida, sentida, es la vida y hay que vivirla. Es la vida y hay que soportarla. Es la vida y hay que buscarle remedio. Pero también hay otra vida, no seamos pesimistas. La que sonríe, la que disfruta, la que ríe, la que ama, la que canta, la que tiene esperanza, la que sueña. Ambas conviven y en ambas transcurre nuestra vida. Depende de nosotros afrontarla de una u otra forma, sin ocultarnos la realidad de las cosas. De nosotros depende plantarle cara. De nosotros depende afrontar los problemas y no crear unos nuevos. De nosotros depende encontrar el camino de un mañana mejor.
niños pueblo Masai. Tanzania 2005
niños y mayores Feria Romería de la Santa Faz. Alicante 2010
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